JAVIER SALAS

Miguel Ríos: «Valoro tener vivencias que contar y energía para hacerlo»

El artista granadino regresa a la Región de Murcia con un repertorio lleno de clásicos y un último trabajo a la altura de su leyenda

Viernes, 2 de septiembre 2022, 02:02

Valdría la pena estar conviviendo perennemente con las despedidas si todos los regresos tuvieran una banda sonorosa como 'Un largo tiempo'. Publicado doce años después de su último disco de canciones inéditas y once después de anunciar su retirada, benditos arrepentimientos, este impecable trabajo supone ... una de las cimas artísticas incontestables de Miguel Ríos. O lo que es lo mismo, uno de los puntos altos de la historia del rock español.

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Danzando entre el blues y el country, géneros que se adaptan a la perfección a una voz en plenitud de sabiduría y equilibrio, y acompañado por The Black Betty Trío, banda formada por los enormes José Nortes, Luis Prado y Edu Ortega, el cantante granadino entrega en bandeja de terciopelo una vuelta a casa que disipa dudas, entusiasma al entusiasmo y subraya una vez más la leyenda Ríos. Hablamos con Miguel antes de su concierto en Calasparra.

Para no perderse

  • Cuándo Hoy, a las 23.00 horas

  • Dónde Campo Municipal de Atletismo (Calasparra)

  • Cuánto 16 €

–Ha pasado ya más de un año desde la publicación del impresionante 'Un largo tiempo'. ¿Qué balance hace de esta última etapa? ¿Esperaba un recibimiento tan cálido y entusiasta por parte de público y crítica?

–Siempre se espera la mejor acogida a un nuevo trabajo. Este es un oficio donde la aceptación de lo que haces es primordial. Quizá, opiniones tan francas como la tuya en el mundo de la prescripción, a estas alturas de mi carrera y tratándose de una obra nueva, no me las esperaba. Después de sesenta años de carrera, no es muy habitual que se edite un material tan confesional. De eso estoy contento.

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–Hablamos de un disco en el que cada detalle suma, donde la crudeza se viste de emoción y la desnudez arropa con una fuerza apabullante. Para usted, ¿qué ha tenido esta nueva experiencia artística que la distinga del resto de trabajos de su carrera?

–Valoro el hecho de tener vivencias que contar y sacar energía para hacerlo. Lo que vino después lo tengo que compartir con José Nortes. Desde que empezamos a colaborar juntos en 2009, nunca he entrado en un estudio o me he subido a un escenario sin él. Empezamos a construir las canciones sin ninguna presión, como si hiciéramos un ejercicio estilístico. Solo sabíamos que queríamos hacer un disco acústico, con un formato parecido al usado en un concierto benéfico que hicimos en 2014, y fueron saliendo las canciones sin mucho esfuerzo. Ahí creo que radica la diferencia con el resto de mi carrera.

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«Me cuido como un monje budista y me ejercito como si no hubiera un mañana»

–Pocas veces se le ha escuchado disfrutar tanto cantando. A nivel interpretativo, ¿cuál es el mayor desafío y la mayor satisfacción que le dan estas canciones?

–La verdad es que siento que atravieso una de las mejores etapas de mi carrera. He aprendido mucha técnica vocal y, como me cuido como un monje budista y me ejercito como si no hubiera un mañana, se notan los resultados. También el espacio sonoro que deja la desnudez de los arreglos favorece que la voz cabalgue. Pero todo sucede gracias a la visión de José en la producción.

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–El nombre de la banda que le acompaña en este viaje hace referencia a la soberbia 'Black Betty' de Leadbelly, uno de esos 'bluesman' esenciales que todavía consiguen erizar la piel. ¿De qué manera ha marcado este estilo musical su vida?

–José le puso el nombre del tema del mítico Leadbelly a su estudio y yo a las bandas que he usado en las dos últimas giras. El blues siempre ha estado presente en mi vida, pero ha sido en los últimos años cuando he tenido más oportunidades para incorporar alguno de sus principios.

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«Ha perdido bastante presencia pública la música comprometida y la solidaridad está en horas bajas»

Un bumerán

–Si el blues ha sido una pieza importante en su trayectoria, el rock and roll ha sido casi la bandera de la misma. Más allá de su primer contacto con él, ¿cuándo ha sido la última vez que ha notado esa descarga única que proporciona este género?

–Recientemente hemos incluido en el último 'set list' un par de rock&roll tradicionales y me encanta comprobar la forma en la que la música que cambió el mundo el siglo pasado sigue electrizando a gente de todas las edades. Y ya se sabe que el rock and roll es un bumerán.

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–En la inmensa 'Memphis Granada' traza un precioso recorrido por sus recuerdos, con oración apasionada al Dios Presley incluida, y hace referencia a la libertad que desprendía el rock and roll a finales de los cincuenta. ¿Cree que se ha mantenido esa sensación con el paso de las décadas?

–El mundo no es el mismo y los tabúes culturales contra los que se rebeló el rock, y con él la juventud de la mitad el siglo XX, son de otra índole. El capitalismo, que entonces era liberador, se ha vuelto salvaje y sus consecuencias tienen más que ver con la instalación del neofascismo y la desigualdad social. La música comprometida ha perdido bastante presencia pública y la solidaridad está en horas bajas. Así se han instalado otras músicas con menos compromiso en la sociedad.

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