Damien Sendler, con un fonendo al cuello; el disfraz perfecto de investigador médico. AFP

El impostor experto en sexo de fantasía

Damien Sendler se presentaba como un prestigioso investigador formado en Harvard. Pero todo era una grandísima mentira

IRMA CUESTA

Sábado, 23 de marzo 2019, 14:44

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En Harvard deben de estar tirándose de los pelos. Alma mater de ocho presidentes de los Estados Unidos, varios jefes de Estado extranjeros y cientos de billonarios, por sus pasillos se han paseado 157 premios Nobel. Quien, muy a su pesar, no lo ha hecho es Damien Jacob Markiewicz Sendler. El hombre que se presentaba a sí mismo como el mayor experto mundial en sexo (extremo) y prestigioso académico de Harvard, autor de polémicas investigaciones que las revistas científicas se apresuraban a publicar, ha resultado ser un fraude. Y, como daño colateral, ha logrado enfangar la prestigiosa imagen de una de las mejores universidades del planeta.

A sus 28 años, el presunto científico se había fabricado un currículum que a otros les llevaría un par de vidas. Acumulando supuestos estudios que lo mismo abordaban la zoofilia que «la asfixia letal como camino hacia el placer», la atracción sexual hacia cadáveres o las razones por las que -a su entender- las mujeres adoran a los asesinos en serie, Damien logró convertirse en una suerte de oráculo.

Sus estudios analizaban la zoofilia y la atración sexual hacia cadáveres

El asunto iba de maravilla hasta que, hace unos meses, Jennings Brown, un periodista de Gizmodo, aseguró que Damien era un fraude y que todas las pruebas en las que basaba sus estudios eran ficticias. «Sendler es un fabulista en serie. Muchas revistas y plataformas digitales han publicado sus mentiras y publicitado sus estudios extravagantes e irresponsables sobre la necrofilia, la zoofilia, la asfixia erótica letal y el asalto sexual. Y, hasta hace poco, estaba solicitando pacientes a través de su sitio web y ofreciendo terapia sexual en línea», afirma el redactor.

«Galardonado sexólogo»

Brown explica que comenzó a sospechar cuando, entrevistándole, le preguntó por su formación. Sendler le contestó que había hecho el doctorado en la Escuela de Medicina de Harvard. «'Doctorado y maestría combinados', me dijo. Entonces me interesé por si era posible obtener un doctorado en conducta sexual de la Escuela de Medicina de Harvard, porque sé que no ofrece ningún enfoque sobre la salud sexual. Me contestó con un rotundo: 'Sí'». A partir de ahí, el periodista solo tuvo que seguir, uno a uno, los pasos que supuestamente había dado el brillante investigador para darse cuenta de que todo, absolutamente todo, era inventado.

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El tema es que Sendler, que se autopresentaba como «galardonado sexólogo clínico polaco-estadounidense, académico de medicina legal y forense, científico capacitado en epidemiología digital y experto en salud de los medios», se la ha colado a un montón de gente, incluidas varias publicaciones de prestigio como 'Omega: Journal of Death and Dying'. A los editores de ésta les embaucó para publicar un curioso estudio titulado: 'Necrofilia en una muestra de pacientes psiquiátricos con compromiso forense'. Al parecer, el pseudocientífico había basado su investigaciones en tres supuestas entrevistas con sendos hombres anónimos de Polonia y Ucrania que aseguraban haber mantenido relaciones sexuales con cadáveres. Los testimonios eran repulsivamente descriptivos: «Abrí la bolsa que envolvía el cuerpo. Los ojos estaban bien abiertos y su boca no se cerraba. Parecía que estaba en medio de un orgasmo, y eso me excitó. Comencé a tocar sus piernas y empecé a meterle mano». En vista de lo sugerente del relato, incluso la revista 'Playboy' decidió publicarlo.

Para completar su farsa, Damien creó el traje perfecto con el que vestir su engaño: la Fundación de Investigación de Salud Felnett, en la que él aparece como «jefe de la división de Investigación Clínica y director del programa europeo sobre el estudio de las minorías sexuales y la política de salud». Pero incluso en esto hay gato encerrado. Primero, porque el aspirante a científico aseguró en su entrevista que se trataba de una fundación sin ánimo de lucro y el periodista descubrió, tras encontrar su registro en Polonia, que no era verdad. Segundo, porque solo dos nombres aparecen ligados a la citada fundación: el del propio Sendler como presidente de la junta y el de Mieczyslaw Gawel, un supuesto profesor de Psicología retirado sin una sola referencia de investigación, como vicepresidente. Gawel ha negado los cargos... y luego ha desaparecido.

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