Víctor Rodríguez
Domingo, 23 de noviembre 2014, 08:18
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Personal
Nació en Valencia y tiene 51 años.
Formación
Estudió la cerrera de Medicina en Valencia y realizó la especialidad de Neurocirugía en Madrid.
Trabajo actual
Es director de Desarrollo y Proyectos de Eresa y se encarga de la patología de espalda en el Servicio de Traumatología y Ortopedia de los doctores Ripoll y De Prado, en Murcia.
Estado civil
Casado y padre de tres hijos.
Aficiones
Le encanta ver y practicar deportes; sobre todo, de balón.
Poco amigo de las intervenciones quirúrgicas como remedio a los dolores graves de espalda -«solo hay que recurrir a ellas para casos extremos»- y defensor a ultranza de la asistencia conjunta y presencial médico-fisioterapeuta, el doctor José Francisco Fabregat sostiene que la mayoría de los problemas lumbares y de columna tienen su origen «en el mal trabajo de las estructuras anatómicas». Por eso destaca la importancia de no olvidar la higiene postural en el día a día y aconseja acudir al especialista cuando el dolor condiciona la vida normal a quien lo padece. Experto en tratamientos para deportistas, este neurocirujano se encarga actualmente de la consulta de patología de espalda integrada en el Servicio de Traumatología y Ortopedia de los doctores Ripoll y De Prado, en Murcia, y además ocupa un alto cargo en Eresa, una de las empresas punteras en radiodiagnóstico.
-¿Exageran los estudios que aseguran que el 80% de los españoles sufrirán alguna vez en su vida dolor de espalda?
-No, es una cifra que no solo se da en España, sino que es similar en el resto del mundo, por lo menos en los países desarrollados. Además es la causa más frecuente de baja laboral en menores de 45 años. El dolor de espalda es un problema serio para el individuo y para la sociedad en sus distintos ámbitos -trabajo, familia, relaciones sociales...- porque condiciona la vida de muchas personas y supone una carga tanto asistencial como económica muy importante para la estructura sanitaria.
-¿Qué factores influyen en que, lejos de verse reducidos, cada vez haya más casos en las consultas especializadas como la suya?
-La mayor parte de los problemas de espalda que presenta la gente son funcionales, por mal trabajo de las estructuras anatómicas. Prácticamente el 30% de la población mayor de 40 años sana, la que no tiene dolor lumbar, padece alguna alteración radiológica en la columna. Si a esta circunstancia sumamos que el 80% de la población tiene algún dolor de espalda, nos da una idea del volumen de este asunto.
-Se ha hablado mucho de la higiene postural: cómo deberíamos sentarnos, agacharnos... ¿Qué fallos se cometen de manera más asidua?
-Como decía antes, la mayoría de los problemas de dolor en la columna son por mal trabajo de las estructuras anatómicas, que no tienen por qué estar lesionadas, pero sí que trabajan en unas condiciones poco favorables. Lo habitual es que nos sentemos mal, conduzcamos en mala posición, nos levantemos mal de la silla, de la cama..., cargamos mal el peso. Y si sumamos esto todo el día, un día detrás de otro, el cuerpo sufre sobrecargas articulares y musculares que pueden producir dolor.
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-¿Cómo habría que actuar de forma correcta?
-Por ejemplo, para levantarnos de la cama la maniobra consiste en colocarnos de lado en el borde del colchón, dejar caer las piernas y, con ese impulso, sentarnos; cuando normalmente lo que hacemos es incorporarnos en la cama o dar un salto. Estas pequeñas cosas hacen que los músculos y las articulaciones sufran.
-Hoy en día, buena parte de los trabajadores pasan sus jornadas laborales sentados frente al ordenador durante horas... ¿Qué recomendaciones daría para contrarrestar este sedentarismo?
-Hay que tener cuidado con cómo es la superficie sobre la que nos sentamos, porque hay algunos sillones de despacho en los que te hundes, y eso no es bueno. La columna debería quedar a unos 90 grados con respecto a los muslos y los muslos con el resto de las piernas, a otros 90 grados. O sea, estar hecho un cuatro. También resulta aconsejable poner un apoyo en los pies porque destensa la musculatura, y además tener un apoyo cervical, algo que tampoco se contempla. Normalmente, la parte de los hombros y de la cabeza suele quedar al aire, algo incorrecto. Luego, la pantalla del ordenador ha de estar a la altura de la vista sin tener que forzar el cuello. Y es muy recomendable levantarse de vez en cuando, cada par de horas, y caminar un poco. Hay que buscar alguna excusa para levantarse: en vez de llamar a un compañero por teléfono, mejor vamos a verlo, o ir a la fotocopiadora... Lo que sea, pero hay que cambiar de postura y estirar.
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-Actualmente existe en el mercado una gran variedad de colchones fabricados de distintos materiales, desde los tradicionales de muelles, los de látex, los de viscoelástica, etc. ¿Cuál eligiría usted para descansar bien y prevenir de esta forma posibles dolores de espalda?
-No me atrevo a entrar al detalle del material, pero sí que debe ser un colchón que tenga un buen soporte, más bien duro, que no se hunda, no necesariamente como una piedra. Tiene que ser un colchón que se adapte a la anatomía del cuerpo, más allá del material. Y no nos olvidemos de la almohada: la zona que une los hombros con la columna cervical y la cabeza debe estar toda apoyada sobre una superficie que se amolde, para que durante las horas de sueño no haya partes del cuerpo sin apoyo y con demasiada flexión o extensión.
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-¿Cuál es el mejor deporte para prevenir o mitigar esta dolencia?
-Habría que ir a cada caso particular, pero en general los deportes donde se cargue peso o donde se den sacudidas lumbares no son recomendables para personas que no están específicamente entrenadas. Con una preparación adecuada se puede hacer cualquier deporte. Se dice que la natación es buena y lo es si uno sabe nadar bien, pero quienes no han adquirido la habilidad para nadar como es debido hacen un esfuerzo para flotar que casi es peor que si no nadaran. No hay ningún deporte que por sí mismo sea milagroso; va en función de cada persona.
-Ahora están muy de moda el 'running' y el pádel.
-Correr está de moda y es barato. La clave es hacerlo bien: llevar un calzado adecuado, sobre una superficie óptima, progresar de forma ordenada y no querer hacer imposibles. Lo peor del 'running' son los impactos repetidos en la carrera, pero si minimizamos los riesgos, mucho mejor. En cuanto al pádel, no es recomendable practicarlo en una fase aguda de dolor de espalda, al igual que otros deportes, pero no es incompatible con haber sufrido un episodio de dolor o incluso con haberse sometido a una cirugía.
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-¿Qué profesiones son las consideradas de mayor riesgo, y por qué, para los dolores de espalda?
-Todas, hasta las más banales, son susceptibles de provocar dolores de espalda. Incluso en los trabajos físicamente de fuerza, como se asume que va a doler la espalda, se toman más precauciones y se producen menos problemas. Cada ocupación tiene sus pros y sus contras y hay que adaptar la seguridad a cada puesto. En definitiva, el secreto es que hay que entrenar y preparar al cuerpo para lo que va a hacer, porque si no es así, para compensar ese déficit tira de donde puede sobrecargando zonas que en condiciones normales no deberían de estar tan castigadas.
-Los menores de ahora comienzan cada vez a edades más tempranas a usar las nuevas tecnologías. Niños de 2 años en adelante, algunos más pequeños incluso, juegan con los móviles y las tabletas de sus padres casi a diario. Y normalmente adoptan posturas incorrectas de espalda, de cuello... ¿Van a sufrir más problemas estos chicos cuando sean mayores que las generaciones de adultos actuales?
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-Pues lo veremos dentro de unos años, pero presumo que sí. Con este tipo de hábitos estamos favoreciendo el sedentarismo a edades infantiles cuando antes estábamos en la calle jugando. Las nuevas tecnologías como elemento de ocio es lo que nos ha tocado vivir y hay que darlo por bueno, pero tenemos que combinarlo con una actividad física adecuada a cada edad.
-¿Han detectado un aumento de consultas de menores aquejados de dolor de espalda?
-Hasta donde yo sé no disponemos aún de estadísticas concluyentes, pero la percepción es que hay problemas de espalda en niños. O por lo menos los padres son más sensibles y consultan al especialista. Actualmente el nivel de tolerancia al dolor en la sociedad es menor, de manera que lo que se podía asumir antes como una lumbalgia y ya se me pasará, ahora se demanda por parte del paciente un estudio, un tratamiento y una solución más inmediata y más definitiva, y eso incluye también a los niños.
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-¿Y qué tiene que decir del debate entre mochila o carrito para llevar los libros al cole? Se trata de una pregunta muy manida, sobre la que se han dicho y escrito ya tantas cosas que, precisamente por este motivo, todavía existe bastante confusión al respecto. Sáquenos de dudas.
-No está claro del todo. Lo que sin duda es una barbaridad, y lo digo también como padre, es lo que pesan las bolsas de los colegios. Lo que hay que intentar es llevar el peso lo más compensado posible, lo más pegado al cuerpo para que forme un todo. Llevar todo el peso en una mano te descompensa lateralmente; un carrito con ruedas te evita la carga, pero te obliga a fraccionar en una postura que no es fisiológica. Y en el caso de la mochila, debe tener un peso adecuado a la edad y a los kilos del niño, y llevarla pegada a la espalda. Ahora existe una tendencia de llevar la mochila muy caída hacia atrás, y esto fuerza una hiperextensión del tronco.
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-Luego de sus palabras se deduce que lo mejor sería llevar una mochila bien pegada al cuerpo y con poco peso, ¿no?
-Yo creo que sí.
-¿En qué momento hay que dar el paso de acudir al médico por un dolor de espalda?
-Signos de alarma, como tal, están descritos en la bibliografía. El principal, cuando el dolor de espalda se acompaña de algún problema neurológico, como hormigueo o pérdida de fuerza en algún lugar del cuerpo. O si va unido de fiebre, pérdida de peso en un periodo corto de tiempo... Si hay alguna situación extraordinaria, hay que consultar. Si es un dolor de los que consideramos aceptables o con el que se puede convivir, creo que lo importante es saber qué causa ese pequeño dolor. No hay que vivir obsesionados con la columna, pero cuando uno tiene un dolor que le resulta incapacitante, que le condiciona su vida diaria, que le provoca dificultades para ir a trabajar, que no le permite descansar, entonces es adecuado ir al médico.
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-¿Hasta qué punto resulta complicado diagnosticar con acierto un dolor lumbar?
-La dificultad está en saber qué es lo que duele, que parece algo de perogrullo, pero ésa es la clave. Lo normal cuando viene a la consulta alguien con dolor es que detectemos, mediante las pruebas radiológicas, algo que está mal, aunque no siempre duele lo que se ve en la foto. Puedes tener una hernia muy grande que no te está causando problemas y, unos centímetros más abajo, presentar un bloqueo en la articulación sacroilíaca que es el que está generando el dolor. Hay que tener un grado de complicidad y de confianza con el paciente para aceptar que vamos a optar por un diagnóstico que probablemente no coincida con el radiológico. Las causas del dolor de espalda pueden ser por las articulaciones, los ligamentos, los músculos... Depurar lo que le ocurre al paciente es la clave. Por eso, nuestro sistema de trabajo está basado en hablar mucho con el paciente, una exploración completa y pasar consulta físicamente juntos el médico y el fisioterapeuta. Un porcentaje muy alto de los pacientes, cerca del 90%, van a tener una valoración por fisioterapia o por podología.
-¿Con qué nuevos métodos de diagnóstico cuentan?
-La radiografía, que es una prueba casi devaluada por muchos, resulta que sigue siendo fundamental si lo que se está buscando aparece en ella. Cada prueba tiene su utilidad. Desde luego que la radiografía no es un aprueba obsoleta. Hoy el TAC ha quedado para casos muy concretos, con una limitación mayor. La clave del diagnóstico en problemas de espalda, sin duda, es la resonancia magnética. Estamos viviendo una época de mucha dependencia tecnológica, que está condicionando mucho la actividad médica. Pero la tecnología debe ser una ayuda al médico para confirmar su diagnóstico o para ayudar a diseñar un plan de tratamiento. Eso sí, nunca puede suplir el ojo clínico, el contacto del médico con el paciente. Por eso se llaman pruebas complementarias, porque complementan la labor del médico, pero no la pueden suplantar.
-En Eresa, la empresa de radiodiagnóstico en la que usted trabaja, han desarrollado un aparato único en España que permite hacer las resonancias en movimiento. ¿Qué prestaciones ofrece esta máquina con respecto a las normales?
-En Eresa tenemos una gran vocación de innovación. Por eso este mismo año hemos puesto en marcha la resonancia cinemática en nuestro centro médico quirúrgico de Campanar (Valencia). Se trata de una máquina que permite hacer resonancias de las articulaciones en movimiento o en la postura en la que el paciente tiene dolor. Porque la resonancia como prueba estática ofrece una descripción anatómica, pero hay detalles importantes que se te pueden pasar. Por ejemplo, en una resonancia de tobillo en varias posiciones podemos ver cómo se comporta la cápsula articular, el ligamento, las articulaciones... Y detectamos lesiones que con una foto fija pasarían inadvertidas. Es muy llamativo lo que somos capaces de ver en una resonancia con una articulación en movimiento.
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-¿Para qué tipo de pacientes estaría indicada esta prueba de última generación?
-Es una resonancia con una utilidad para pacientes en general, pero fundamentalmente destinada a deportistas y a control de lesiones deportivas, tanto en el diagnóstico como en la evolución. Eresa está en fase de expansión desde el punto de vista geográfico, a nivel nacional e internacional, y también en cartera de servicios, siempre intentando cubrir la necesidad del paciente.
-¿Qué tipo de terapias dan mejor resultado en el tratamiento de los dolores de espalda?
-El dolor de espalda tiene muy mala prensa -con razón- porque no hay un remedio único y la gente lo vive con frustración. Entonces, los pacientes no quieren depender de los fármacos, la mayoría ha tenido tratamientos de fisioterapia, pero después sufre recaídas y acaba por desconfiar también de la fisioterapia. Y en cuanto a la cirugía, la opinión general es que las operaciones de espalda acaban mal... El problema del dolor de espalda es que el paciente no recibe de buen agrado casi ninguna de las alternativas que se le dan. Nosotros somos defensores de tratamientos lo más fisiológicos posibles. Siendo coherentes con que nuestra teoría se basa en que la mayor parte de los dolores son funcionales, lo que hay que hacer es recuperar el trabajo normal del cuerpo: la reeducación postural, el ejercicio físico, corregir posturas viciadas, fortalecer determinadas zonas del organismo, etc. Si llega el punto de que hay que llevar a cabo una cirugía, como a veces no queda más remedio que hacer, intentamos que sean técnicas lo menos invasivas posibles y que sean reversibles, es decir, no generar nosotros un daño añadido.
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