El color de la tierra

Giménez y Ortiz nos recuerdan en su libro 'Excursiones por Puerto Lumbreras' el color de las tierras que, junto a los romeros, lentiscos, albaidas y jaras, crean un contraste único en el entorno del Cabezo de la Jara. Son los colores gris azulado y ocre los que atrapan la atención de los caminantes.

Usado como material de proyecto, al color de las tierras se unen el hormigón, el barro, el agua y la madera para convertir un viejo terraplén en un detonante lúdico.

Los clientes querían tener una piscina para sobrellevar el verano, conectar los espacios exteriores de la casa y tapar la piscina para tener seguridad ante posibles caídas de los visitantes más pequeños. La intervención es fácil, rotunda y responsable. Se diseña una piscina a continuación del porche existente, usando la misma baldosa de barro existente (perfecta para andar descalzo en verano). Las dimensiones de la piscina responden al buen uso del agua que debe hacerse en nuestras tierras, conectándola con la red de riego. La plataforma de cierre ofrece la doble opción de tapar y usar, regala un espacio extra de pavimento de madera para tumbarse al sol, bailar, hacer yoga... Se busca un mecanismo sencillo (¡sin motor!) para que se pueda mover la plataforma con una mano minimizando el mantenimiento, algo importante en las casas ocasionales.

La intervención contribuye al contraste único que embellece los campos profundos que tenemos abajo, a derecha e izquierda.