David López
Miércoles, 22 de mayo 2019, 12:15
«Hola, niño hermoso. Sé que cuando tengas cierta edad vendrás a buscarme, como yo busqué al asesino de mi padre».
Publicidad
Martín Otero aún no ha cumplido los 30. Viste pantalones vaqueros, un polo del Manchester United y lleva un corte de pelo cuartelero. En una libreta de colegial traza el borrador de una carta. «Quiero pedirte perdón por haberte quitado a un ser tan querido de una forma tan cobarde». Martín es uno de los 150 internos de Una Nueva Visión, uno de los más de 200 centros de Tijuana para tratar las adicciones. Sentado en su litera, me extiende el cuaderno y me pide que lo lea.
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.