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El paso de la Flagelación, poco después de su salida de la iglesia de Santa Catalina. Javier Carrión / AGM

La Caridad conjura el viento

La procesión corinta de Santa Catalina recorrió la ciudad en la celebración del 25 aniversario de su fundación en una tarde desapacible. La institución que desfiló desde Santa Catalina estrenó una Cruz Alzada y el Cristo titular nuevas cantoneras de oro

Domingo, 25 de marzo 2018, 08:21

En una tarde desapacible, azotada la ciudad desde primera hora de la mañana por el viento y cubierta de nubes, salió a la calle el cortejo corinto que desde Santa Catalina propone la Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad. Celebraba esta institución su 25 aniversario con diversos estrenos, entre los que se contaban unas cantoneras de oro para el Cristo titular que, como cada año, presidió el desfile.

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La inquietud entre todos los nazarenos fue enorme a medida que el día se adentraba y las nubes cercaban más la ciudad, aunque la previsión de lluvia fuera por entonces nula, apenas un 25% hasta las seis de la tarde. Y nada de ahí en adelante.

El viento era otra cosa. Según la Agencia Estatal de Meteorología, el aire soplaría en Murcia a unos 35 kilómetros por hora, también hasta las seis, si bien rebajaría en cinco kilómetros su fuerza a partir de esa hora. Entretanto, el templo de Santa Catalina era un hervidero de murcianos y cofrades que admiraban los pasos que compondrían la procesión. «Sería una pena que no salieran a la calle después de tanto trabajo como hemos realizado», suspiraba uno de ellos admirando los arreglos florales que ya embellecían cada tarima.

El desfile, al final, salió a la calle a su hora. Ni siquiera el derrame cerebral que sufrió uno de las cofrades retrasó el inicio. De nuevo retemblaron los tambores sordos en la plaza antigua y los carros bocina se adentraron en la ciudad entre un revuelo de penitentes y mayordomos. Algo de público restó al cortejo el mal tiempo, pero ni un ápice de solemnidad. No faltaron las lágrimas entre los cofrades más veteranos, aquellos que vieron nacer la cofradía y, en el transcurso de no tantos años, la han visto convertirse en un desfile imprescindible de la Semana Santa murciana.

La Caridad celebró el aniversario estrenando una Cruz Alzada, que recibió numerosos aplausos a su paso, y dos ciriales. A estas novedades se sumaron nuevos faroles y cruces para los penitentes y también se ha abordado para la procesión de este año la restauración de los que había.

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Uno tras otro, entre sones pasionarios, inundaron de tradición y fervor los pasos que para esta institución creara el escultor murciano José Hernández Navarro: La Santa Mujer Verónica, la Flagelación y la Coronación de Espinas. Completaron el desfile, que en algunas esquinas nazarenas reunió cinco y seis filas de espectadores, la bella talla de María Dolorosa, la primera que, según algunos expertos, realizó el genial Francisco Salzillo y utilizó como modelo para el resto, y los pasos de la Oración en el Huerto, de Serra Gómez, y Nuestro Padre Jesús camino del Calvario, de Ardil Pagán y Arrúe de Mora. Junto a estas obras de arte desfiló la talla de San Juan que culminó el escultor Ramón Cuenca hace ahora cinco años justos.

Vídeo.

Miles de nazarenos compusieron este desfile que adquirió desde sus orígenes los modos y costumbres huertanas y que, una tarde más, derrochó generosidad en el reparto de caramelos, estampas, monas y huevos duros, entre los que también se incluyó alguna haba, ya en franco retroceso en los desfiles murcianos.

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Especial cuidado puso la cofradía en el caminar del Cristo de la Caridad que, cumplida la estación de penitencia, protagonizó el tradicional encuentro en la plaza de Santa Catalina con María Dolorosa entre los sones de la coral Orpheus Music y la voz emocionada y magistral del saetero sevillano Sergio Díaz Oliveros.

Cientos de murcianos presenciaron este acto que supone el broche de oro nazareno al cortejo corinto, al que también se incorporó una representación de las cofradías marianas de Murcia, cuyos miembros acompañaron a la Virgen formando una presidencia tras el paso, otra costumbre tan de este tierra. Así culminaba una tarde de rojo corinto, al final de un mes de marzo ventoso, desapacible en algunos instantes, pero que no logró arredrar a los nazarenos de la Caridad para terminar su esperada estación de penitencia.

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