Los lagos y lagunas suelen ser un lugar frecuente de escapada para rodearse de naturaleza y refrescarse. En España los hay de todos los tamaños y formas e incluso algunos se asemejan a piscinas salvajes por lo transparente de sus aguas. Es ahí donde reside la particularidad de algunos lagos: el color. La gran mayoría son cristalinos, verdosos o marrones, dependiendo de factores como el contenido de las algas y la materia orgánica y vida marina que posean. Esos colores sirven también como un indicador de la salud del lago.
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Aquellos que son transparentes o azules tienen pocas algas y poca vida marina que enturbien sus aguas. Los verdes son más propicios para que haya peces, ya que el color viene dado por las algas y la vegetación que lo rodea. Y los lagos marrones tienen mucho aporte de materia orgánica, por lo que el oxígeno baja y los peces no pueden sobrevivir.
A lo largo del tiempo el color puede cambiar, ya sea por los nutrientes, sedimentos, la vegetación, la contaminación o el sol. Por eso, además de los tres tipos de lagos más comunes, hay muchos más colores realmente espectaculares que asombran a aquellos miles de personas que los visitan por su singularidad. Según informa el portal Escapadarural.com, en España se cuentan hasta cinco lagos y lagunas de colores fuera de lo normal: rosa, rojo, verde fosforito, turquesa y hasta amarillo. ¿A qué se debe?
A pocos kilómetros de la Región de Murcia se encuentra esta asombrosa laguna de color rosado junto a las salinas de la ciudad. Alrededor del mundo hay varias similares, como la de Senegal, las coloradas en Yucatán, Hillier en Australia y la española, la de Torrevieja, que se ha convertido en viral en los últimos años en redes sociales, pues ya cuenta con más de 14.000 publicaciones localizadas en Instagram. El baño está prohibido para preservar el espacio natural.
Su color rosa se debe a la elevada salinidad del lago y a los habitantes marinos que contiene. Las bacterias y algas que viven en él utilizan unos pigmentos rojos, rosas o púrpuras para adaptarse al grado de sal. Al tratarse de un lago salino, su color puede variar si el grado de salinidad desciende, como sucedió en 2020 en un episodio de lluvias abundantes, haciendo que el agua se volviera más dulce. Los mismos microorganismos que aportan el color son los que ingiere la artemia salina, un pequeño crustáceo que se vuelve de rosa al comerlos. El flamenco, que es blanco de nacimiento, se alimenta de él y adquiere el color rosado al ingerirlo.
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Entre Carballo y Malpica de Bergantiños, en A Coruña, se encuentra este asombroso lago, con un color turquesa que puede invitar al baño. Así sucedió en 2019, cuando multitud de viajeros acabaron metiéndose en el agua para buscar la mejor foto que publicar en Instagram, ignorando todas las prohibiciones de la laguna. A pesar de lo apetecible que pueda parecer, el acceso no está permitido ni tampoco es recomendable bañarse, porque sus aguas son tóxicas para la salud. El contacto con ellas puede provocar vómitos y enrojecimiento de la piel, como les ocurrió en aquel momento a algunos bañistas.
El bonito color turquesa del lago se debe al alto contenido en sílice por el tipo de roca en el que está formado. Pero no es el sílice el componente tóxico, ya que en islandia también hay una popular laguna de ese color compuesta por el mineral, en la que sí está permitido el baño. La toxicidad del lago del Monte Neme se debe que se encuentra en una antigua mina de wolframio. Cuando se cerró la mina, la zona no fue acondicionada y en los alrededores se ha ido acumulando el agua de lluvia hasta crear el lago que adquiere ese color por el mineral, pero que contiene materiales tóxicos de la explotación minera.
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Rodeado de arenas y rocas negras, el color verde radioactivo del particular Charco de Lanzarote destaca sobremanera en la playa volcánica de Los Ciclos, al suroeste de la isla, en Yaiza. La laguna está formada en un antiguo cráter de volcán, por donde el agua se filtra directamente al mar. En el interior vive un alga grande, la 'ruppia marítima', de color verde y muy brillante, que, junto con el alto contenido en azufre del agua, da el color especial a este charco. Además, el lago no es muy profundo, por lo que el alga lo cubre entero.
Aunque es posible acceder a él y visitarlo, el baño está prohibido. Sin embargo, no es por peligrosidad, ya que sus aguas no son tóxicas, sino porque se trata de un espacio natural y protegido. De esta manera no se remueve el fondo ni se afecta a la vida marina.
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De sus aguas rojizas nace el nombre del río Tinto. Recorre toda Huelva desde la sierra de Padre Caro durante 100 kilómetros hasta juntarse con el río Odiel. Está en una zona minera que ya se explotaba desde la época romana, por eso hasta no hace muchos años se creía que el color del río se debía a la contaminación de la mina y que había que limpiarlo. Sin embargo, según las últimas publicaciones las aguas ácidas del río Tinto son de origen natural y sus minerales son los mismos que se encuentran en Marte, afirma la Nasa.
En la zona hay fuentes y depósitos de agua con algo contenido en azufre y sulfuros con materiales pesados. Los microorganismos que viven en las aguas oxidan esos materiales, haciendo que el azufre y el hierro generen iones que acidifican el agua. Debido a los depósitos de cobre, hierro y otros contenidos minerales las aguas se parecen al color del vino tinto. Debido a la acidez y a los metales tóxicos, sus aguas tampoco son aptas para el baño, porque, con un pH entre 1 y 2 quemarían la piel al contacto con ellas. No hay peces, ya que escasea el oxígeno, y la vida marina se reduce a algas, hongos y microorganismos.
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El diario Leonoticias publicó la imagen del charco amarillo de León. En la cuenca minera hubo una empresa de explotación del carbón de hulla fundada en 1893 y con actividad hasta 2019, cuando cerró todas sus minas. Con su abandono ocurrió lo mismo que en las antiguas minas de wolframio de Galicia: el agua de lluvia fue formando pozas que, al mezclarse con los restos de minerales de la mina, ha hecho que adquieran un color característico, como el caso del charco amarillo.
Sin embargo, el color no viene de la hulla, el tipo de carbón de la explotación, sino de la pirita, que se encontraba en ese mineral. Formada por azufre y hierro, la pirita se oxida con el agua y el oxígeno cuando queda expuesta al exterior y se transforma en ácido sulfúrico y en hierro, férrico y ferroso», explica Laura González. Como es de imaginar, el agua tampoco es adecuada para el baño, pues puede producir erupciones cutáneas, así como otros problemas de salud.
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