Siete ventajas de cocinar con freidora de aire

Las freidoras de aire son la última moda que promete revolucionar nuestra cocina. Seguro que algún familiar o amigo ya te ha hablado de las infinitas bondades de estos pequeños y asequibles electrodomésticos, pero ¿realmente han venido para quedarse o son solo una tendencia pasajera?

Sin duda, las freidoras de aire nos abren una serie de interesantes posibilidades culinarias, pero antes de comprar una hay que tener muy claros cuáles son sus beneficios y sus inconvenientes, para saber qué esperar y cómo sacarles el máximo partido. No son pocos los que han acabado decepcionados tras verse atraídos hacia ellas por algún conocido excesivamente entusiasta. Y es que, por buenas que sean, las freidoras de aire no son aparatos milagrosos, sino que se han diseñado para cumplir con unas funciones muy específicas.

Aunque se comercializan como freidoras, lo cierto es que las freidoras de aire son más bien pequeños hornos todoterreno que permiten cocinar todo tipo de alimentos. Las patatas salen riquísimas, por supuesto, pero también el pollo, las verduras o los 'nuggets'. Hay que tener en cuenta que la tecnología basada en el circuito de aire caliente tiene problemas para calentar el interior de piezas grandes, por lo que se deben evitar las croquetas e introducir las carnes ya fileteadas.

El mayor reclamo de las freidoras de aire es la posibilidad de cocinar sin ningún tipo de aceite, dando como resultado comidas sanas, con un menor contenido de grasas y colesterol, sin sacrificar sabor. Si quieres perder peso sin alterar tu dieta, uno de estos aparatos puede ser un fiel aliado.

También existe la posibilidad de usar un pulverizador para añadir una mínima cantidad de aceite, de modo que los platos salgan aún más ricos y crujientes, sin la 'aceitosidad' de las freidoras tradicionales.

Si los alimentos vegetales son el patito feo de la dieta no es porque tengan mal sabor, sino porque no siempre son fáciles de preparar para que sean apetecibles. Una freidora de aire permite que las verduras queden crujientes y sabrosas.

Eliminar el aceite de la ecuación no solo da como resultado platos más ligeros en grasas, sino que facilita enormemente las tareas de limpieza. Bastante con pasar una esponja de cocina enjabonada por la cesta interior y aclarar con agua para que quede como nueva, sin aceite requemado ni restos incrustados. Además, con el sencillo truco de colocar una capa de papel de alumunio en el fondo nos podemos ahorrar la limpieza del depósito interior.

A diferencia de los hornos tradicionales, las freidoras de aire consumen poca electricidad y requieren menos tiempo de funcionamiento, lo que se reflejará inevitablemente en la factura de la luz.

No importa lo torpe que seas en la cocina. Usar una freidora de aire es tan fácil como introducir la comida en el interior, girar la rueda de la temperatura y otra rueda para marcar el temporizador. En el propio aparato suele venir impresa una 'chuleta' para tener a la vista en todo momento el tiempo y temperatura que se recomienda para los tipos de comida más comunes.

Las freidoras de aire tienen una carcasa que se cierra herméticamente, de modo que no liberan olor ni dejan que se escape el calor. Tu cocina no se calentará como cuando encendemos el horno ni tu casa se quedará perfumada por los vapores de la comida.

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