En 'Royal Cantina', lo último de Santero y los Muchachos, se brinda por el pasado con una sonrisa nostálgica, se aprende de los errores repitiendo un duelo a vida o muerte con la piedra de los tropiezos y se desvela el futuro con los faros ... de un coche en marcha dispuesto a resolver las incógnitas del mañana. En este excelente tercer trabajo de la banda valenciana, publicado en formato doble y tras los espléndidos 'Ventura' y 'Rioflorido', se citan los Kinks y Armando Manzanero, Keith Richards y Gram Parsons, Tom Petty y Los Rodríguez, los Beatles y Sabina, Burning y la Creedence, el Dylan de 'Pat Garrett & Billy the Kid' y José Alfredo Jiménez. En uno de los mejores discos españoles de los últimos años, de eso estamos hablando, cada pieza suma y todo fluye, enamora y cautiva. Hablamos con el líder del grupo, Miguel Ángel Escrivá, antes de que nos inviten a otra ronda de maravillosas canciones en Murcia.
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–Antes de nada, enhorabuena por 'Royal Cantina', creo que es un trabajo sobresaliente de inicio a fin. Eso sí, tengo entendido que el camino hasta llegar a su resultado final estuvo repleto de cambios, idas y venidas. ¿Cómo fue todo el proceso?
–Es verdad que divagamos bastante. Teníamos suficientes canciones para un disco, pero la inspiración fue generosa con nosotros y nos dio, no solamente nuevos temas de corte más pequeño que precisaban de un sonido más austero, sino un estilo de composición algo diferente. Eran canciones en clave de bar que pasaron de ser un extra a la mitad de un disco, lo que hizo que 'Royal Cantina' quedara completado en formato doble. Es un trabajo con una parte más sofisticada y otra más cruda, pero las dos están hechas con la misma pasión.
Cuándo Viernes a las 22.00 horas.
Dónde Garaje Beat Club.
Completa Tremendo Road.
Cuánto 18 € / 22 €.
–El disco es un repertorio de todos los trajes estilísticos que se pueden poner. ¿Eso es algo que solamente puede surgir de manera natural?
–'Royal Cantina' es producto de un momento, una enseñanza y de nosotros como oyentes. Nuestros parámetros son muy amplios, aunque puede que acotemos mucho en términos de sonido. Por ejemplo, no creo que pongamos nunca una base electrónica en nuestras canciones. Así que, jugando con los elementos que nos gustan, que son los del rock clásico, no ponemos límites a las historias que queremos contar. Se trata de cocinar con lo que tienes en tu nevera para, desde ese punto, que el ingenio y las vivencias hagan el resto. Todo esto es lo que hace que nos sigamos sorprendiendo también a nosotros mismos.
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–'Royal Cantina' es un trabajo con un alto componente visual. En mi caso, no he dejado de pensar en un bar de carretera con coches abandonados, cabinas oxidadas y vasos a medias.
–Nos hemos estimulado con referencias cinematográficas desde el primer momento, especialmente en temas de estética. El cine y la música son dos disciplinas artísticas que se retroalimentan. Todas las referencias que apuntas tienen mucho que ver con nosotros en particular y con todos los músicos de rock en general. Somos de suelo viejo de madera y tierra más que de superficie de mármol. Y somos más de bodegas y tabernas que de discotecas.
–¿De qué forma trabajan para conseguir brillar de forma individual como músicos sin perder nunca la esencia de conjunto perfectamente compacto?
–Lo cierto es que trabajamos muchísimo sobre la canción. Aunque nos gustaría, no solemos grabar en directo todos a la vez salvo en alguna ocasión que lo requiera especialmente. Somos más de ir añadiendo ingredientes poco a poco. Evidentemente, cada cual hace su propio estudio de instrumento, pero al final se trata de ir buscando el carácter que necesita la historia de la canción.
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–¿Andan un poco cansados de la etiqueta de 'rock reposado'?
–No, para nada (risas). Estamos contentos de haber dado con algo que nos representa bien. Pero, ojo, nosotros no hemos inventado ese estilo. El 'rock reposado' viene existiendo desde finales de los sesenta y principios de los setenta, una etapa en la que las propuestas más frenéticas se asentaron en otro tipo de carácter y escuela melódica.
–En el mundo de la música, ¿todos los viajes son como el que describen en 'Carretera de El Saler'? ¿Se trata siempre de irse, perderse y volver?
–Si te quedas sin volver porque has ido a mejor, oye, bien por ti. Lo malo es perderse en un lugar que no controlas. Nosotros somos de culo inquieto. No regresamos para quedarnos, sino para querer volver a irnos. Creo que así somos todos los músicos.
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