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Juanjo, el pelotari que se hizo granaEs difícil encontrar un futbolista en la historia del Real Murcia con el carácter y la personalidad de Juanjo Díaz de Guereño Esquibel, más conocido como 'Juanjo' (Eskoriatza, Gipuzkoa, 63 años). Fue un guerrero del área, un motivador nato, un deportista con unos valores y convicciones a prueba de bombas. No es casualidad que todos sus excompañeros lo ensalcen, no solo por su capacidad de intimidar a los rivales, también por su lealtad y poder para levantar el vestuario en los malos momentos.
«Se abría a los compañeros y hacía vestuario. Su comportamiento era ejemplar y se entregaba al Real Murcia. Y, sobre todo, era un jugador de club y una excelente persona», recuerda Vicente Carlos Campillo, el primer técnico que lo dirigió en el equipo grana y con el que consiguió dos ascensos. Y es que Juanjo, que antes de futbolista fue un pelotari que apuntaba maneras, llegó al Real Murcia tras cuatro campañas en el primer equipo del Alavés, otro histórico en el que disputó dos temporadas en Segunda y otras dos en Segunda B. Allí acumuló 108 partidos y compartió vestuario y amistad con mitos del fútbol vasco como Santi Idigoras, López Rekarte o Ernesto Valverde.
284 son los partidos
en los que Juanjo defendió la camiseta del Real Murcia en Primera, Segunda y Segunda B, una cifra solo al alcance de Vidaña, que sumó 341. A Junajo le sigue Richi, con 277.
Juanjo nació a 766 kilómetros por carretera de La Condomina, pero su corazón se hizo grana con el paso de los años. De hecho, tras colgar las botas, se asentó en la Región para siempre, igual que otros futbolistas que sin ser murcianos aman o amaron el escudo del Real Murcia más que nadie. Fue Dani Barceló, entonces secretario técnico grana y mano derecha de Pardo Cano, el que lo fichó para un Murcia siempre entre Segunda y Primera, y el que posibilitó que Juanjo iniciara una andadura como futbolista grana que duró diez temporadas. Un periodo en el que le dio tiempo a vivir la mejor época del Real Murcia en Primera, de 1986 a 1989, y también episodios oscuros y desagradables como el final de la campaña 1990-91, en la que los granas lideraron la tabla durante 35 jornadas y perdieron el ascenso directo a Primera en los últimos noventa minutos disputados en Riazor, un choque de triste recuerdo donde el Real Murcia perdió el tren del fútbol moderno.
También le tocó vivir el descenso administrativo de 1992 propiciado por la no conversión en sociedad anónima del club dirigido por Garrido y las posteriores crisis económicas en las que Juanjo, implicado con sus compañeros como el que más, dio la cara en dolorosos encierros en el vestuario que fueron portada en periódicos y telediarios que movilizaron a la sociedad murciana. Una muestra más de cómo fue un futbolista de los que ya casi no existen, con un gran corazón, y que a base de esfuerzo se situó como el segundo futbolista con más partidos de grana (284), solo por detrás de otro mito murcianista como Pepe Vidaña (341) y por delante de Richi (277). También es un miembro destacado del grupo de futbolistas que participaron en el Real Murcia más grande de la historia y en el que estaba el propio Vidaña, Manu Núñez, Macho Figueroa, Guina, Manolo, Pérez García, Eugenio, Moyano y algunos más que también son mitos de los ochenta.
«Era una central a la antigua usanza, inexpugnable, que hacía muy bien su trabajo. Era un marcador fuerte que imponía mucho respeto y explotaba sus cualidades. Tenía un gran disparo con la pierna derecha», recuerda el pachequero Eugenio, uno de los grandes canteranos del club centenario y un amigo que compartió con Juanjo ocho temporadas en el vestuario grana. El central, que hizo marcajes míticos como el de Lineker la tarde del 19 de octubre de 1986 en la que el Real Murcia de Kubala tumbó al Barça de Venables (1-0, gol de Salvador Mejías), también iba bien de cabeza. Anotó 16 goles en su periplo grana, alguno de ellos de gran valía como los marcados en la temporada 1986-87 frente al Sevilla y la Real Sociedad.
TESTIMONIOS
Vicente C. Campillo. Entrenador «Se abría a los compañeros y hacía vestuario. Su comportamiento era ejemplar; siempre se entregó al Real Murcia. Era un jugador de club y una excelente persona»
Eugenio. Centrocampista «Era un central a la antigua usanza, inexpugnable, que hacía muy bien su trabajo. Era un marcador fuerte que imponía mucho respeto y explotaba sus cualidades»
Manu Núñez. Defensa «Vivimos juntos una época muy buena en el Real Murcia; cualquier homenaje que se le haga es merecido, la gente se acuerda mucho de Juanjo y lo quiere»
Pero Juanjo fue mucho más que un futbolista, por eso Antonio Barceló, historiador grana, lo ha elegido como una de las leyendas que merece una biografía como la que será presentada en sociedad el próximo viernes en la zona noble del Enrique Roca.
Juanjo es un «mito» del Real Murcia, dice Barceló, que reconoce en el vitoriano «un héroe para el murcianismo, con capacidad para inspirar a los demás, un futbolista que lo dio todo por el Real Murcia», asegura el escritor, que recuerda su lesión de rodilla que le obligó a dejar el fútbol. 'Juanjo, el coloso inolvidable' será el quinto libro de Barceló dedicado a un icono grana tras los realizados anteriormente a Amorós, Figueroa, Guina y Manolo. Lo del próximo viernes será una fiesta en la que excompañeros como Guina, Eugenio, Rosagro, Pedro Cordero, Cantero, Núñez o Correa, entre otros, acompañarán a Juanjo, además de expresidentes como Ortin, Zamora, Cano o su exentrenador Vicente Carlos Campillo.
Juanjo, dedicado a trabajar con jóvenes desde que dejó el fútbol en 1995, fue reconocido por el expresidente Francisco Tornel como embajador del Real Murcia en 2021. Actualmente colabora en la Federación Murciana como técnico de selecciones territoriales, aunque donde se siente más feliz es ayudando en la Liga de Súper Fútbol 8 para discapacitados intelectuales. «Vivimos juntos una época muy buena. Cualquier homenaje que se le haga es muy merecido, es uno de los grandes jugadores del club. La gente se acuerda mucho de él y lo quieren mucho. Por algo será», incide Manu Núñez, otro de los que vieron de cerca el crecimiento de un mito que el próximo viernes recibirá un homenaje merecido.
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