María Ramírez
Viernes, 3 de mayo 2024, 10:45
El tatuaje ha vivido un crecimiento exponencial en los últimos años. Desde conmemorar un evento significativo hasta honrar a un ser querido, las personas buscan en la tinta una forma de expresión única e individual. El auge de customizar la piel coincide con una disminución notable en el estigma asociado a ellos. Y es que, lo que antes se consideraba una marca de rebeldía o marginalidad, ahora empieza a percibirse como un reflejo de la historia del portador.
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Sin embargo, lo que una vez fue motivo más que suficiente para lucir eternamente, puede convertirse en un recuerdo doloroso o un símbolo de una etapa de la que ya no se siente identificado. Cuando el significado inicial de un 'tattoo' ya no se alinea con lo que uno es en el presente debido a un amor fallido, a un cambio en las circunstancias de vida o a un mal diseño, se busca un modo de camuflar ese dibujo.
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A pesar de la existencia de una tecnología puntera para borrar nombres, fechas, frases o ilustraciones, su coste económico anima a explorar alternativas al láser. En líneas generales, no resulta complicado camuflar un diseño de pequeñas dimensiones, por lo que para aquellas ocasiones en las que no se quieran exhibir, se puede recurrir a la técnica del maquillaje.
Con unos simples pasos, se puede ocultar un grabado en áreas visibles como las manos, brazos, dedos o cuello. Para el primer paso, la técnica varía en función de si el diseño cuenta o no con distintos colores. En concreto, si es un dibujo negro, tan solo será necesario un corrector naranja. Por el contrario, si se han empleado múltiples pigmentos, habrá que recurrir a aquellos tonos que cancelen a los que están grabados en la piel.
De este modo, en las zonas rojas hay que aplicar el corrector verde; en las partes verdes o azules, el rosa o naranja; los morados se neutralizan con el amarillo y los tonos amarillentos con el azul. Partiendo de esta guía, hay que ir aplicando con una brocha el correspondiente a cada franja. Tras difuminar el corrector con pequeños toques, se debe sellar la superficie con polvo translúcido para que no se manche con el siguiente cosmético.
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A continuación, hay que superponer una capa de corrector que sea de la tonalidad de la piel para tapar los colores del anterior producto. En el caso de que no se vea todo uniforme, se recomienda añadir con una esponja un poco de base de alta cobertura. Finalmente, se vuelve a aplicar polvo translúcido para sellar. De este modo, en tan solo unos minutos, no habrá ni rastro del boceto.
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