Borrar
Multutidinaria recogida de banderas.

Ver 50 fotos

Multutidinaria recogida de banderas. Gonzalo J. Martínez / AGM
Semana Santa de Lorca

Casas con balcones de bandera

Las viviendas de reconocidos cofrades blancos y azules del entorno de la Corredera se llenan de invitados los días de procesión para celebrar uno de los actos más pintorescos de la Semana Santa

Martes, 15 de abril 2025

«Tener la bandera en el balcón es un gran privilegio, lo vivimos como un día de fiesta». Lo dice Juani Noguera, propietaria junto a sus hermanos de una casona del siglo XIX en la calle Álamo en la que cada Domingo de Ramos se coloca una de las enseñas del Paso Azul. Los cuatro balcones y el mirador están adornados para la ocasión con colgaduras de color azul y gallardetes bordados, de manera especial el principal, en el que está instalada la bandera. De las cinco ventanas de la planta superior cuelgan elaboradas guirnaldas de flores. Es una tradición que, antes de la procesión, los miembros de las juntas directivas de las cofradías, acompañados por sus agrupaciones musicales y un nutrido grupo de afectos del Paso Blanco y del Paso Azul recorran las calles en las que están colocadas las banderas bordadas en sedas y oro, tres en el caso del Paso Blanco y otras tantas en el del Paso Azul, para su recogida. Se sitúan estratégicamente en balcones de viviendas cuyos propietarios son reconocidos cofrades de uno u otro color, siempre en el entorno de la Corredera y de las sedes de las cofradías, y es uno de los actos más tradicionales y pintorescos de la Semana Santa, que atrae a miles de personas.

Por la mañana, los encargados de banderas y estandartes las entregan y la costumbre es que los dueños de la casa los inviten a almorzar para agradecer el gesto. «Ese día no salimos, lo dedicamos a recibir a familiares y amigos que quieren celebrarlo con nosotros y hacerse fotos al lado de la bandera», mientras están pendientes de cualquier inclemencia meteorológica para guardarla inmediatamente. Cuando se aproxima la hora de la recogida, la casa comienza a llenarse de gente, «a veces hemos recibido hasta a 80 personas», y los anfitriones tienen preparados aperitivos, empanadas, bizcochos y todas las especialidades que elaboran las monjas Clarisas en su obrador, además de milhojas, tortada lorquina y bebidas para agasajar a los invitados. Estos entran y salen con confianza de las amplias habitaciones que conservan el mobiliario y la decoración originales.

Juani quiere que el pintor José López Gimeno, reconocido cofrade del Paso Azul, inmortalice el momento de la recogida de la bandera desde el balcón de esta casa de arraigada tradición cofrade. Tiene en su retina la imagen de los pañuelos azules ondeando al aire mientras la banda interpreta sin cesar 'Las Caretas' y la bandera desciende de la fachada entre enfervorizados aplausos y 'vivas', pero desea que el artista lo refleje en un lienzo, cuando están asomados a los balcones todos los miembros de su familia y amigos.

La casa de la familia Noguera en la calle Álamo es punto de encuentro de decenas de azules para celebrar el acontecimiento

La histórica casa del general Potous, propiedad de la familia García Aragón, estratégicamente situada en la plaza de España, también acoge cada Domingo de Ramos a casi un centenar de invitados para presenciar la recogida de la bandera del Paso Blanco. «A mi madre le hacía mucha ilusión que se llenara de gente este día y los hijos mantenemos la tradición ahora que ya no está», dice con añoranza Regino García Aragón, que organiza el multitudinario encuentro con sus hermanos Ángel e Ignacio.

Multutidinaria recogida de banderas. Gonzalo J. Martínez / AGM
Recogida de banderas en la casa de la familia Quiñonero, en la plaza de España, donde se colocaron también otras dos enseñas blancas. Gonzalo J. Martínez / AGM
Invitados en la casa de la familia Noguera esperan la recogida de bandera junto a los balcones. Gonzalo J. Martínez / AGM
La familia García Aragón aguarda la llegada de la bandera a la casa. Gonzalo J. Martínez / AGM

1 / 4

Familiares y amigos de toda la vida, la mayoría vestidos con la túnica hebrea con la que se incorporarán a la procesión, se asoman a los balcones para vivir uno de los momentos más fotografiados de la Semana Santa, cuando los abanderados voltean las tres enseñas blancas sin parar, con una sorprendente maestría, ante miles de espectadores y mientras cae una lluvia de pétalos arrojados desde los balcones. 'Hoy, Lorca es Jerusalén' se lee en una colgadura que se extiende por delante de la barandilla de los tres balcones de la planta superior. Es imposible que se asomen todas sus visitas al mismo tiempo por seguridad, aclara Regino, que explica que la familia ha tenido que recurrir a elaborar un listado de invitados y a la vigilancia privada en el portón de la casa para controlar el acceso y evitar la masificación.

Desafío entre rivales

La rivalidad entre blancos y azules queda muy patente en la recogida de las banderas, de forma especial el Domingo de Ramos en la plaza de España, de donde parte la procesión. En la casa de los Quiñonero, otro notable edificio histórico situado en este enclave, el año pasado se retomó la tradición de colocar la bandera azul en uno de los balcones para sorpresa de los blancos, lo que ha multiplicado el número de simpatizantes de una y otra cofradía a la hora de la formación del cortejo. Este año los blancos redoblaron su presencia en la plaza y pusieron otra de sus enseñas en este mismo entorno. Se acrecentó así el desafío permanente que mantienen con sus adversarios.

Los García Aragón reciben a casi un centenar de familiares y amigos el Domingo de Ramos, muchos ataviados con túnicas de hebreos

«La Semana Santa necesita esa rivalidad, es la chispa, pero los pasos siempre coordinamos nuestros horarios porque además de la emoción debemos tener responsabilidad» para evitar grandes aglomeraciones de gente a la hora de recoger las enseñas, explica Pedro Segura, responsable de procesión del Paso Blanco. El punto neurálgico por tradición de esta ceremonia es la Corredera, en el tramo entre las calles Pío XII y la Cuesta de San Francisco. En ese trecho, a blancos y azules se les asigna por sorteo, para cada uno de los cuatro días de procesión que hay recogida de banderas, el uso de los balcones de notables edificios públicos como la Cámara Agraria y la Comunidad de Regantes. Es a esos balcones a los que se asoman las autoridades cuando son invitadas a presenciar los desfiles bíblico pasionales para vivir también el fervor de los momentos previos.

Mantener viva la tradición

«Nosotros preferimos, antes que edificios de instituciones públicas, casas tradicionales de blancos porque para esas familias es un día de fiesta, la gente que se reúne es más espontánea y suele salir al balcón a gritar» 'vivas' a su paso, dice Pedro Segura. Reconoce que cada vez quedan menos posibilidades en este entorno, conforme va evolucionando la ciudad, muchos han vendido sus casas en el casco histórico y se han mudado a otras zonas, pero también hay edificios en rehabilitación y esperan poder recuperar la costumbre de colocar la bandera del Paso Blanco en el mirador. Es el caso de la de Pedro Arcas, a la que regresarán sus herederos después de lustros cerrada.

«A veces coinciden en un mismo edificio una bandera blanca y otra azul, los invitados de uno y otro paso se confunden y entran en la casa que no es», comenta divertida Miriam Lorente, vocal de Estandartes y Banderas de la comisión de San Francisco del Paso Azul. En algunos casos, está claro dónde estarán situadas cada día por la tradición, pero lo normal es que el paso contrario no sepa hasta el último momento la ubicación exacta por el «pique» que mantienen, reconoce.

A los de siempre se van sumando balcones de nuevos vecinos del casco antiguo que lo solicitan, sobre todo gente joven. «Lo valoramos y, si es adecuado, se aprueba en una junta», pero las condiciones son siempre que sea en el entorno de la Corredera y la Cuesta de San Francisco y que la casa esté en la primera planta para facilitar el descenso de la enseña desde la fachada, explica Lorente.

Andrés Sánchez tiene el privilegio cada Jueves Santo desde hace 29 años de poder disfrutar de la bandera del Paso Azul en su casa de la Cuesta de San Francisco. «Compré un primer piso para esto y, si alguna vez cuando sea mayor no puedo salir, me sentaré en el balcón para ver pasar a la Virgen de los Dolores», afirma.

La rivalidad volverá renovada a los balcones Jueves y Viernes Santo, en la recogida de enseñas para los dos principales cortejos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Casas con balcones de bandera