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Los camareros que atienden el bar Luis de Rosario y al fondo unos parroquianos. VICENTE VICÉNS / AGM

Volver a los orígenes

Luis de Rosario mantiene el aspecto, las tapas y el ambiente de los bares con más de treinta años

S. GALLEGO

Sábado, 28 de abril 2018, 01:37

Las bromas de uno de los dos camareros de Luis de Rosario son inacabables. Da igual si te conoce del vermú que tomas los viernes a mediodía durante los últimos treinta años o si es el primer Lunes Santo que te acercas por el bar para compartir uno de los aperitivos más tradicionales de la Región con personalidades como el obispo, el presidente de la Comunidad Autónoma, el alcalde de Murcia, consejeros y concejales como una parte más de la Semana Santa. Aquí casi todo el mundo prueba el bacalao rebozado o la cebolleta en vinagre con anchoa, dos de sus tapas más populares, aunque hay salazones, queso azul con limón, caballitos y alguna cosa más, casi siempre fría.

El otro camarero no habla. O habla poco. Con seriedad, desempeña su papel de servir tras la barra quintos de Estrella de Levante o un vermú con sifón que no para de dar vueltas en el interior de una máquina de hacer granizado que consigue una textura similar al sorbete de verano. Son dos camareros compatibles, perfectamente compenetrados y, sin duda, la esencia de este mítico bar del centro.

  • Dónde C/ Angustias, 3 Teléfono:968 296 355 Precio:Vermú, 1,30 euros Horario: Abierto desde las 10.30 a las 15.30 y de las 19.45 a las 22.30 horas. sábados, domingos y lunes cerrado por la noche. Domingos abre a las 12.00

Tres mesas bajas que han debido de estar en el bar desde el día de su inauguración, una barra de metal en forma de ele y un par de barriles de vino reciclados en mesas altas completan el mobiliario. El local se encuentra en una calle con poca luz, sinuosa -calle Angustias-, por lo que hay que ir a conciencia. Luis de Rosario es un bar de los de toda la vida. Una escapada del esnobismo, de los chorretes de vinagre balsámico y de los tartares de atún. Luis de Rosario es una vuelta a los orígenes. Una caña, una cebolla con anchoa y a seguir el camino. Larga vida.

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