Pesambres y un transistor

Prácticamente desde que tengo uso de razón me recuerdo escuchando los partidos del Murcia desde un transistor. El transistor es algo que heredé de mi abuelo. Siempre lo recuerdo pegado a aquel pequeño aparato. Ahora me vienen a la memoria el 'maestro' Ibarra, Pepe Yepes, Paco Zaragoza, Ruiz Vivo, Andrés Egea, Vicente Luis Cánovas, Orive, Luis Belló, Vicente Capapé, o más recientemente, Fermín Noaín o Gregorio León. Todos ellos contando y cantando los partidos del Real a lo largo de toda la geografía patria. Incluso recuerdo a Juan Francisco Martínez, de la Cadena Rato, narrando un partido contra el Valencia en el año ochenta y nueve subido encima de una grúa. Al parecer Juan Garrido le había vetado la entrada en la vieja Condomina. Al escuchar nuevamente por la radio a través de la emisora pública regional el partido, por llamarlo de algún modo, que el Murcia hizo ayer, me vinieron a la memoria tantísimos recuerdos y tantísimos grandes profesionales, que me han transmitido tantas emociones, y que a través de sus comentarios, me han provocado alegrías, disgustos, cabreos, e incluso mas de un llanto.

Por la radio escuché por ejemplo el fatídico partido de Riazor, donde a mi modo de ver cambió la historia de hasta aquel momento dos equipos parejos. El Deportivo de La Coruña y el Real Murcia. Uno tocó el cielo ganando copas y ligas y plantándose en una semifinal de la Champions, y otro bajó a los infiernos. Hasta entonces ambos equipos subían y bajaban sin mayor remisión, pero justo aquel año se abrió la caja del dinero de las televisiones, el Canal Plus... Lo que provocó que equipos como el Dépor pudieran fichar a innumerables internacionales, e incluso contar en sus plantillas con campeones del mundo, lo que hasta entonces hubiera sido impensable. Por la radio escuché varios ascensos del Murcia a Primera, como el que tuvo lugar en Elche, con el santomerano Vicente Carlos Campillo en el banquillo pimentero, Y por la radio volví a coger la enésima 'pesambre' de mi vida con el Murcia en el día de ayer, está en nuestro ADN.