Rácanos

La racanería rara vez tiene premio. En el deporte, y también en la vida en general, ser pacato y timorato tiene las patas muy cortas. Es verdad, como decíamos la semana pasada, que a corto plazo o durante algún tiempo te puede salir bien. Pero al final siempre se te acaba viendo el plumero.

El año pasado sonó la flauta y esta temporada jugando nuevamente al 'cerocerismo', o metiendo un gol y tirándote para atrás, al Real Murcia y a su entrenador les ha ido bien hasta diciembre. Pero ya se le han visto las costuras.

El Real Murcia de ayer hizo la primera parte que suele hacer casi siempre: para olvidar. Y en la segunda, en una de las pocas ocasiones en las que merodeó la portería rival, Toril, en su flamante reestreno como jugador grana, hizo el 1-0. Curiosamente, el balear obtuvo como premio el banquillazo. Parece mentira con la mili que tenemos que algunos aún no sepan que cuando quitas la referencia que sujeta a los centrales, el rival se suele soltar y lo normal es que acabes pidiendo la hora o que te terminen empatando. Pasó con el filial del Bilbao; 1-0 y para atrás, aunque ahí tuvimos cierto margen para arreglarlo. Y nos ha pasado tantas veces.

Además, ahora ya no hay excusas. Porque tienes seguramente la mejor delantera de la categoría. Pero claro, tienes que querer. Ya te pueden traer a Benzema que si el equipo no ataca... Y eso es lo que le ha venido pasando al Murcia durante toda la temporada. Ya no vale echarle la culpa al voluntarioso Miku. Que ojo, tampoco es que tuviera diez ocasiones por partido.

En lo institucional, al César lo que es del César. Si hace unas semanas criticábamos que el Consejo de Administración no dejara entrar al periodista de LA VERDAD José Antonio Otón, parece que han rectificado. Y es justo reconocerlo. Amén de que Ramos y Roca, que nuevamente han puesto la 'mosca'. Hechos son amores y no buenas razones. Contrasta la valentía en la zona noble con la racanería que muestra el equipo en el césped. Postdata: suerte, Santi Jara

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