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Hay un hecho que define a la perfección cómo es Guillermo Fernández Romo (Madrid, 41 años), técnico del Cornellá, el equipo revelación de la fase de ascenso a Segunda, y exdirector deportivo del Real Murcia. En el verano de 2018 y tras firmar un contrato de larga duración como director de cantera del Racing de Santander, decidió dejar tan goloso puesto para irse a entrenar al modesto Ejea de los Caballeros, un recién ascendido a Segunda B que parecía claro candidato al descenso. No era, a priori, buena operación.
Su pasión por entrenar es tanta que no pudo resistir la tentación y dejó su puesto en Santander para tomar las riendas de un equipo amateur en casi todos los sentidos. En Santander, hasta tenía como premio en el contrato ser secretario técnico del club cántabro si había ascenso a Segunda del primer equipo (finalmente lo hubo). Pero decidió renunciar a todo para dirigir a un cuadro que, cuando Romo llegó a tierras aragonesas, no tenía ni portería portátil para el entrenamiento, ni utillero, ni lo mínimo exigible para competir en el tercer escalón del fútbol español. Dejó la comodidad del despacho por los riesgos de un banquillo que no le ofrecía demasiada seguridad. Pero entrenar era lo primero, su apuesta personal.
Como director deportivo. Pasó por el Murcia 2016-17 y Jumilla 2017-18, donde al final acabó siendo el entrenador.
Logros como técnico. Salvó del descenso al Sabadell, Jumilla y Ejea. Fase de ascenso a Segunda División con el Cornellá.
Su libreta. Metódico, lee muy bien los partidos. Camaleónico en su estilo de juego; saca partido a plantillas modestas.
Y le salió cara. El Ejea se salvó sin problemas tras un gran año y el exgrana se puso en el escaparate. No era su primera experiencia en el banquillo en Segunda B, pero sí su primer año completo. Antes había sido un apagafuegos; en Sabadell salvó al equipo arlequinado del descenso a Tercera en 16 partidos de infarto. Al año siguiente tuvo que hacer otro milagro similar con el Jumilla: pasó de ser el director deportivo a colocarse como entrenador en los cinco últimos partidos ligueros del cuadro vinícola, en los que el madrileño obtuvo 13 puntos de 15 posibles.
Tras lo de Sabadell, Jumilla y Ejea, le llegó la llamada del Cornellá, nueva aventura en un equipo modesto. Un club que tiene un pequeño campo de césped artificial de apenas 1.500 butacas. Con 650.000 euros brutos de presupuesto (incluídos todas la cargas sociales) y una plantilla de perfil muy bajo, ha vuelto a hacer otro milagro metiendo a este equipo en la final del 'playoff' de ascenso a Segunda tras eliminar al Ibiza y al Baleares, dos claros candidatos para subir. Ahora solo le falta tumbar al Castellón.
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Muchos se preguntan ahora por qué Fernández Romo no triunfó en el Real Murcia y se fue por la puerta de atrás. Llegó en el verano de 2016, tras las dos temporadas de Aira en el banquillo que terminaron con la destitución del leonés y el paso efímero de Acciari. Víctor Alonso, gerente del club y mano derecha de Martínez Abarca, siguió los consejos del Chuti Molina y eligió a Romo como nuevo director deportivo grana. Molina lo conocía desde que ambos coincidieron en el Celta de Vigo, donde Romo llegó, como técnico, a ser campeón de España juvenil.
Su misión no era fácil en el Murcia: debía armar un equipo candidato al ascenso con 700.000 euros (incluidos gastos sociales), un presupuesto similar al que maneja ahora Julio Algar. Pero antes en el Murcia la exigencia era más alta. Con Paco García, querido por la afición y la directiva, era el entrenador. De la mano de Romo llegaron algunos futbolistas que no brillaron, aunque el tiempo le dio la razón con otros como Paris Adot.
La clave de que su proyecto en el Real Murcia no terminara de arrancar en la primera vuelta tuvo que ver con los fichajes que se le escaparon por falta de dinero.
Sobre todo dos: el de Onwu y Molo, que se los arrebató el Lorca de Xu Genbao poniendo encima de la mesa contratos inalcanzables para el Murcia. Y no tuvo tiempo para más. En diciembre llegó Raúl Moro escudado por Deseado Flores, que asumió la dirección deportiva y antes de hacer fichajes de altos vuelos mandó a Romo a la calle, convirtiéndolo en otro profesional del fútbol que salió por la puerta de atrás del Murcia y triunfa después lejos del Enrique Roca. Hoy puede pasar a la historia si le gana la final por el ascenso a Segunda al Castellón, el favorito ante el Cornellá. De ese duelo, y del Barcelona B-Sabadell, saldrán hoy los dos equipos que subirán a Segunda junto al Cartagena y Logroñés.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
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