Seis consejos para que tu hijo con asma duerma mejor

En general, la Seicap explica que si el menor tiene asma lo más probable es que presente «más problemas para conciliar el sueño, este es de mala calidad y sufren adormecimiento y cansancio diurno». A la hora de dormir los síntomas asociados al asma, como la tos, los pitidos o sibilancias y la dificultad respiratoria se agudizan durante la noche y hacen que el niño se despierte con mayor frecuencia.

El asma se sitúa como uno de los factores importantes de riesgo de los trastornos respiratorios del sueño (TRS), como el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). La enfermedad provoca que se inflamen de forma crónica los bronquios y es durante el descanso cuando se incrementa, lo que empeora la respiración del niño y favorece que sufran estas pausas frecuentes en la respiración, a causa de los ronquidos.

La apnea del sueño es una de los problemas derivados más peligrosos, ya que de no ser diagnosticada puede tener consecuencias graves para su salud. El asma puede complicarse y agudizarse durante la noche y el día. La organización científica advierte de que los padres deben prestar atención cuando «los problemas para dormir se vuelven más intensos y persistentes en los niños asmáticos, sobre todo si se observa que el pequeño está demasiado irritable e hiperactivo durante el día».

Estos son los consejos y recomendaciones de la Seicap que puedes adoptar para mejorar la calidad del sueño de los niños asmáticos:

1. Acondicionar el dormitorio del niño. Para mejorar su sueño aconsejan ventilar la habitación a diario el tiempo justo para renovar el aire y, al mismo tiempo, evitar que entren pólenes, contaminantes y otros alérgenos que puedan provocar síntomas respiratorios en los niños. Cualquier impedimento para su descanso debe eliminarse. Procura que la luz sea muy ligera, no haya ruido y la temperatura sea.

2. Cumplir de forma estricta con el tratamiento de mantenimiento. Para paliar los síntomas durante el sueño es importante que los progenitores lleven un buen control de la enfermedad del niño o adolescente con asma.

3. Mantener unas rutinas antes de ir a la cama. Los momentos previos a dormir son cruciales, por eso es conveniente que el niño siga la misma rutina todos los días antes de acostarse. Por ejemplo, leer un libro, dormirse siempre a la misma hora o no hacer ejercicio a última hora de la tarde.

4. Alejarlos de las pantallas. Recomiendan que durante las horas previas se reduzca el uso de dispositivos electrónicos, sobre todo en el caso de los adolescentes que tienen más dependencia. La luz de las pantallas cuando se está en la cama puede estimular la actividad cerebral y dificultar así la conciliación del sueño. La organización propone que se realice alguna otra actividad en familia, que sea tranquila y que evite que usen el móvil o la tablet antes de dormir.

- Hacer cenas ligeras. La alimentación también es importante y, por tanto, opta por cenas que no resulten pesadas y copiosas para facilitar la digestión y el buen descanso durante la noche.

- Acudir a un médico si el problema persiste. Si a pesar de seguir unos buenos hábitos la situación continúa debes consultar con el pediatra para que pueda valorar las distintas soluciones.