
El poder español en Roma
Sucesión de Francisco ·
Solo cuatro de los trece purpurados podrán votar en el próximo cónclave, dado que el resto supera el límite de 80 años y Cañizares no viaja por saludSucesión de Francisco ·
Solo cuatro de los trece purpurados podrán votar en el próximo cónclave, dado que el resto supera el límite de 80 años y Cañizares no viaja por saludEl poder de la Iglesia española en el Vaticano ha ido menguando tras haber disfrutado de una presencia importante e influyente en el Sacro Colegio ... Cardenalicio. España es el tercer país en número de cardenales, después de Italia y de Estados Unidos, pero de los trece purpurados nacionales que son miembros, solo cinco son electores y podrán votar en el próximo cónclave que elegirá al sucesor de Francisco. Los otros ocho han superado los 80 años, la edad límite para participar en esa asamblea desde que así lo decretó Pablo VI.
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Se trata de Juan José Omella (arzobispo de Barcelona), Carlos Osoro (arzobispo emérito de Madrid), el salesiano Ángel Fernández Artime, proprefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Consagrada, y José Cobo, actual arzobispo de Madrid. El quinto, Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, anunció ayer que no acudiría al cónclave por motivos de salud. Fernando Vérgez, el expresidente del Governatorato, cumplió ochenta años el pasado 1 de marzo, así es que se queda fuera del cónclave por muy pocos días. Hace cinco meses falleció el cardenal comboniano Miguel Ángel Ayuso Guixot, arabista e islamólogo, que presidía el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Los cardenales no electores sí que pueden participar en las congregaciones generales (las hay también privadas) previas al encierro en la Capilla Sixtina, las reuniones previstas para que los llamados 'príncipes de la Iglesia' puedan conocerse y reflexionar sobre la situación por la que atraviesa la institución católica y los problemas del mundo actual, que determinarán el perfil del nuevo Papa y marcarán los desafíos del nuevo Pontificado. Es ahí donde juegan un papel fundamental los llamados 'grandes electores', los eclesiásticos que marcan el camino a sus compañeros y son capaces de aglutinar votos en torno a alguna candidatura, aunque está prohibido hacer campaña. Son una especie de precónclave.
En esos encuentros sí estarán Lluis María Sistach (arzobispo emérito de Barcelona), Julián Herranz (presidente emérito del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos y miembro del Opus Dei), Ricardo Blázquez (arzobispo emérito de Valladolid y exobispo de Bilbao), Aquilino Bocos (ex superior general de los claretianos), Antonio María Rouco Varela (arzobispo emérito de Madrid), el jesuita Luis Ladaria (prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe) y Santos Abril, que fue un alto ejecutivo de la Secretaría de Estado y vicecamarlengo de la Cámara Apostólica durante los últimos años del pontificado de Juan Pablo II.
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Nombran a los obispos Juan José Omella y José Cobo pasan por ser los «hombres del Papa» con hilo directo con Bergoglio
Santos Abril ya participó en el cónclave del que Jorge Mario Bergoglio salió elegido Papa. Fue quien se acercó al entonces cardenal argentino para preguntarle si era verdad que le habían quitado un pulmón, a lo que contestó que solo le habían extirpado el lóbulo superior derecho porque tenía quistes y eso había ocurrido en 1957. En esos momentos, Bergoglio despuntaba ya como sucesor de Benedicto XVI y un sector había difundido la 'fake news' en un intento de intoxicar a los reunidos para que su nombre no prosperara. Lo que pasa en la Capilla Sixtina es absolutamente secreto, pero ese caso de 'guerra sucia' lo ha contado el propio Francisco varios años después tras las investigaciones de un vaticanista.
De todos ellos habrá que ver qué influencia despliegan tanto en las congregaciones como en el cónclave, sobre todo en los cardenales de Latinoamérica. Omella y Cobo pasan por ser los «hombres del Papa» en España y han sido su antena en lo que concierne a la Iglesia española y a su situación sociopolítica. Ambos son miembros del Dicasterio de los Obispos, la 'fábrica' de donde salen los nombramientos de prelados, una posición privilegiada desde donde controlan la selección de los responsables de las diócesis españolas, incluso por encima de la opinión del nuncio (embajador) de la Santa Sede en Madrid. El arzobispo de Barcelona también forma parte del C-9, el grupo de cardenales que asesoraba a Francisco en el gobierno de la institución.
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En el Dicasterio de Obispos también está José Antonio Satué, obispo de Teruel, un hombre cercano a Omella que estaba descollando en el Vaticano. Es el juez instructor en el 'caso Gaztelueta' y el delegado pontificio en el escándalo del instituto religioso clerical Verbo Encarnado. El claretiano Bocos también tenía acceso al Papa y su opinión era muy valorada en la Curia. Lo mismo que la de Vérgez, miembro de los Legionarios de Cristo y hasta hace dos meses presidente de la Comisión Pontifica para el Estado de la Ciudad del Vaticano, algo así como el 'alcalde', que ha sido sustituido por la religiosa Raffaella Petrini. El otrora poderoso cardenal Rouco ha perdido fuelle, aunque mantiene valiosos contactos en Roma.
Además de todos ellos, hay cuatro cardenales que también han nacido en España, pero la Santa Sede los computa en otros países, donde desarrollan su actividad pastoral. Todos son religiosos y tres de ellos, navarros. Se trata del franciscano Celestino Aós, nacido en Artaiz (Navarra), pero afincado en Chile. El agustino recoleto José Luis Lacunza, nacido en Pamplona, pero nacionalizado panameño. El salesiano Cristóbal López Romero, natural de la localidad almeriense de Vélez-Rubio y cardenal por Marruecos, y el franciscano conventual Francois-Xavier Bustillo, también de Pamplona, obispo de Ajaccio (Córcega). López y Bustillo son electores.
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El obispo vitoriano Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos y miembro del Opus Dei, es el 'decano' de los españoles en Vaticano.
Además, hay una decena de españoles en puestos ejecutivos en la Curia romana. El laico extremeño Maximino Caballero es el prefecto de la Secretaría de Economía, que tenía hilo directo con el Papa. Su 'número dos' es Benjamín Estévez de Cominges, también laico. Estos trabajan más en la sombra, a diferencia del sacerdote catalán Jordi Bertomeu, miembro del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio (antes la Inquisición), que investiga los casos de abusos que llegan al Vaticano.
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