La Virgen de la Amargura, titular del Paso Blanco, puso el broche de oro a la procesión del Viernes Santo en su trono en andas sobre los hombros de 133 portapasos.

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La Virgen de la Amargura, titular del Paso Blanco, puso el broche de oro a la procesión del Viernes Santo en su trono en andas sobre los hombros de 133 portapasos. GONZALO J. MARTÍNEZ / AGM

La Amargura, cierre glorioso en Lorca

La Virgen puso el broche de oro a la procesión de la Historia de la Salvación, que presidió el Paso Blanco

Inma Ruiz

Lorca

Sábado, 19 de abril 2025, 21:08

Flores para la Amargura. Centenares de ramos con sentidas dedicatorias fueron colocados por los blancos desde primera hora de la mañana del Viernes Santo a ... los pies del trono de la Virgen en la capilla del Rosario, como anticipo de los millones de pétalos que cayeron a su paso por la carrera en la procesión esa misma noche. La imagen, de mirada implorante al cielo, iba mecida por 133 portapasos y fue el glorioso cierre del impactante cortejo de la Historia de la Salvación, que presidió el Paso Blanco. La talla de José Sánchez Lozano realizó su única salida procesional del año entre vivas, aplausos y piropos que no cesaron durante el recorrido y se contaban por miles los blancos que la acompañaron en su regreso a la capilla del Rosario, abarrotada de gente, pasada la medianoche.

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La imagen lucía el manto ideado por Emilio Felices, que data de 1928. Representa el Santo Entierro y es el que tiene la mayor superficie bordada de la Semana Santa lorquina. Está declarado Bien de Interés Cultural, igual que el palio del trono. La Amargura cerró el último de los desfiles bíblico pasionales en el que azules y blancos simbolizaron la pasión y muerte de Jesús y el triunfo de la fe ante más de 10.000 personas que llenaban las tribunas, además de varios miles en balcones y ventanas de la avenida Juan Carlos I. Ambas cofradías exhibieron su extenso y valioso patrimonio con bordados en oro y sedas en mantos y túnicas, carros triunfales y lujosas carrozas.

Precedían a la Virgen en procesión el patrón de la cofradía, San Juan Evangelista, y la santa mujer Verónica, cuyo trono solo portan mujeres. El cortejo incluyó el grupo de la Visión Apocalíptica de San Juan integrado por la caballería formada por diez jinetes que encarnan a personajes históricos que fueron enemigos del Cristianismo, como Atila, Alejandro Magno, Perseo y Nerón. La alegoría incluyó los cuatro jinetes del Apocalipsis: la muerte, el hambre, la peste y la guerra, que desfilaron por primera vez en 1986 y destacan por sus espectaculares caracterizaciones. Escoltaban a la carroza conocida como 'La Bola', inspirada en pasajes del Apocalipsis. El enorme globo terráqueo, abierto e incandescente, simbolizó la destrucción y el caos.

Azules y blancos representaron de forma magistral la pasión y muerte de Jesús y el triunfo de la fe

En la piel de Teodosio

El dominio de la Antigua Roma en la época imperial estuvo representado en el Paso Blanco por seis veloces enganches de cuatro, cinco y seis caballos. En este carismático grupo volvió a sorprender a la grada por su manejo de las riendas de una cuadriga el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, que por segundo año consecutivo encarnó al emperador Teodosio I 'El grande'. En el manto que lució figura el dios Apolo en el medallón central y ha sido restaurado recientemente con una subvención concedida por la Comunidad Autónoma. Teodosio, que convirtió el cristianismo en la religión oficial del Imperio romano, iba acompañado de Octavio, Licinio, Constantino, Valeria Maximila y Majencio.

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El Paso Azul no se quedó atrás en la cuidada representación de la Historia de la Salvación. Puso sobre la arena de la carrera veloces carros de tiro que simbolizaron el poderío de los emperadores romanos con las dinastías de los Flavios y los Antoninos, que llevaron un total de siete cuádrigas, el número simbólico de la Hermandad de Labradores.

También desfilaron llamativas carrozas de personajes como Nerón, que recrea el salón imperial del despiadado emperador. Este año estrenó manto y túnica, como también lo hicieron los personajes históricos que le acompañan: el filósofo Séneca y el infante Menani. Impactó la majestuosa litera de la última faraona egipcia, Cleopatra, portada a hombros por 160 esclavos, y la princesa Meiamén en su carroza de estilo egipcio, acompañada por sus doncellas y por su guardia real. Los etíopes, imprescindibles en las procesiones de Lorca, volvieron a levantar al público de sus asientos con sus insólitas y arriesgadas acrobacias mientras cabalgaban al galope sin montura.

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Emoción ante la Dolorosa

La suntuosa carroza del Triunfo del Cristianismo, de estilo renacentista, fue el nexo de unión entre el relato histórico y el religioso de la Hermandad de Labradores. Representa los siete pecados capitales, el demonio encadenado y el arcángel victorioso y en la parte trasera, el personaje de San Pedro, el primer Papa de la iglesia cristiana, tocado con una mitra. Lleva sobre sus hombros un manto granate de grandes dimensiones bordado en sedas, una alegoría de la resurrección de Cristo.

El cortejo religioso incluyó la sobria representación de la muerte de Jesús en un trono adornado con lirios morados y rosas rojas. La talla de José Planes data de 1945 y este año cumplió su 80 aniversario en procesión. El Yacente desfiló sobre los hombros de 88 portapasos ataviados con trajes negros en señal de luto. De negro también vestía la banda romana, que interpretó música solemne mientras el aroma a incienso envolvía la escena y se colaba por todas las ventanas y balcones del itinerario de la procesión. Este grupo estrenó las capas de los soldados de la infantería y de los músicos, bordadas en canutillo de plata sobre terciopelo.

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Exhibieron su extenso patrimonio con bordados en sedas y oro en mantos y túnicas, carros triunfales y lujosas carrozas

El Cristo de la Buena Muerte precedió a la Virgen de los Dolores, que desató el fervor a su paso por la carrera mientras sobre su trono caía una tupida cortina de pétalos de flores desde los balcones. La talla de Capuz, con el pecho atravesado por la espada de dolor, fue el centro de todas las miradas mientras los portapasos avanzaban por la carrera imprimiendo al palio del trono con su característico vaivén y entonaban la letra del himno a la Dolorosa interpretado por la Agrupación Musical Mater Dolorosa. Ambas imágenes están declaradas Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Nacional.

En la procesión del Viernes Santo el Paso Encarnado desfiló con los tronos en andas del Cristo de la Sangre y la Virgen de la Soledad, y el Paso Morado con el Cristo del Perdón y la Virgen de la Piedad.

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La pregonera de la Semana Santa, la periodista Inmaculada Jiménez, directora de la revista Harper's Bazaar España, asistió al cortejo en primera fila de la tribuna presidencial junto al alcalde de la ciudad, Fulgencio Gil. Reconoció que era su primera vez en los palcos, ya que siempre vio los desfiles bíblico pasionales en balcones de la ciudad. En la tribuna de autoridades también se vio a la consejera de Turismo, Carmen Conesa; a su homólogo de la Comunidad de Madrid, Mariano de Paco; al secretario general del PSOE en la Región, Francisco Lucas; y al líder regional de Vox, José Ángel Antelo; junto a diputados regionales y nacionales, senadores y concejales.

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