![Trucos para que tus frutas y verduras duren mucho más](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202108/10/media/cortadas/frutasverduras-krJI-U150203588925W8C-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en primavera y verano se desperdician más alimentos. El verano es un periodo especialmente crítico para la conservación de muchos alimentos. Nos vamos de vacaciones, pasamos tiempo fuera de casa, y muchos de los productos perecederos que ... tenemos en la nevera o en la despensa ven pasar los días y agotan su vida útil. Sucede sobre todo con la fruta y verdura fresca, que son unos de los alimentos que más se desperdician, según el Ministerio. Además hay que tener en cuenta que, dependiendo del producto, su conservación es mejor en frío o a temperatura ambiente. Aprende cómo conservar cada uno para evitar que acaben en la basura.
- Algunos productos se pueden dejar hasta que maduren fuera de la nevera, pero luego se deben refrigerar, porque se pueden deteriorar rápidamente y cambiar de maduros a pasados: así sucede con ciruelas, melocotones, aguacates, nectarina o kiwis, frutas de esta temporada.
- Las naranjas y otros cítricos están mejor a temperatura ambiente, ya que el frío puede producir daños o pérdidas en sus propiedades, aromas, textura o sabor.
- Los tomates no aguantan bien en la nevera. Es mejor comprarlos maduros si son para uso inmediato y dejar los más verdes que maduren a temperatura ambiente; si vemos que se van a pasar, es cuando se pueden refrigerar o usarlos para hacer un gazpacho o una salsa.
- Sandía, melón y piña. Si están sin abrir, no se deben guardar en la nevera. Una vez cortados, deben refrigerarse porque pueden crecer bacterias patógenas en la zona de corte, que, además de estropear la fruta, pueden producir intoxicaciones.
- Las patatas y cebollas no deben guardarse en la nevera. Si decides refrigerarlas, no las uses después para freír, pues generarán más acrilamida, con el consiguiente riesgo.
- Las zanahorias, cebolletas, puerros, nabos y judías verdes es mejor meterlos en la nevera.
El problema llega cuando nos vamos de vacaciones y todavía nos quedan cosas en la nevera o en la despensa que, si pasan muchos días sin consumir, se van a poner malas y vamos a tener que desperdiciar.
De entrada puedes hacer purés o cremas frías que luego se congelan fácilmente y podrás aprovechar en cualquier momento. Pero también hay muchos vegetales que se pueden congelar directamente (la solución más rápida y fácil). Es cierto que la textura de estos alimentos puede verse resentida, sobre todo cuando son muy ricos en agua, pero son perfectamente utilizables para batidos y smoothies o como ingrediente en recetas de dulces, bizcochos, galletas etc.
- Los tomates se pueden congelar enteros directamente y usarlos a la vuelta para salsas o gazpachos: se estropea su textura, pero no el sabor.
- Los calabacines y berenjenas se pueden congelar en bastones, trozos o rodajas con un escaldado previo y enfriado rápido, se dejan secar bien y a continuación se envasan en bolsas intentado quitar el aire.
- Las cebollas, ajos, hierbas aromáticas se pueden trocear y congelar. En el caso de la cebolla, mejor en aros o en trocitos, se deja que escurra el agua y después se envasan. Después se pueden usar directamente congelados en recetas a la sartén o en un guiso.
- Las patatas no quedan bien congeladas. Es preferible intentar conservarlas fuera de la nevera protegidas de la luz.
- Los plátanos se pueden congelar, y luego usarlos para endulzar bizcochos, galletas, batidos, etc.
- Las frutas pequeñas como uvas y frutos rojos se pueden congelar y usarlas para batidos o recetas de dulces, bizcochos o postres.
- Las frutas grandes como melocotones, fresquillas, nectarinas, mangos o kiwis se pueden cortar en trozos y congelar para usar en batidos y smoothies.
Todas estas recomendaciones son para piezas en buen estado, o tan maduras que no van a aguantar mucho más, no para frutas o verduras estropeadas. Si los vegetales se ponen mohosos en muchos casos sí habrá que tirarlos. Solo se pueden salvar las frutas «turgentes», en las que bastaría con quitar la parte mohosa y un trozo alrededor; en cambio, la carne tierna y húmeda de vegetales blandos o harinosos (tomate o pera, por ejemplo) se presta a que penetren los filamentos del micelio de los hongos, por lo que debemos desecharlos.
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