Más tequila en las tascas

¿Aquién no le gusta la comida mexicana? Es imposible que no te guste. Cremosa, suculenta, bien especiada y un punto picante para comer con las manos, acompañada de cerveza y tequila a un precio razonablemente bajo. Pues bajo estas premisas ha abierto Taquicardia en pleno centro de las tascas, un bar especializado en tacos, pero que comienza su andadura con cuidados detalles que debemos valorar y tener en cuenta antes de visitarlo.

Por un lado, la carta recoge diez entrantes a base de quesadillas, totopos -nachos- y otros platos para compartir como las alitas de pollo o unas croquetas de huitlacoche. Por otro, media docena de tacos divididos en los tres más conocidos -cochinilla, tinga de pollo y pastor- y tres con el toque personal del cocinero de salchicha fresca -cebolla, guacamole y mostaza-, carrillera confitada -salsa roja y dos cebollas- y gobernador -gambas, calabacín queso y corteza de cerdo-. Además, el bar ha tenido el detalle de traernos del país del Caribe sabores característicos en las bebidas, proponiendo micheladas, margaritas, tequilas, diez tipos de cervezas y aguas de sabores tropicales.

Yo empezaría con un chupito de mezcal y un grasiento y jugoso trozo de carne con un buen chorro de limón verde o lima envuelto en una tortilla de maíz, cilantro, salsa picante y pico de gallo, pero el camarero me convence para probar la michelada que consta de una parte de clamato -bebida de tomate con jugo de almejas- y otra de cerveza y poco a poco me voy relajando. Ácido, picante, refrescante y muy buen acompañante durante toda la comida, aunque os recomiendo pedir un poco de agua a la vez del coctel, por si el calor hace acto de presencia más de lo deseado.

Encuentro muy rico el aperitivo a base de mazorquitas pequeñas con queso feta y salsa de chipotle. Un tanto desconcertante encuentro los totopos -caseros- en salsa roja, con pollo y huevo a baja temperatura. La idea de un huevo para romper con los crujientes nachos me resulta un tanto excesiva. Un alarde.

Bien rellena de queso la quesadilla de huitlacoche que llega a la mesa con una salsita picante por si el coctel no te ha proporcionado suficiente 'swing', y de buen nivel nivel la fajita de pluma ibérica rellena con ajos tiernos y pimientos de piquillo, que va perdiendo fuerza al tiempo que voy probando los tacos.

Jugoso el taco de carrillera con una carne muy tierna y con la cebolla en dos texturas: pochada y en crema. El gobernador utiliza una base de calabacín, unas buenas gambas salteadas y la corteza de cerdo en polvo, en lo que podríamos llamar un mar y montaña a la mexicana. Quizás la presencia del cerdo se diluye un poco por la potencia del marisco y de la verdura.

Los clásicos vienen con la licencia de añadir al pollo una base de crema que quizá no es muy ortodoxa, pero que sin duda le realza el sabor y lo hace más apetecible. La cochinita, tal cual, con una carne jugosa acompañada de unas tiras de cebolla morada avinagrada como mandan los cánones. Las tortillas que utilizan en Taquicardia son de maíz blanco, más suave de sabor que las más oscuras, resistentes y delicadas.

Para terminar, un postre de leche frita con helado de leche merengada y un cordón de dulce de leche a modo de decoración final. La masa de la leche frita viene envuelta en una fina lámina de pasta filo en vez de haber sido rebozada por aquello de ser original, pero vamos, yo hubiese preferido repetir taco a tomar postre. Cosas de la edad.