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A sus cuarenta y catorce, Joaquín Sabina continúa desafiando las leyes del tiempo sin perder más compostura que la que caracteriza a su tinta irreverente y traviesa. Mientras sus detractores, de todo tiene que haber en la viña del Señor, no cejan en el empeño ... de anunciar (y festejar) la despedida, infravalorar su legado y subrayar el desgaste de su figura artística, el genio del bombín continúa girando alrededor del mundo en compañía de una banda renovada para, abonado a la agradecida costumbre de agotar entradas en tiempo récord, deleitar a quienes le rendimos pleitesía con un repertorio lleno de clásicos. Suyos, nuestros y de la historia musical de nuestro país.
Y es que, a lo largo ya de casi cinco décadas, las canciones de Sabina son banda sonora y tesoro de incalculable valor, playas privadas de risas y lágrimas personales e intransferibles y estribillos compartidos, ríos de tinta y madrugadas de voz quebrada, hielo en los vasos que vemos medio vacíos y llamas en los que sentimos medio llenos.
Crecer, sin tiempo verbal que acote el desarrollo de este ejercicio vital tan complejo, en compañía de uno de los más grandes escritores de canciones que ha dado nuestro país. En definitiva, seguir siendo tan jóvenes, tan viejos y tan irremediable y gustosamente Sabina.
A continuación, con motivo del segundo concierto en Murcia que llevará a cabo el ubetense este sábado después de llenar el pasado jueves la Plaza de Toros de la ciudad, repasamos sus trabajos en solitario, elección por la cual se quedan fuera sus fantásticos ábumes en directo, con el doble 'Nos sobran los motivos' a la cabeza, así como el fallido 'La orquesta del Titanic' y el atractivo 'Enemigos íntimos', obras cuya autoría compartió, respectivamente, con Joan Manuel Serrat y Fito Páez. Un total de quince discos a los que resulta siempre un auténtico placer tener la posibilidad de regresar.
No lo defiende ni el propio Sabina. 'Inventario' es un debut tan fallido como prescindible.
Muy superior a su predecesor. Aquí ya habitan joyas de alto nivel como 'Calle melancolía'.
El rock entra en el universo Sabina con un estupendo disco lleno de diversión y emoción.
Primer trabajo imprescindible. De 'Whisky sin soda' a 'Quédate a dormir', todo es un disfrute.
Un disco que se abre con 'Así estoy yo sin ti' ya merece la ovación. ¿La buena noticia? El resto está a la altura.
Desde su portada, 'El hombre del traje gris' inyecta una bella oscuridad a sus doce grandes canciones.
Antes del estallido, Sabina firmó otro trabajo sobresaliente. El prólogo soñado a una racha imbatible.
Uno de los discos esenciales de la música española. Once clásicos instantáneos que siguen brillando.
Segunda matrícula de honor consecutiva para Joaquín. Del rock a la nostalgia sin perder un ápice de inspiración.
Una debilidad personal. Grandilocuente, caótico y con exceso de colaboraciones, sí, pero hablamos de una obra maestra.
Él lo sabe. Tú lo sabes. Todos lo sabemos. Aquí está la cumbre artística definitiva de Sabina.
'Dímelo en la calle' es un disco excepcional. Y el trabajo más infravalorado de su carrera.
Melancólico, oscuro, triste y de sabor amargo. Es una obra menor, sí, pero tiene grandes momentos como 'Ay, Rocío'.
No hay gloria, pero tampoco desastre, en este trabajo que se escucha con la misma facilidad con la que se olvida.
La producción de Leiva redondeó 'Lo niego todo', disco con la mejor colección de temas de Sabina en casi veinte años.
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