Año tras año, por el empeño y el buen hacer de los hermanos de la Archicofradía de la Sangre, la procesión llamada de la Soledad del Calvario no solo gana solera sino que acapara el fervor de más murcianos que, por segunda vez esta semana, ... ven a los nazarenos 'coloraos' cruzar el legendario Puente Viejo para adentrarse en la ciudad de Murcia.
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El primer paso, Jesús de la Redención, de Yuste Navarro, abrió una estación de penitencia que arrancó desde la arciprestal de El Carmen, sede de la Archicofradía, para caminar hacia el centro de la urbe mientras en muchas parroquias se celebraban los tradicionales oficios de Jueves Santo. Ni rastro de la lluvia ni del viento: cielos calmados y muchos aromas de azahar en cada esquina.
Varios centenares de cofrades hacen voto de silencio durante las horas que dura su procesión, cuyo desfile puede admirarse en poco más de media hora, por algunas arterias donde solo la luz de las velas ilumina la comitiva. El segundo paso, siempre imponente: el Cristo del Amor en la Conversión del Buen Ladrón, grupo escultórico de José Hernández Navarro y que representa una escena inédita en las procesiones murcianas y muy bien recibida por el mundo nazareno,
En torno a las siete de la tarde ya estaba la Soledad en la calle, esa virgen con carita de niña que imaginara el gran escultor Antonio Campillo. Así cerró la Sangre su periplo nazareno de esta Semana Santa.
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