Andaba yo, siendo un niño a principios de los ochenta, jugando en la calle y a mi lado se encontraba, sentado en un banco, un señor mayor escuchando el transistor. Recuerdo perfectamente que el Real Murcia jugaba contra el Calvo Sotelo. Se daba la circunstancia ... de que por aquel entonces había un político muy famoso, de hecho llegó a ser presidente del Gobierno (en esas estaban en el Congreso cuando el famoso y fatídico intento de golpe de estado del 23-F). Se llamaba Leopoldo Calvo Sotelo, y yo, en mi puerilidad, pensé que aquel equipo de fútbol al que se enfrentaba el REAL, se llamaba así porque el famoso político que salía en la tele era el dueño y le había puesto su nombre. A esa edad me pareció que tenía sentido. No en vano en la pandilla del barrio teníamos un equipo, por cierto, invictos en nuestros duelos con las demás barriadas, que se llamaba Los linces. Si nosotros nos llamábamos así, ¿por qué el Presidente del Gobierno no le iba a poner su nombre a un equipo? El caso es que aquel conjunto azulón y minero desapareció, y en el año 2015 se refundó con el nombre de Calvo Sotelo de Puertollano. Que es el conjunto con el que los granas se enfrentaron ayer.

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Imagino, que si hoy un niño va a la Nueva Condomina a ver un Real Murcia- Pedro Sánchez FC, puede pensar que el Presidente se ha comprado un equipo y le ha puesto su nombre. Ya lo que nos faltaba.

Entrando en el partido que se jugó ayer, cuando vi la alineación del equipo rival, había una cosa que tenía meridianamente clara. Que Wilson Cuero iba a marcar. Cosa que no hizo en los tropecientos partidos que disputó como delantero del Real Murcia. No me preguntéis por qué. Cuando uno lleva muchos años siguiendo al Murcia, estas cosas se saben. Los buenos aficionados me entenderán. Fuera de esto, y de la vuelta de Masegosa y del otrora prometedor portero de la cantera Simón, al Enrique Roca, pocas lecturas se pueden sacar de un partido en el que el Murcia fue superior de principio a fin.

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