Natalia Moreno
Martes, 5 de marzo 2024, 10:40
La NASA avisó en un comunicado que se prevé que el estallido de una nova de un sistema estelar, situado a 3.000 años luz, pueda apreciarse a simple vista desde la Tierra próximamente. Esto supondrá un momento único, ya que este fenómeno astronómico sólo ocurre cada aproximádamente 80 años.
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Para entenderlo mejor, el término nova, según la Sociedad Española de Astronomía (SEA), está asociado al «estallido de una enana blanca, que forma parte de un sistema binario y que se encuentra recibiendo masa de su estrella compañera». Este proceso provoca una reacción termonuclear descontrolada, que es lo que se verá desde la Tierra.
Concretamente, lo que se podrá observar en el cielo es el estallido del sistema estelar T Coronae Borealis o T CrB, que explotó por última vez en 1946, en la constelación Corona Boreal o Corona del Norte, un pequeño arco semicircular cerca de Bootes y Hércules. Es hacia este punto del espacio donde hay que mirar para observar el fenómeno, que tendrá un brillo parecido a la Estrella Polar.
Los astrónomos de la NASA afirman que la explosión sucederá en los próximos meses hasta septiembre, ya que no se sabe con mayor precisión la fecha en la que acontecerá el estallido. Cuando la nova alcance su punto máximo de brillo, desde la Tierra podrá apreciarse a simple vista durante varios días y poco más de una semana con binoculares.
Esta nova es una de las cinco recurrentes que se encuentran en la Vía Láctea. La explosión ocurrirá porque T Crb es un sistema binario formado por una enana blanca y una gigante roja. Ambas estrellas se encuentran lo suficientemente cerca como para que «a medida que la gigante roja se vuelve inestable, debido al aumento de la temperatura, la presión provocará que comience a expulsar sus capas externas», según explica la NASA. La enana blanca recibirá en su atmósfera poco profunda toda esta materia que causará reacciones de fusión nuclear y dará lugar a la nova que se verá desde la Tierra.
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Según la SEA, las enanas blancas son estrellas de pequeño tamaña, grandes temperaturas y una masa comparable a la del Sol. Su radio es cien veces menor al solar y por ello son difíciles de observar. El destino de estas estrellas es ir enfriándose lentamente, al tiempo que aumenta su densidad. Un pedazo de materia de una enana blanca, equivalente a un terrón de azúcar, puede llegar a pesar cien toneladas en la Tierra.
Pese a su color rojo, que se puede asociar a altas temperaturas, es todo lo contrario. Cuentan con un tamaño varias veces mayor al Sol y es lo que les da su nombre. Son las estrellas más numerosas y abundantes, que junto a su gran emisión de luz hacen que sean también las más visibles. Las gigantes rojas son el resultado de la evolución de estrellas de masa baja e intermedia como el Sol, según la SEA.
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