El Real Murcia asciende a 1ª RFEF

José Otón

Domingo, 29 de mayo 2022 | Actualizado 30/05/2022 11:12h.

Comenta

Era imposible que el Real Murcia lograra un éxito sin sufrir, sin mantener a sus aficionados con el corazón en un puño hasta el último minuto. Es la naturaleza de este club tan grande, conseguirlo todo con la mayor de las angustias, sorteando todas las vicisitudes y peleándolo más que los demás. Pero valió la pena, sobre todo viendo la explosión de rabia y alegría de la afición grana cuando el colegiado del choque pitó el final. Fue como una catarsis, una liberación tras años de sinsabores, de agonía en un lugar que no le corresponde. Como el que sale de la cárcel tras varios años de castigo en la sombra.

Por eso, por mucho que lo advirtiera la megafonía del estadio, la invasión del césped del Rico Pérez fue total. A los jugadores les costó un mundo llegar hasta el túnel de vestuarios, la marea humana se lo impedía y sobre el césped del Rico Pérez sonaron todos los cánticos posibles de apoyo al club.Las bufandas granas estuvieron más presentes que nunca en, otras batallas, territorio enemigo. Los futbolistas, abrazados y aupados por sus aficionados, soltaron toda la tensión de una temporada dura, en la que el Real Murcia no tuvo un camino de rosas, pero que puede ser un punto de inflexión en la vida de un club que estaba muerto a finales de 2018 y que ahora mira al futuro con optimismo.

Noticias Relacionadas

Alicante, el nuevo paraíso grana

El baño más especial

Simón y Molina apuestan por «seguir creciendo» con un proyecto «continuista»

Agustín Ramos, un nuevo comienzo para el Murcia

Esta fase final ha demostrado que hay un murcianismo emergente y muy joven que no va a dejar morir a su equipo y que quiere disfrutar de él todo lo que pueda, aunque aún esté por debajo de donde debe estar. Y además, sin complejos y sin miedos a que se repita el pasado una y otra vez. Eso es lo mejor que deja esta fase de ascenso de Alicante, la demostración que el corazón del Real Murcia late y que quizás es la hora de soñar en grande por una vez.

El choque estuvo cargado de tensión y nervios, y aunque parecía que el Murcia estaba tranquilo y que lo tenía todo controlado, todo costaba mucho más. No generaba apenas ocasiones de gol y su fútbol no era tan fluido como en otras ocasiones. Y es que el conjunto grana generaba acercamientos, pero estaba atascado en los últimos metros y no metía miedo a Iñaki Álvarez. Además, la Peña Deportiva dejó claro que no iba a regalar nada y comenzó a hacer dudar a los aficionados granas, que por momentos enmudecían.

A los quince minutos ya había quedado claro que no iba a ser tan fácil ante un equipo modesto pero con personalidad. Ganet disparó desviado con la puntera y después Carrasco remató alto. También Pablo Haro disparó cerca del palo, pero poco más. Al que menos parecía afectarle la presión era a Athuman, que lo hacía todo bien. Hasta que después de unos minutos de igualdad absoluta, llegó un gol al más puro 'estilo Carrasco'. El '9' grana agarró un balón en el área pequeña tras una jugada de Santi Jara y Pablo Haro y metió el balón en la red. Y en la misma portería que en la semifinal.

Ver fotos

El duelo parecía encarrilado y el equipo grana pudo hacer el segundo, sobre todo en los primeros minutos de la segunda parte, cuando Julio Gracia disparó pegado al palo. Pero en una jugada en la que el Real Murcia fue poco contundente, Chinchilla aprovechó el espacio dejado en la defensa grana para hacer el empate con un disparo a la izquierda de Serna. El Rico Pérez enmudeció, parecía que todo volvería a salir mal, que el gafe del Real Murcia era eterno.

Simón movió el banquillo y metió a Armando e Inoussa. El sueco fue un revulsivo en toda regla ya que la afición grana volvió a creer y recobró la ilusión con sus primeras jugadas. El partido estaba caliente, el colegiado no ayudaba en nada al Real Murcia y el choque, por momentos se volvió a enfriar. Por el ambiente llegó a parecer, incluso, que el Murcia estaba eliminado. Fue el fruto de sentirse tan favorito y pensar que no haría falta ni la prórroga. Hasta que llegó la genialidad de Ganet, que mandó un gran disparo al fondo de la red para darle un ascenso merecido al Real Murcia y a un grupo de jugadores currantes que se han ganado entrar en la historia del club grana.