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Alicia Conesa
Martes, 26 de enero 2021, 22:45
La diabetes es una grave enfermedad metabólica crónica causada porque el páncreas no produce suficiente insulina -una hormona que regula el nivel de azúcar-, o glucosa en la sangre, o cuando el organismo no puede utilizar como debiera la insulina que produce. Este fallo desencadena en alteraciones en distintos órganos como ojos, nervios, corazón, riñones y vasos sanguíneos. De hecho, cuando la diabetes daña estos dos últimos, aparece la nefropatía diabética, una complicación grave también denominada enfermedad renal diabética, que produce una alteración en la capacidad de los riñones para realizar su trabajo habitual de eliminar los productos de desecho y exceso de líquido en el cuerpo.
La incidencia de la diabetes mellitus (DM) ha aumentado persistentemente en los últimos años. Según informa la OMS, las estimaciones eran de 422 millones de adultos en todo el mundo que en 2014 tenían diabetes, frente a los 108 millones de 1980, haciendo que la prevalencia mundial normalizada por edades se haya duplicado desde ese año pasando de 4,7% a 8,5% en la población adulta. Además, el aumento de su incidencia ha ido acompañado del incremento también de la nefropatía diabética, la principal causa de enfermedad renal terminal. Se estima que en el año 2030 la diabetes afectará al 4,4% de la población mundial, unos datos que ponen de manifiesto la escala del problema y la necesidad de estudiar la enfermedad y reducir sus consecuencias.
Teniendo como referencia España y según la Fundación de Diabetes de España, el 13,8% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones. De ellos, casi 3 millones ya estaban diagnosticados, pero 2,3 millones -el 43% del total-, desconocían que padecían la enfermedad. De estos casos, aproximada el 25% tendría problemas renales.
La nefropatía diabética se convierte así en la causa más común de insuficiencia renal en todo el mundo, considerada un problema de salud pública mundial que provoca millones de muertes cada año. La fibrosis y la inflamación son dos de los factores más importantes que intervienen en el desarrollo de esta enfermedad y en otras complicaciones cardiovasculares de la diabetes. Actualmente, no existe un tratamiento validado para prevenir el daño renal en estos pacientes y se limita a la reducción del riesgo cardiovascular, control glucémico, control de la presión arterial e inhibición del sistema renina-angiotensina (SRA). En este sentido, encontrar el tratamiento específico para frenar la inflamación renal y proteger el riñón, como pudiera ser un fármaco antiinflamatorio eficaz, podría ayudar a las millones de personas de todo el mundo que sufren esta patología.
Fue justo eso lo que motivó a Santiago Cuevas como investigador principal a poner en marcha el proyecto titulado 'Papel del camino molecular DJ-1/Nrf2 en la prevención de la nefropatía diabética', que se inició en Estados Unidos y ha sido financiado para su continuación en Murcia, orientado a prevenir esta enfermedad y encontrar un tratamiento específico, a través de Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB-Arrixaca).
Su trayectoria le ha hecho un candidato perfecto para ofrecer una solución: suma 20 años investigando tanto en el ámbito académico como en la empresa privada en el contexto de la enfermedad cardiovascular y renal, trabajando durante diez años en prestigiosos centros de investigación en Estados Unidos como son el Children's National Medical Center, The George Washington University o University of Marylan. Desde entonces, su interés se ha centrado en entender por qué ocurre la enfermedad e identificar formas o mecanismos moleculares para reducir la inflamación renal, la cual parece ser el motivo principal por el que se daña el tejido y se desencadena la fibrosis y el fallo renal.
En este contexto, junto a su equipo de trabajo, descubrieron la presencia de una proteína llamada DJ-1 no antes descrita en el riñón, que tiene interesantes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, trabajando a partir de ahí la proteína, estudiando su funcionamiento en el riñón y desarrollado un fármaco experimental que podría ayudar a atenuar la inflamación y el daño renal en pacientes con enfermedad renal asociada a la inflamación como es la nefropatía diabética.
«Lo novedoso es que está basado en esta proteína no descrita previamente en el riñón y que hasta ahora solo se había estudiado en el cerebro en estudios de alzhéimer, por lo que representa una nueva vía de tratamiento», afirma Santiago Cuevas. Teniendo en cuenta la incidencia de esta enfermedad en Estados Unidos, donde representa entre el 30% y el 50% de los casos de insuficiencia renal, el carácter novedoso de este tratamiento se ha patentado para su uso en esta zona, financiado por la George Washington Universidad y la Universidad de Tel Avid. La patente ya ha sido presentada y está en proceso de ser aceptada definitivamente por la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO).
El tratamiento experimental ya ha obtenido los primeros resultaos preliminares en un modelo de enfermedad renal en ratón, cuyos datos fueron publicados el pasado mes de septiembre en la prestigiosa revista de investigación biomédica 'Internaltional Journal of Molecular Sciences'. «Ahora lo estamos probando en estudios preclínicos con células de sangre de pacientes con nefropatía diabética. Si son buenos, podría aportar los resultados preliminares para la realización en el futuro de un estudio clínico», afirma Cuevas.
Para su aplicación a personas, el apoyo se hace imprescindible a través de fondos de investigación, ya que de lo contrario supondría una limitación. En este sentido, teniendo en cuenta la relevancia de la investigación, la Fundación Séneca ha concedido una ayuda dentro de su programa 'Saavedra Fajardo' de 41.000 euros por año durante tres años consecutivos. El mismo está dirigido a facilitar, mediante ayudas concedidas en régimen de publicidad, objetividad y concurrencia competitiva, la atracción e incorporación a grupos de investigación pertenecientes a universidades y centros públicos de investigación de la Región de Murcia, por un periodo máximo de tres años, de jóvenes doctores con trayectoria y potencial investigador acreditados que hayan completado un periodo de perfeccionamiento posdoctoral en el extranjero.
«La Fundación Séneca me ha permitido volver a España, al lugar donde realice mi tesis doctoral, después de diez años de trabajar en Estados Unidos. Me ha dado la oportunidad de realizar mi sueño y consolidar mi carrera científica en mi país, haciendo lo que me gusta y para lo he trabajado duro todos estos años. Por todo esto me siento muy agradecido a la Fundación Séneca por el reconocimiento y la oportunidad que me ha brindado y animo a que continúe con su labor de apoyar a la ciencia y de atraer a la Región a científicos españoles, distribuidos por todo el mundo, que están esperando su oportunidad de volver a casa para aportar su valiosa experiencia», señala Cuevas, quien estima que si todo sigue su curso, obtiene la financiacion necesaria para ello y los resultados fueran óptimos, podría probarse el tratamiento en pacientes con estas patologías en menos de 4-5 años.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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