Desapareció la prima de riesgo y la recesión de nuestro vocabulario cotidiano. Empezamos a salir de la crisis, aunque el nuevo paisaje es muy diferente al que dejamos al entrar en el túnel. Ya no hay pavor al rescate, porque la economía crece en sus grandes cifras, aunque las colas del desempleo siguen todavía ahí, kilométricas. En 2015 nos aterrorizó el yihadismo y nos preocupó el separatismo. Fue un año de maratón electoral que se cerró con el bipartidismo cuarteado y la consolidación de dos nuevas fuerzas políticas. En la Región, después de veinte años de hegemonía aplastante, el PP perdió por un solo escaño la mayoría absoluta en la Asamblea regional, donde entraron, junto al PSOE, Ciudadanos y Podemos. A lo largo del año, la sangría de presuntos casos de corrupción propició innumerable información de tribunales y desencadenó una cascada de dimisiones de históricos políticos populares que pasaron a mejor vida por las exigencias de Cs con los imputados. El vendaval político trajo cambios históricos. La Asamblea recuperó su protagonismo perdido y el pacto se hizo ineludible para un gobierno popular acostumbrado al monólogo. El mango de la sartén pasó a manos de la oposición, que reformó la ley electoral y demostró con los Presupuestos hasta qué punto puede poner en apuros al Gobierno. En los ayuntamientos, el color político, otrora azul, se tiñó de rojo por el avance del PSOE y sus pactos. Un escenario inédito que todavía está sin cuajar, a la espera de saber quién ocupará La Moncloa. 2015 iba a ser el año del AVE, pero un año más habrá que esperar para saber cuándo y cómo llega. Lo mismo puede decirse del aeropuerto, que permanece sin aviones y ahora sin gestor. La sequía se agravó y el Trasvase crucial para miles de familias murcianas y la economía regional volvió a situarse en el ojo del huracán. Un decreto nacional y el incremento de la producción de las fábricas de agua desalada permitieron salvar el año, pero tras un interminable y seco veroño entramos en 2016 con nuevas incertidumbres. Ni llueve en la cabecera del Tajo ni el Gobierno manchego de García Page cesará en su empeño. La economía trajo algunas alegrías. Mejora el consumo y el PIB, lo que supo aprovechar Pedro Antonio Sánchez para bajar impuestos y dar un giro social en una de las regiones con mayor tasa de pobreza. Cómo no, el deporte deparó momentos de tristeza y de gloria. Apiñados en la Segunda B por la asfixia económica, el fútbol regional trajo al menos la intensidad y la emoción de varios derbis. Fueron los dos que nunca fallan -el marchador Miguel Ángel López y el ciclista Alejandro Valverde- quienes subieron a los podios reservados para los mejores del mundo. Fue también el año donde el artista Isidoro Valcárcel Medina recibió, de 'La Verdad' y del Ministerio de Cultura (Premio Velázquez), los reconocimientos que los políticos regionales le habían negado.

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