![Más alcohol que sexo en los vuelos conflictivos](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2024/09/13/avion-R33AZPI1T77lIL7OJhs14gO-1200x840@RC.jpg)
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El pasado mes de junio una pareja polaca de unos 40 años protagonizó un altercado poco frecuente en un vuelo al mantener relaciones sexuales a bordo de un avión procedente de Alicante. Pese a que la tripulación de cabina les descubriera infraganti y les ordenara ... parar, los fogosos viajeros no sólo hicieron caso omiso sino que llegaron a insultar al personal de vuelo. Los dos fueron detenidos al aterrizar en Múnich, su aeropuerto de destino.
A pesar de la trascendencia que tuvo la noticia, el sexo en pleno vuelo no figura entre los conflictos más comunes protagonizados por pasajeros. «No es algo muy frecuente desde luego. A mí no me ha pasado nunca y llevo 22 años volando», esgrime Carlos García Molaguero, portavoz del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac), que encuadra el bochornoso espectáculo en retos que suelen ponerse de moda en las redes sociales. «Hay unas medidas de decoro hacia el resto de pasajeros que se tienen que respetar. Son conductas reprobables que no se deben consentir dentro de un avión», zanja Molaguero, que sí ha tenido que lidiar con otro tipo de conflictos relacionados con el consumo excesivo de alcohol, y estos bastante más frecuentes de lo que se piensa.
En 2023, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) registró 1.166 denuncias por incidentes derivados de comportamientos conflictivos por parte de pasajeros, según los datos facilitados por este organismo dependiente del Ministerio de Transportes. Los aeropuertos de Tenerife Sur (189 incidentes), Alicante (184) y Palma de Mallorca (177) encabezaron los destinos más problemáticos. Las broncas estuvieron protagonizadas «de forma general» por pasajeros procedentes del Reino Unido, precisan desde AESA. En lo que va de 2024 ya son 976 las incidencias. Palma de Mallorca y Alicante repiten entre las tres rutas más 'calientes', pero se cae Tenerife y entra en su lugar El Prat de Barcelona.
La ingesta «irresponsable» de alcohol antes del embarque o durante el vuelo está detrás de la gran mayoría de los incidentes que desembocan en actitudes violentas e insultos entre pasajeros (por ejemplo acalorados enfrentamientos a la hora de colocar el equipaje de mano en los compartimentos superiores del avión) como a la tripulación auxiliar. Desobedecer las indicaciones de las azafatas, fumar a bordo (tabaco o cigarrillos electrónicos) o desabrocharse el cinturón de seguridad cuando las luces indican lo contrario son otras de las indisciplinas más recurrentes, además de las agresiones verbales.
El portavoz de los pilotos, que opera vuelos de largo recorrido, recuerda que bajo el covid tenían que lidiar habitualmente con pasajeros que se resistían al uso de la mascarilla, pero que ahora los conflictos vienen de la mano de turistas ebrios. «Ese excesivo consumo de alcohol se suele manifestar en la falta de respeto hacia la tripulación auxiliar o en no seguir las indicaciones de abrocharse los cinturones de seguridad o en no regresar a los asientos cuando se enciende la señal luminosa y el pasajero se empeña en seguir de pie o quiere ir al baño cuando en ese momento no puede hacerlo. Todo lo que suponga no seguir esas indicaciones es una falta cuando no un delito si conlleva un grave perjuicio para la seguridad del vuelo», explica el piloto.
Si el comandante del avión ve amenazada esta seguridad puede decidir desviar el aparato al aeropuerto más cercano para entregar al sujeto problemático a la Policía. «No he tenido esa mala suerte», indica Molaguero, quien destaca el papel que juegan las azafatas a la hora de 'cazar' a los viajeros que han bebido de más antes del despegue. «Lo mejor es detectarlos a tiempo y aquí es importante la experiencia profesional de la tripulación, que sabe detectar a pasajeros que pueden suponer un riesgo para el vuelo, y negarles el embarque».
Si el individuo en cuestión ya ha embarcado, y es en el interior del avión aún en pista donde se percibe que se encuentra bajo los efectos del alcohol, es el comandante quien, tras ser informado por el sobrecargo, puede ordenar que se baje del aparato.
Aunque no existe una estadística oficial, normalmente son las rutas con origen o destino en zonas turísticas y de diversión operadas por compañías de bajo coste y con un público joven como principal clientela donde se producen la mayoría de las trifulcas. «Ese tipo de vuelo», dice Molaguero, «suele presentar mayor índice de problemas por el consumo de alcohol en el origen. Antes de proceder al embarque los pasajeros ya vienen con los grados de alcoholemia elevados».
Precisamente, en una entrevista publicada el pasado 28 de agosto en el británico 'The Telegraph', el consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, pedía limitar «a dos» el consumo de bebidas alcohólicas en los aeropuertos tras detectar este verano un aumento de altercados con violencia a bordo de sus aviones, especialmente en rutas a destinos vacacionales.
Molaguero también llama la atención sobre los pasajeros que aún se siguen encerrando en los baños de la aeronave para fumar o vapear, otra de las incidencias más comunes. «Todos los dispositivos que se encienden y se calientan pueden generar un incendio, y un fuego dentro de un avión es un tema muy crítico que puede terminar en una fatalidad», advierte el portavoz.
En estos casos, el personal de cabina está preparado para actuar, pero aún así, y al margen de cuestiones de salubridad, encender un cigarrillo supone un «grave peligro» para la seguridad del vuelo, que puede acarrear multas, e incluso penas cárcel.
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