JUAN ANTONIO FONSECA SERRANO
Jueves, 10 de junio 2021
Los últimos tiempos han sido y siguen siendo bastante complicados. La situación a nivel social nos ha llevado a vivir unas circunstancias que no habríamos imaginado en absoluto, poniendo a prueba la integridad mental de muchas personas. Especial mención al sector sanitario, uno de los más castigados desde marzo de 2020 por la situación pandémica que nos ha tocado vivir, y uno de los que más ha buscado herramientas con las que poder seguir adelante con toda la normalidad posible.
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Lo han conseguido, o al menos lo están logrando, sobre todo gracias al mindfulness o atención plena. Una práctica muy simple, que combina relajación y meditación, pero que sobre todo se centra en controlar las sensaciones para tener una mejor gestión emocional. Algo clave en este contexto tan inusual que estamos atravesando, y que se ha asentado ya como una herramienta fundamental para médicos y demás especialistas de la salud.
El mayor vuelco de cara a este tipo de prácticas se está notando incluso en la formación. Muchos médicos, sobre todo especialistas en cuanto a salud mental, han empezado a explorar la posibilidad de adquirir la formación adecuada para dominar este terreno. Opciones como el Titulo Experto en Minduflness del IEPP están entre las más demandadas actualmente precisamente gracias a esto.
Pero, ¿a qué se debe ese interés? La atención plena ha demostrado ser un vehículo idóneo para afrontar las situaciones más tensas y complicadas de la mejor forma posible. Ha resultado ser una muy buena herramienta para combatir el estrés y actuar con una mayor eficiencia en momentos difíciles, con prisas y con muchos elementos en contra. Tristemente, todo esto ha definido la realidad de muchos profesionales de la salud desde el año pasado.
Está demostrado que el mindfulness es ideal para poder reducir los niveles de ansiedad, aunque, de hecho, es algo que ayuda a cambiar por completo el enfoque vital de una persona. Para los médicos, desde luego, se convierte en algo que casi cae del cielo dados los tiempos que corren. Pueden abordar el día a día con menos miedo, con más seguridad y con la certeza de saber que podrán obrar con la mayor eficiencia posible a pesar de todo. Aunque, claro está, no es algo que impida que las emociones acaben aflorando.
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Y todo porque, a pesar de lo que se pueda creer sobre él, este método se centra sobre todo en lo que causa la mayoría de problemas que derivan en episodios de estrés, temores y ansiedad: nuestra propia mente.
Los beneficios del mindfulness en el ámbito de la salud
Con la práctica del mindfulness, cualquier persona aprende a tomar una mayor conciencia corporal y, sobre todo, se centra más en el momento presente. Controlando la respiración y las sensaciones, quienes lo ponen en práctica empiezan a no centrarse tanto en el pasado, ni tampoco agobiarse pensando en el futuro. Miran más al ahora, a lo que realmente importa y sobre lo que realmente pueden tener control. A fin de cuentas, las acciones se llevan a cabo al momento, y es ahí donde se debe estar al 100%, más en un sector como el de la salud.
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Algo tan sencillo como ser consciente de la respiración y las sensaciones que se tienen en el cuerpo es suficiente para identificar qué es lo que está causando malestar y/o tensión y, sobre todo, ver cómo afecta a la persona. Este grado de autoconocimiento ayuda mucho a médicos, enfermeros y demás profesionales en una actividad laboral diaria que se está complicando más de lo que debería. Causas ajenas a ellos, por supuesto.
De esta forma, respirando con atención y sabiendo separar y detectar el problema, se pueden aceptar las tensiones que se están percibiendo y dejarlas ir. Un pequeño ejercicio que conforma solo una parte de todo lo que hace y de cómo se aplica el mindfulness, pero que es ideal para entender por qué tanto interés por él. Es algo muy sencillo una vez se domina, y sus efectos positivos son muchísimos. Sin ir más lejos, eliminan por completo el riesgo de sufrir episodios de ansiedad o crisis respiratorias causadas por el estrés, algo demasiado frecuente en los últimos meses.
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También cabe mencionar diferentes estudios que hablan de cambios a nivel neuroendocrino y psicológico al poner en marcha las prácticas propias de la atención plena. Su aplicación provoca beneficios también sobre el sistema hormonal y endocrino, muy vinculado a las emociones y sensaciones. A eso hay que sumar una mejora de la memoria y del estado de ánimo, la reducción de episodios de insomnio y el fortalecimiento de la inteligencia emocional.
Ciertamente, viendo todo esto no llama la atención que los médicos y especialistas decidan abrazar el mindfulness, lo que verdaderamente llama la atención es que no lo hagan más personas. Para muchos, ya es parte de la rutina habitual, hasta el punto de ponerlo en práctica también a la hora de tratar a sus pacientes. Porque, desde luego, funciona.
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Más información: www.iepp.es/titulo-superior-mindfulness-gestion-emocional/
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