El Real Murcia de Raúl Moro y Víctor Gálvez se asomó al abismo, quedó al borde de la desaparición. Ambos dirigentes, y sus personas ... de confianza, empujaron aún más a la entidad centenaria hacia su muerte. Fueron años en los que aquellos gestores granas, que llegaron a un club que ya tenía una deuda mastodóntica generada por la familia Samper, firmaban contratos sin mesura, sin ningún tipo de control a pesar de que la mayoría de los ingresos eran embargados por las administraciones públicas y otros acreedores. Daba igual que cada verano las denuncias se acumularan en la sede de la AFE (Asociación de Fútbolistas Españoles) y que el Real Murcia necesitara un milagro para sobrevivir temporada tras temporada. La entidad centenaria se adentraba cada vez más en un callejón sin salida a pesar que, a la hora de fichar jugadores y negociar altos salarios, aquel Real Murcia prometía como el que más.
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Pero en 2019, y tras la llegada de la Parmu (Plataforma de salvación del Real Murcia) al órgano directivo del club, el Murcia aprobó un nuevo artículo en sus estatutos enfocado a controlar presupuestariamente a sus directivos, obligándoles a apretarse el cinturón para no tener que respoder con sus propios fondos a los números rojos que generara la entidad. Era una imposición que evitaría más sustos a final de curso.
El artículo, el 35, obligaba a los dirigentes granas a hacer un presupuesto anual mesurado, realista, y, por otro lado, a ejecutarlo sin desviaciones. Gracias a estos ajustes el Murcia pudo salir vivo de la reducción de ingresos provocado por la Covid. En la campaña 2021-22, el de Manolo Molina y el ascenso a Primera Federación, el Murcia contó con un coste de plantilla ajustado, lo que provocó que los números al final de la campaña no fueran alarmantes. De hecho, el club presentó un superávit de 257.000 euros, aunque después de unas regularizaciones de deuda de 400.000 euros de las que se quejaron algunos de los accionistas y acreedores granas y que, de no haberse realizado, hubieran dejado un agujero en la temporada de unos 200.000 euros.
Pero en esta última campaña, la 2022-23 en Primera Federación, el Real Murcia parece haber vuelto a las andadas a pesar de que seguía contando con gran parte de sus ingresos embargados y con las administraciones públicas acechando. Aunque la directiva de Agustín Ramos estimó en junio de 2022 un superávit de 197.032 euros para la campaña 2022-23, los números de la actual directiva reflejan una realidad muy distinta a la prevista.
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Dicho cálculo ha resultado ser erróneo ya que solo un año más tarde, y ante el inminente cierre del ejercicio para el 30 de junio, el déficit previsto será de 1,1 millones de euros, un agujero como los que se generaban antes.
El motivo principal, el aumento del coste previsto para la plantilla del Real Murcia 2022-23. De hecho, la propia directiva grana en la que también estaban representantes del KBusiness calculó un presupuesto de 1.593.150 euros para futbolistas del primer equipo, aunque finalmente la cifra se ha elevado a los 2,5 millones. El motivo; la diferencia evidente entre los salarios de los primeros futbolistas que llegaron al club grana en el arranque del mercado veraniego con los que llegaron al final de dicho periodo y también en enero.
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Quitando los 200.000 euros de ficha de Pedro León, un desembolso que el club pretendía enjugar con el aumento de ventas de camisetas del jugador muleño y otros artículos, destacan los 130.000 euros que firmó a Sergio Aguza por una temporada, los cerca de 120.000 euros de Miku o el total de 180.000 euros de los fichajes invernales de Romera (70.000), Alfon (53.0000) y Alberto Toril (55.000) para solo cuatro meses de competición.
Un déficit de 1,1 millones en el que no están englobadas las pérdidas de la cantera grana y que alivió lo recibido por Meseguer (canterano grana), cuya marcha del Mirandés al Granada dejó en las cuentas del Real Murcia 270.000 euros que hicieron el agujero del curso algo más pequeño.
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El Real Murcia, desde la llegada de Felipe Moreno al club grana el pasado mes de marzo, está reduciendo su deuda pública a marchas forzadas. De hecho, cuando el empresario cordobés aterrizó en el Enrique Roca la entidad centenaria debía a la Seguridad Social 4,2 millones, una cantidad que en tan solo tres meses se ha reducido hasta los 2,6, según un certificado de esta entidad fechada el 12 de junio de 2023.
Cabe recordar que el actual presidente y máximo accionista del conjunto grana llegó a un acuerdo con la Tesorería de la Seguridad Social para abonar 2 millones por año y reducir totalmente esta deuda para 2025. La fórmula: pagar un millón al contado para después abonar plazos mensuales de 100.000 euros para completar este desembolso por ejercicio. Tras su llegada en marzo, Moreno, que se ha apoyado en el abogado Andrés López para alcanzar este acuerdo, abonó de una tacada 1,2 millones a la Seguridad para compensar los dos primeros meses del año antes de cumplir con sus obligaciones mensuales. También destinó 2 millones para Hacienda.
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