Fotograma de la película 'Alemania año cero'.

Rescatando el DVD

Os confesaré, compañeros de la Fase 1, que estoy deseando la vuelta de los estrenos normales. Volver a disfrutar de lo que supone perderte en la oscuridad de una sala y zambullirte del todo en una historia aislado del mundo. Pero entonces echaré de menos un viejo amor que he recuperado: mi DVD.

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En el confinamiento he confirmado que no todo está en Internet. Mi colección de DVD clásicos me ha proporcionado una cuarentena dichosa, cinematográficamente hablando, y ha llegado el momento de hacer balance.

Recuerdo que empecé fuerte con dos películas casi documentales en blanco y negro de Roberto Rossellini. En las dos se refleja la miseria humana que trae la guerra, y que se suma a la que llevamos de serie. Son 'Alemania año cero' (1948) y 'Roma ciudad abierta' (1945), (la empezó a rodar aún con los nazis ocupando la ciudad eterna).

Luego llegó la fase de comedia para endulzar las malas noticias. 'La octava mujer de Barba Azul' (1938) un estupendo Lubitsch, con el insulso (para mi) Gary Cooper y la chispeante Claudette Colbert, y uno de los primeros papeles de David Niven. 'Las tres noches de Eva' (1941) de Preston Sturges, con Barbara Stanwyck arrastrando al amor a Henry Fonda con unos cuantos timos. 'Una encuesta llamada Milagro' (1948) es un ácido y desigual film de episodios con un montón de estrellas de la época. La última es 'Comida en la hierba' (1959) de Jean Renoir, con una vitalidad y una modernidad sorprendentes.

Por Semana Santa me dio por los directores italianos. Con Fellini fui desde su neorrealismo naif a su onirismo desenfrenado, descubriendo que me gustaba más el primero que el segundo, y con una de las mejores actrices del siglo XX, la dulcísima Giulietta Massina. Viajé de su casi ópera prima 'Los inútiles' (1953), hasta llegar a su casi última obra 'Ginger y Fred' (1986), con Mastroiani clavando una preciosa historia de amor al espectáculo, pasando por una 'Jullieta de los espíritus' (1965) que no me llegó.

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También abordé la etapa de madurez (los maliciosos dirían que decadencia) de Luchino Visconti, época donde su esteticismo ya se había convertido en rémora. Lo hice con 'Confidencias' (1974), contando con un estupendo Burt Lancaster; y con su obra póstuma 'El inocente' (1976), que, por cierto, no fue la última película de la filmografía de un director que disfruté, también la juguetona 'La trama' (1976), del maestro Hitchcock.

Después el aniversario de la muerte del viejo Alfred me llevó a la muy adecuada 'La ventana indiscreta' (1954), a volver a maravillarme con 'Rebeca' (1940), y a repasar su cándida primera versión de 1936 de 'Sabotaje'.

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Abril se me fue descubriendo con satisfacción a un director de películas de serie B, Samuell Fuller, con el único trabajo decente de Robert Stack y Robert Ryan en 'La casa de bambú' (1955), y la aventurera 'El diablo de las aguas turbias' (1954) con la presencia de Richard Widmark, pero también paladeando otras gloriosas películas que os cito a continuación.

'Bajo los techos de Paris' (1930), de Rene Clair, con reminiscencias del cine mudo; la inquietante 'El testamento del Dr. Mabuse' (1933), última de Fritz Lang en Alemania antes de huir de la Cruz Gamada; 'La heredera' (1949), de William Wyler, con Montomery Clift y Olivia de Havilland (que es el rosto que tiene el Diablo cuando se disfraza de ángel). Acabaré esta lista de oro con dos obras maestras en las que sale Erich Von Stroheim, la antibelicista 'La gran ilusión' (1937), y 'El crepúsculo de los dioses' (1950), uno de los retratos más duros y certeros de Hollywood.

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Reconozco que también hubo flojas (que he procurado olvidar cuándo las visioné), como el drama histórico 'Mayerling', con Omar Sharif, Ava Gadner y una jovencísima Catherine Deneuve; la nadería romántica 'La última vez que vi Paris' (1954) con el soso Van Johnson y Liz Taylor; y el único western que ha caído, 'La pradera sin ley' (1955) de King Vidor y protagonizada por Kirk Douglas.

De todas formas, para los que odien el cine de sofá, os diré que vuestra esperanza reside en algo tan americano como un autocine, que parece va a ser lo primero en volver. En nada seremos figurantes de la horrible 'Grease' (1978).

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Qué tengáis una semana, aunque no tengáis DVD, de cine.

Títulos de crédito

Durante el confinamiento ha muerto Lucia Bose, que además de ser la madre del famoso cantante, fue una belleza deslumbrante y una actriz desaprovechada, llegada de Italia en los años cincuenta del pasado siglo.

Tuvo la mejor entrada posible en nuestro séptimo arte protagonizando 'Muerte de un ciclista' (1955), una de las obras maestras de nuestro cine, por desgracia el resto de su filmografía no se corresponde con semejante estreno. Otras dos obras destacadas fue 'Satiricon' (1969) de Fellini, y 'Un invierno en Mallorca' (1969).

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