Viva Suecia.

Viva Suecia: «Somos una banda a la que no le gusta nada la nostalgia»

La formación murciana celebrará el décimo aniversario de su sobresaliente carrera en uno de los conciertos fundamentales del Warm Up

Viernes, 3 de mayo 2024, 01:27

Cuando Rafa Val, vocalista y guitarrista de Viva Suecia, aseguró el pasado mes de marzo frente a todo un WiZink Center lo mucho que le alegraba que les hubiese costado diez años llenar hasta la bandera el icónico recinto por primera vez, además de lograr ... un momento emotivo para el recuerdo, estaba subrayando una de las razones que convierten a la banda en una de las mejores y más especiales que pueblan la actual escena de rock patrio: la conciencia que tienen del valor de cada paso dado. Y del esfuerzo que conlleva. Y de la gratitud hacia quienes acompañan, apoyan y dan un sentido final a cada canción. Se trata, sencillamente, de la admirable personalidad de un grupo y unas canciones que ensanchan el alma. Y es que, desde sus primeros trabajos hasta su último tema, el maravillosa 'La orilla', la banda murciana que completan Alberto Cantúa (guitarra), Fernando Campillo (batería) y Jess Fabric (bajo) ha compartido cada éxito, sin importar las dimensiones de este, con la misma sencillez, humildad y autenticidad con la que hace diez años comenzaron a elaborar los compases de una trayectoria que rima con los versos de la admiración. Una década de crecimiento, valentía, confianza, riesgo, honestidad y, sobre todo, enormes discos que Viva Suecia festejará a lo grande en el Warm Up 2024 con uno de esos conciertos que se intuyen históricos. Hablamos con Rafa.

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Viva Suecia

  • Cuándo Sábado, a las 21.25 horas.

  • Dónde Escenario Estrella de Levante. Murcia

–La cifra bien merece ser resaltada: diez años en el camino. ¿Emociona especialmente celebrarlos donde comenzó todo?

–Lo que añade emoción a esto es tocar en casa. Hace muchos años que decidimos que no queríamos ser un grupo muy pesado en Murcia para que los conciertos que hiciésemos aquí fueran especiales. Y siempre lo son.

–¿Cómo recuerda aquellos primeros momentos de la banda?

–Los tengo muy presentes, tío. Y me gusta que sea así. Siempre acaba pasando algo, en un evento, cuando ves alguna fotografía o en el momento en el que te reencuentras con personas que estuvieron en esos momentos, que hace que te acuerdes de los principios. Ya lo dicen los chicos de La M.O.D.A: no te olvides de dónde vienes. Me gusta que sea así.

«Hace muchos años que decidimos que no queríamos ser un grupo muy pesado en Murcia»

–Doy por hecho que no me revelará nada, pero debo intentarlo. ¿Tienen muchas sorpresas preparadas para este sábado?

–Te puedo responder, pero a medias (risas). Evidentemente, va a ser un concierto distinto, con sorpresas y cambios en el repertorio. Lo que te puede adelantar es que vamos a estrenar 'La orilla', porque en esta banda tenemos un lema que dice que cada canción que sale se toca.

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–Antes de entrar de lleno en esa nueva canción, está claro que, pase lo que pase, sonarán varios temas de 'El amor de la clase que sea', un último trabajo que, desde el primer momento, generó una importante cantidad de reacciones de todo tipo. En ese sentido, ¿qué poso ha terminado dejando la experiencia con este álbum en el grupo?

–Sabíamos que era el disco con el que más palos nos iban a caer. Viniendo de una pandemia y después de tanto tiempo sin sacar música lo lógico habría sido no movernos demasiado y ser continuistas, pero es que no teníamos esa música dentro. Publicamos 'El amor de la clase que sea' y, efectivamente, nos cayeron ostias por todos sitios, pero ha terminado siendo nuestro trabajo más popular. Sarna con gusto no pica. Lo que no entenderé jamás es por qué algunas personas se enfadan porque saques un disco. Y es una cosa que le pasa a todo el mundo, no solamente a nosotros. Confiábamos en estas canciones porque eran las únicas que podíamos y queríamos hacer. Por suerte, la gente las entendió, se emocionó y conectó con ellas. Hay una máxima en este grupo que dice que el público no es tonto, que no vas a copiar tu mejor hit trescientas veces y les va a entusiasmar siempre porque les gustó una vez. La gente entiende de emociones.

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–La conexión que apunta se ha repetido a lo grande con 'La orilla', una de las canciones más vibrantes de su carrera. ¿Cómo surgió este tema? ¿Corresponde a las últimas sesiones de composición que han realizado en Islandia, Riópar y México?

–Nació en Riópar, pero hacía un frío que parecía Islandia (risas). Es una canción que viene de muchos sitios, sobre todo de Sam Fender, que nos flipa, y de Oasis, banda de la que sabes que soy fan acérrimo. Ahí está el principio del tema, que es lo más 'Supersonic' del mundo, para demostrarlo. La letra la escribí del tirón, algo que me ha pasado muy pocas veces. Siempre hemos estado muy orgullosos de este tema, pero adquirió una dimensión muchísimo mayor cuando la grabamos. He de decirte que, de todas las canciones que hemos publicado en nuestra vida, 'La orilla' es la que más ganas tengo de estrenar en directo.

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«No entenderé jamás por qué algunas personas se enfadan porque saques un disco»

–Un elemento que se reafirma en este nuevo tema es la presencia de su voz. Se le oye más y mejor que nunca. ¿Se encuentra cada vez más cómodo en ese ámbito?

–Tú que me conoces desde hace mucho tiempo sabes que siempre he sido el guitarrista de la banda hasta que surgió Viva Suecia. Me ha llevado diez años llegar hasta este punto de comodidad, pero yo me sigo considerando el guitarrista que canta.

–Una década de carrera aporta una experiencia indiscutible. Desde ese lugar, ¿de qué manera afrontan el presente y el futuro?

–Me alegra mucho que no hayas nombrado el pasado, porque somos una banda a la que no le gusta nada la nostalgia. Siempre pensamos que lo siguiente que hagamos va a ser mejor. La situación cuando publicamos 'Otros principios fundamentales' era radicalmente distinta, ahora hay elementos como la responsabilidad de tocar para más gente o las expectativas, entre otros, que pesan un poco. Lo bueno es que desaparecen cuando, por ejemplo, nos metemos en una casa de Riópar y, después de cerrar la puerta, somos otra vez los cuatro payos de Murcia que no tenían a nadie que los escuchara y tocaban de vez en cuando en algún bar. Es una sensación preciosa.

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