Fotograma de 'Competencia oficial'.

Reírse del cine en 'Competencia oficial'

Viernes, 25 de febrero 2022, 02:19

Si el Partido Popular deja de hacer competencia desleal a los estrenos, puede ser que descubráis que los últimos del mes de febrero no están mal del todo, y confirmar la impresión que yo tengo de que este 2022 por fin está remontando la calidad de las películas que nos llegan a nuestras pantallas.

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La primera es una comedía española desmitificadora sobre el mundo del cine. 'Competencia oficial' es un acto onanista de la industria en la que nos reiremos sobre todo por el buen trabajo que hacen Antonio Banderas, Penélope Cruz (sorprendentemente adecuada) y Oscar Martínez. Ella, actriz afamada, quiere juntar en una película a los otros dos, el primero interpreta a una estrella rutilante y el otro a un actor del método. Uno se toma a broma todo y el otro se toma en serio todo. Las pruebas a las que se ven sometidos por la maquiavélica Penélope son tan divertidas como crueles.

Aunque no pasará a la historia del Séptimo Arte, la película se deja ver cómodamente y, encima tenemos la suerte de disfrutar del magnífico José Luis Gómez, uno de los mejores actores de nuestro país, en uno de sus raros papeles en el cine.

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De la novela canónica de Balzac, 'Las ilusiones perdidas', recibimos una adaptación igualmente ortodoxa, con ligeros toques de modernidad (que no le hacen falta porque la vigencia del texto del escritor es incuestionable), que ha cosechado innumerables premios. Ya sabéis que no hay como los franceses para celebrar sus propias glorias.

Un joven intelectual de provincias llega al bullicioso París del siglo XIX dispuesto a comerse el mundo, pero es la ciudad del Sena quién lo devora y lo escupe. Pasiones de todo tipo, miserias humanas y deseos saciados se nos van contando rodeados de una buena ambientación y una dirección de producción barroca muy acertada. Los jóvenes actores se desenvuelven bien en una obra menos profunda que el original, una de las esclavitudes de las traslaciones al cine.

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'Súper… ¿quién?' es la película que os podéis ahorrar, a no ser que disfrutéis de los placeres del masoquismo. Es una estúpida comedia francesa que en el tráiler ya revela todos los chistes presuntamente graciosos de la película. Es el reverso a lo 'Scary Movie' (2000) de 'Birdman' (2014), una parodia forzada del cine de Marvel, donde un actor que está interpretando a uno de esos ídolos del cómic sufre amnesia y se cree un auténtico súper héroe (como Putin cuando ve el retrato de un Zar). La mayor aportación al mundo de sus perpetradores será servir de abono a lo cipreses.

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Si una película tailandesa llega a nuestras pantallas (dónde lo más cerca que hemos estado de su industria cinematográfica es ver 'Resacón 2') es que tiene que tener algún valor. 'The medium' es una mezcla de falso documental con ficción que nos introduce en los extraños rituales chamanes de allí, con una chica poseída. Es más que la versión asiática de 'El exorcista' mezclado con 'The ring' y 'El proyecto de la bruja de Blair' (1999), o eso dicen los que la han visto.

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Poca presentación se puede hacer de 'El Padrino', una de las mejores películas de la historia del cine, clásico instantáneo que cambió para siempre la forma de retratar a la mafia (de ahí sacó Rusia lo de «Ucrania, voy a hacerte una oferta que no podrás rechazar»). Francis Ford Coppola lleva medio siglo viviendo de las distintas versiones de esta obra maestra sin paliativos, y ahora la ha maqueado para volver a deslumbrar en las salas oscuras. Coppola es un vago, sí, pero quizás si nosotros hubiéramos hecho lo mejor de nuestras vidas con treinta y dos años nos pasaría igual.

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Lo más destacable de la semana ha sido la lectura de un libro, «El eclipse de Francia», que recopila los artículos que escribió el corresponsal argentino Fernando Ortiz Echague en la derrotada (y derrotista) Francia del verano de 1940, en plena claudicación ante Hitler. Es sobrecogedor reconocer la abulia moral, el confort suicida y el egoísmo individual de esa sociedad, que regaló su libertad a cambio de la paz de los cementerios, en las sociedades occidentales actuales, comprometidos a defender la libertad y la democracia en el mundo hasta que tienen que pagar diez céntimos más por la gasolina. Ese el precio en que valoramos nuestra libertad.

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Que tengáis una semana de cine.

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