Dos meses después, el Murcia volvió al lugar de los hechos. Ya he dicho varias veces que Alicante supuso un punto de inflexión y un cambio en la inercia negativa que el Real arrastraba desde hace una década. No fue solo un 'playoff'. Allí cambió ... la historia, por eso el que suscribe celebró el ascenso como si hubiéramos ganado la 'Champions'. De hecho, cuando estemos en Primera, o incluso jugando en Europa, valoraremos en su justa medida lo que pasó a finales de mayo en el Rico Pérez.

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Sí, sí, no se ría el lector, que también se reían en Granada cuando se arrastraron durante tres décadas por los infiernos del futbol y hace dos temporadas estuvieron jugando contra el PSV, o en el 'Teatro de los sueños' de Old Trafford contra el Manchester. ¿Por qué no nos va a tocar a nosotros?

Cuando eso suceda, porque sucederá, los aficionados que ayer estuvieron viendo el partido desde un montículo anexo al estadio, seguramente ya peinando alguna cana, dirán a sus hijos en el aeropuerto de Manchester que «yo estuve en Alicante». Mención aparte merece el comportamiento del Intercity; el dinero no da el señorío.

Alicante ya forma parte de la historia grana y de la historia personal de Ganet, quien para no perder la costumbre volvió a marcar un golazo en la antigua ciudad romana de Lucentum. El internacional guineano debe pensar que ojalá todos los partidos se celebraran en la capital de la Costa Blanca.

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El Murcia comenzó el domingo dubitativo, pero a partir del minuto veinte se metió de lleno en el partido. Y aunque en la primera parte el choque estuvo igualado, los granas dieron sensación de peligro cada vez que merodeaban el área rival. Ya lo dije el otro día: el Murcia de este año tiene pegada. Y ya en la segunda parte, a partir del gol de Pedro León, que nos va a dar muchas alegrías, todo fue sobre ruedas para el Real. Solo por un accidente propiciado por un gol en propia meta hizo peligrar la victoria.

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