Los Zigarros: «El rock and roll siempre está vivo»

–Su hoja de ruta continúa marcada por la pasión hacia el rock and roll más enérgico y reconocible. ¿Cómo y por culpa de quién nace esta devoción?

–La verdad es que, conforme me hago mayor, intento buscar ese origen. Recuerdo cuando vi 'Gran bola de fuego' en la tele por primera vez o a mi madre poniéndonos discos de Elvis Presley en casa y sentir que ese rock and roll puro y primigenio me llenaba de energía y me atrapaba. Era algo que sucedió cuando no sabía prácticamente ni andar ni hablar, pero conecté instantáneamente con esa música.

–¿Y cómo se hace para mantener ese estado de conexión a lo largo de los años?

–Porque es una pasión. No hay más.

–¿Por qué cree que tenemos la manía de vestirnos de luto para hablar del rock cada cierto tiempo?

–El rock and roll siempre vive en el underground. Hay veces en las que saca la cabeza y vuelve a entrar, por eso nos da la sensación de que resurge y muere sin descanso. Eso sí, desde que empecé en esto a los catorce años, los locales de ensayo están siempre a reventar de bandas de todo tipo que tocan rock and roll, blues, funky y otros estilos que no salen en la radio. Hay nuevos grupos constantemente, pero los grandes medios de comunicación pasan de ellos, lo cual es frustrante porque sienten que están yendo a contracorriente todo el tiempo. La clave es que no escuchas rock and roll en la radio ni lo ves en la tele, por eso tienes la sensación de que ha muerto o está a punto de hacerlo.

–En ese sentido, ¿cree que la pasión de las personas que aman el rock and roll ha ido creciendo en los últimos años por esa especie de reivindicación constante que parece necesitar el género?

–No lo tengo claro. En el caso de Los Zigarros, creo que nos sigue gente a la que le gusta el rock and roll de toda la vida y un público más joven que se une. No tengo ni idea de lo que pasará con las siguientes generaciones. En cualquier caso, el rock and roll siempre está vivo y siempre es igual de bueno.

–Este año celebran su décimo aniversario. ¿Qué balance hace y cuál es el aprendizaje más importante que ha sacado en esta década?

–El balance es mucho mejor de lo que jamás habríamos soñado. Una banda de rock and roll en este país está abocada a la muerte en el momento en el que decides montarla, así que poder vivir de ella desde el primer disco ha sido como encontrar una aguja en un pajar. Y la lección más importante es que, si quieres formar un grupo, o iniciar cualquier proyecto de vida, tienes que hacerlo y ya está, tirar hacia delante y confiar en ti mismo. Eso hicimos nosotros: componer canciones, meterles un montón de pasión y dejarlo todo. Llevar un trabajo de ocho horas y tener una banda los findes es algo que no va a funcionar.