Dani Romera y Javi Rueda en el partido frente al Atlético Baleares de este domingo. Nacho García / AGM

Real Murcia - Atlético Baleares

Un Murcia impotente se queda seco otra vez

El equipo de Simón, que mantiene su puesto de 'playoff', se enredó en la tela de araña tejida por un Baleares que se benefició de un regalo de la defensa grana

Domingo, 16 de abril 2023

El choque ante el Baleares fue un dolor de muelas para el Real Murcia. Cualquiera que siga el devenir la Primera Federación sabía que el encuentro ante el equipo mallorquín era peligroso. Un rival ubicado en un puesto engañoso de la tabla con jugadores como ... Laure, Dioni y Petcoff, entre otros, que en la primera fase de la competición había ofrecido un rendimiento bajo pero que llegaba al Enrique Roca en el mejor momento del año tras acumular seis semanas seguidas sin conocer la derrota. Un conjunto que, incluso, se pudo dejar en el banquillo a otros nombres muy conocidos como René, Cordero, Xisco Jiménez y Lucas de Vega, por ejemplo.

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Un cambio radical

El Murcia, que había marcado nueve tantos en sus dos últimos encuentros, apenas pudo generar ocasiones de gol

Eso explica, en parte, lo sucedido en el Enrique Roca en un choque en el que el Real Murcia estuvo torpe, acelerado y sobre todo atascado en el plano mental. No supo leer el partido, le concedió un regalo a su rival que supo jugar con la ansiedad de los murcianos y dejó escapar una oportunidad de oro para seguir la estela del Eldense, aunque la victoria del Amorebieta ante la Real Sociedad B permite a los granas seguir agarrados a los puestos de 'playoff' una semana más. Eso sí, este choque es un baño de humildad y también de realidad para un equipo que debe seguir peleando por un billete para la fase de ascenso, su primer objetivo.

Real Murcia:

Miguel Serna, Javi Rueda, Alberto González, Iñigo Piña, Arnau Solá (Carrasco, 76), Sergio Aguza (Toril, 76), Julio Gracia (Ganet, 58), Pedro León, Dani Vega (Arnau Ortiz, 65), Loren Burón (Alfon, 65) y Dani Romera.

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Atlético Baleares:

Lucas Díaz, Laure, Marc Baró, Olaortua, Tropi, Dani Nieto (Carlos Julio, 66), David Navarro (Kevin Lionel, 59), Dioni Villalba (Xisco Jiménez, 83), Víctor Narro (Óscar Sánchez, 83), Damián Petcoff y Toni Ramón (Cordero, 59).

  • Goles: 0-1, min. 6, Víctor Narro.

  • Árbitro: Romero Freixas, del comité catalán. Mostró amarilla a Navarro, Víctor Narro, Toni Ramón, Julio Gracia, Laure, Iñigo Piña y Carrasco.

  • Incidencias: Estadio Enrique Roca, 19.912, espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Sarabia, abonado 45 del Real Murcia.

Un buen arranque

El Real Murcia hizo una primera parte de aprobado alto. Salió bien al partido, intentó encontrar espacios en la poblada defensa del Baleares y, sobre todo, dejó casi seco al ataque de un equipo rival que contaba con futbolistas trillados en Segunda y Segunda B. Pero el conjunto de Simón, a la vez, cometió un error de principiante, concedió una ocasión a Víctor Narro, que le costó marcharse por debajo en el marcador tras los primeros cuarenta y cinco minutos.

Los centrocampistas, mal

Julio Gracia, Aguza y Ganet no supieron leer el partido ni generar el fútbol que su equipo necesitaba

Fue Arnau Solá el que, en una situación comprometida, erró en un despeje que propició que el balón quedara muerto a los pies del jugador del equipo balear, que fusiló a Serna. Todo lo demás lo hizo mejor el Real Murcia. Fue intenso, creó un par de ocasiones propicias para empatar propiciadas por servicios de Pedro León. Pero el Murcia se fue al vestuario demasiado castigado, con una sensación de impotencia a cuestas propiciada por haber sido mejor que su rival y marcharse a la caseta por debajo.

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Lo mejor de la primera parte fue ver de nuevo a Pedro León en un estado óptimo de forma, presionando como el que más y luchando por cada balón. Cien por cien implicado. Algo parecido a los primeros cuarenta y cinco minutos firmados por Dani Romera, relanzado tras sus dos goles en Irún y derrochando trabajo para recuperar y asistir a sus compañeros. Para la segunda parte ambos necesitaban la ayuda de futbolistas como Julio Gracia, Dani Vega y Loren Burón, no tan acertados.

Patada al aire de solà

Al igual que en el choque frente al Barcelona B, un grave error atrás le costó caro al conjunto grana

La segunda parte arrancó con un Baleares más atrevido y con susto para el equipo grana. Una falta lateral de Marc Baró la sacó bajo palos Serna. Al menor, el contragolpe lo aprovecharon Loren y Javi Rueda para generar peligro. A los nueve minutos sí que llegó una grana ocasión para el Murcia, la mejor hasta el momento, con un centro de Loren que Dani Vega cabeceó ligeramente fuera por muy poco. La grada del Enrique Roca animaba y calentaba el choque cuetionando cada decisión de un árbitro que buscaba ser protagonista y que con sus decisiones cortó el ritmo del choque.

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Festival de cambios

Hasta que a los veinte minutos de la reanudación Simón decidió intervenir en un duelo que se enmarañaba metiendo a Alfon y Arnau, dos futbolistas con inventiva y energía. Pero no se arregló nada y a los trece minutos de la segunda parte y viendo que el choque estaba atascado, Mario Simón decidió sentar a Julio Gracia y dar entrada a Ganet. Necesitaba romper con pases filtrados la defensa posicional de un Baleares que, definitivamente, se metió atrás y se dedicó a defender y a perder tiempo de forma constante.

Los cambios no mejoraron al equipo grana, que se topaba una y otra vez contra el muro levantado por un equipo sin fisuras atrás y sin complejos para defender. Por eso el entrenador del Real Murcia, otras muchas veces criticado por ser conservador e inmovilista, tiró la casa por la ventana y sentó a Aguza, el pivote defensivo, y Arnau Solà, el lateral zurdo, para dar entrada a Toril y Carrasco, dos delanteros centros. El Murcia iba a por todas ya que necesitaba, al menos, no perder.

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Pero no hubo nada que hacer, el Murcia estaba espeso y sin fluidez, a pesar de los cambios tan ofensivos. Tras dos semanas abrazado al gol, se volvió a quedar seco. No fue una cuestión de implicación ni ganas, fue solo una mañana gris, de bloqueo mental de un equipo que no supo jugar un partido vital en la lucha por el 'playoff' y que al menos tiene la oportunidad de enmendar su error.

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