José Otón
Sábado, 2 de agosto 2014, 20:46
En el amistoso de este sábado en Ceutí entre el Real Murcia y el Hércules, el fútbol fue lo de menos. El ambiente venía cargado, muchos jugadores de la primera plantilla decidieron no jugar el tercer partido de la pretemporada hasta que la Liga no decida el futuro del equipo grana y los aficionados que acudieron al complejo Miguel Induráin, unos 600, no se lo tomaron nada bien. De hecho, y aunque la decisión era libre, solo Acciari, Miguel Albiol, Pumar, Rubén Sánchez y Carrillo accedieron a jugar el encuentro respecto a la primera plantilla, con lo que estuvieron acompañados de muchos jugadores del filial. Eso provocó que muchos aficionados increparan a jugadores como Casto, Toribio y Saúl, y que desembocara en algún enfrentamiento. De hecho, la mediación de Tete, Toribio y Hugo Álvarez consiguió apaciguar los ánimos de los aficionados que, a falta de directivos del club, la pagaron con los jugadores. Solo el Chuti Molina estuvo en Ceutí aunque con un rostro bastante descompuesto, fastidiado con la situación.
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El choque comenzó con la presencia de los peñistas en el centro del campo, donde mostraron la pancarta con el lema En Hacienda juegan todos y solo pagamos nosotros. Hasta ahí todo parecía discurrir por cauces tranquilos pero en el minuto 34 de la primera parte un grupo de aficionados del Real Murcia interrumpieron el choque, portando bengalas y una pancarta contra Javier Tebas y Jesús Samper. Las fuerzas de seguridad presentes en el estadio fueron incapaces de parar a este grupo de aficionados que permanecieron en el terreno de juego durante algunos minutos. Después, durante el descanso, tuvieron lugar las escenas más desagradables. Varios aficionados increparon a Casto y le recriminaron que quisiera marcharse a Zaragoza. El portero extremeño respondió a algunos insultos con una peineta, aunque la tranquilidad volvió solo unos minutos más tarde con el comienzo de la segunda parte.
De hecho, los jugadores de la primera plantilla que no quisieron jugar el partido por iniciativa propia y que no se habían sentado en la primera mitad junto al resto de compañeros en el banquillo del Real Murcia sí lo hicieron en la segunda parte para arropar a sus compañeros y calmar los ánimos. Así, el choque en el que el fútbol era lo de menos, terminó con 0-2 para el Hércules de Alicante, un gol de Antón en propia meta y otro de Lauren. Un partido que no sirve para medir la preparación física del equipo pero sí para comprobar que los corazones murcianistas siguen latiendo alrededor del equipo de fútbol más antiguo de la Región.
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