Marc Goergen
Martes, 12 de noviembre 2019, 11:17
Es una soleada mañana otoñal en la playa de Is Arutas, en Cerdeña. Nada hace sospechar que en cualquier momento pueda cometerse aquí un acto delictivo. Pero Pina Careddu sabe que la situación es engañosa. Esta mujer de 58 años observa atentamente a los turistas desde un quiosco de la playa, escruta cómo juegan con la arena, haciendo que se deslice entre sus dedos… Es precisamente esto último lo que observa con más atención. Ahí está la clave de todo: la arena. O, para ser más precisos, su desaparición.
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Esta es una de esas historias que suenan a fake news: en Cerdeña se roba tanta arena que las playas están seriamente amenazadas, hay multas hasta por llevarse solo un puñado, y el infractor puede terminar en la cárcel.
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