Bolete Grande

Pepa García

Viernes, 1 de septiembre 2017, 00:03 | Actualizado 02:12h.

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En el corazón de la ensenada que protegen Cabo Tiñoso y la Aguja de la Muela, se esconde una parcela del litoral poco conocida por los murcianos. Recorrido por el señalizado GR-92 que costea toda la Región, los visitantes en la zona escasean, ya ... que a la mayoría de estas maravillosas playas hay que desplazarse a pie o en barco. En territorio cartagenero, emprendan la excursión hacia un solitario baño en un cala de cantos rodados. La pista asciende hasta el collado de Bolete y, siguiendo las indicaciones (‘Camino de Boletes’), hay que coger la rambla que desemboca en la playa de Bolete Grande. Los cultivos de secano aterrazados del inicio dan paso a una pequeña pinada, refugio de la fauna en este seco estío. Rambla abajo, el rosa intenso de las adelfas da colorido al itinerario, que pronto invita a brincar para salvar los pequeños desniveles dibujados por el agua. También los palmitos salpican este itinerario divertido por el lecho del cauce, protegido y oculto por las peladas laderas de las montañas. Ya en la cala, no duden en descalzarse y caminar sobre las redondeadas piedras, dándose un relajante masaje en los pies. También pueden obnubilarse con las vueltas y revueltas que los estratos marinos han dibujado en la pared del ‘bolete’. Y, por supuesto, regresar por donde vinieron, después de gozar al 100% de la jornada playera.