El Real Murcia se reencuentra con ritmo, presión y un poco de samba

El partido, o parte de él, parecía estar precisamente en ese aspecto del juego a la hora de conseguir robos altos o de que el rival saliera de la presión. En la primera parte pareció favorecer más al Alcorcón. Sacando jugado el balón, muchas veces logró que el Real Murcia tuviera que bajar el bloque y replegarse. Eso le alejaba de la portería rival en un once sin tantos recursos al espacio como Loren, Pedro Benito o Alcaina para aprovechar los contragolpes con tantos metros por delante. Y recuperar la pelota atrás también obligaba a construir más, cosa que el Murcia intentó con dificultades. Así que el robo era un camino ideal para tener ocasiones. Mostró el camino en algunos momentos y lo confirmó tras el descanso.

En esa segunda parte, el Real Murcia ahogó mucho más al Alcorcón. Subió la agresividad y el ritmo y el Murcia tenía más controlado el partido. El encuentro estaba más cerca de la portería rival y el protagonismo de los de Fran Fernández subió. En ese sentido, Juan Carlos Real tuvo a los pocos minutos de la reanudación una ocasión tras un robo en campo contrario. Del mismo modo, un lateral como Kike Cadete se fue asomando con incorporaciones más prometedoras y Mier, el lateral derecho, incluso anotó un gol. Los granas limitaron mucho más las virtudes con el balón de su rival y expusieron al mismo tiempo la debilidad defensiva que tanto está pesando en los alfareros en este inicio de Liga.

Parte de esa debilidad del Alcorcón estaba en la defensa del balón parado. Ahí estaba otra vía posible para que el Murcia desnivelara el encuentro. En la primera parte, con Alberto González y Carrillo, habían mostrado mayor dominio en el juego aéreo, tanto en estrategia como en un centro lateral. Ya en la segunda parte, una falta de Pedro León encontró el remate, con el pie, de Alberto, otra vez ganador entre los jugadores rivales. Los de Fran Fernández supieron ejecutar y ajustar la pizarra a su rival, un equipo que mostró una defensa zonal.

Las apariciones de Toral, por ahora moderadas, siempre son aplaudidas por la grada y el jugador intenta justificar sus minutos con ganas y buscando el desequilibrio. Con ese descaro soltó un chut escorado que casi acaba dentro. Es uno de los jugadores de fondo de armario, ahora más importantes por las bajas recientes en ataque. Del mismo modo, también con ficha del Imperial, están Cadorini y Palmberg, dos promesas brasileñas que ayer dieron la primera alegría. Conectaron un par de veces, la segunda para el 3-1 definitivo. Palmberg asistió con un lujo y Cadorini remató de modo certero. En pleno proceso de adaptación asomó el talento de ambos.