la verdad
Viernes, 16 de marzo 2018, 12:07
Puebla de Vícar, el pueblo de Almería donde residía Gabriel Cruz junto a su familia, intenta asimilar poco a poco la pérdida del pequeño. Tras pasar varios días desde que la Guardia Civil daba con el cuerpo del niño, su entorno sigue afectado por el tremendo suceso que hace poco ocurría en el lugar. “Nunca pasa nada. De tranquilo, es aburrido”, describían algunos vecinos el pueblo en el que vive la familia de Gabriel Cruz y su asesina Ana Julia Quezada, quienes aseguran que solía frecuentar el mercado del pueblo para comprar pavo al pequeño Gabriel.
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«Venía siempre y pedía lo mismo que Ángel, pavo para el niño», explicaban los dependientes, según el diario ABC, que además asegura que ningún familiar ha vuelto a frecuentar esas tiendas desde que sucedió la terrible desgracia.
El colegio Virgen de Loreto de Almería, el centro al que asistía Gabriel Cruz junto sus amigos y compañeros, también llenaba las paredes con dibujos de peces en memoria del pequeño como parte de una terapia para que los niños superen su ausencia: “Nunca se sabe cómo actuar ante esta situación pero es importante que cada niño marque su tiempo. Unos pintan, otros hacen manualidades… Tienen que expresar sus emociones de alguna manera”, explicaba Diego Plaza, director del colegio, quien añadía que Gabriel era “un niño adorable que nunca dio ningún problema”.
En cuanto a su familia, los vecinos de Puebla de Vícar describen a Ángel y Patricia como unos padres ejemplares, que a pesar de separarse poco después de nacer el niño siempre se han llevado muy bien y se preocupaban de que su hijo tuviera una buena educación. Los compañeros de trabajo de su padre, un químico que trabajó durante más de diez años en Hormigones Domingo Giménez, recuerdan cómo Ángel solía llevarse a Gabriel Cruz a la oficina para que lo acompañara mientras él trabajaba.
Por otro lado, a la madre del pequeño la describen como una “heroína griega” capaz de dar todo lo que tiene y más por su hijo. Patricia, al ser técnico de Actividades Deportivas en la Diputación, trabajó en el circuito provincial de carreras populares como 'speaker', lugar en el que conoció al hombre que la acosaba y que en un primer momento era el principal sospechoso de la desaparición de Gabriel. Además, sus compañeras de trabajo insisten en que Patricia ha dado una lección de humildad a todo el mundo, algo que no es una excepción en su forma de ser.
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