Proceso creador y obra, con Rosario Pardo

¿Qué sienten los actores cuando se suben a un escenario o se ponen delante de una cámara? En todos ellos convergen dos obligaciones: la de exhibirse, desnudarse, y la de ser creídos por los espectadores que, arropados por al oscuridad de la sala, hacen el esfuerzo de ponerse en su lugar. Ese sentimiento solo lo conocen quienes se ponen a interpretar, aunque este fin de semana podrán experimentarlo los asistentes al taller de interpretación que imparte Rosario Pardo. Entre el sábado y el domingo, la actriz ofrece seis horas de formación tanto para participantes prácticos como para oyentes interesados en el poder de la escena.

«Cada cuerpo durante el día tiene infinidad de información a la cual tiene que hacer frente, integrar, digerir y poner en práctica», afirma la actriz. Su trabajo será el de enseñar cómo gestionar todo eso que corre por el cuerpo. Para ella, la clave está en los primeros minutos: «Algunas personas al comienzo de la andadura de la expresión en las artes escénicas no encuentran el motivo por el cual es tan importante ese pequeño parón de algunos minutos». Sin embargo, es precisamente ese tiempo el necesario para tomar consciencia de cómo está el cuerpo y despertarlo poco a poco para que esté preparado para crear.

La experimentada actriz tratará de transmitir los conocimientos y experiencias que ha adquirido durante años de profesión en los que ha pasado por la danza contemporánea, el flamenco y la interpretación, participando en series como 'Cuéntame cómo pasó', además de todo tipo de disciplinas artísticas (televisión, radio, cine...). Entre ellas destaca el teatro, donde ha tenido una larga carrera que la ha llevado por decenas de montajes de gran calidad. Su última producción es la que presenta en el escenario de la Fundación Mediterráneo como resultado de su proceso creador.

Se trata de 'Los días de la nieve', de Alberto Conejero, una obra de gran éxito en la que durante 70 minutos y sola en el escenario interpreta a Josefina Manresa, la mujer del poeta Miguel Hernández. Se presenta como una costurera a punto de terminar su último encargo: un vestido azul de mar. La persona que se lo encargó presencia los últimos retoques mientras, entre puntada y puntada, la costurera rememora su vida. Recuerdos de poesía, de amor y de días de sufrimiento. Una pasión histórica que murió en la cárcel, un padre fusilado en la guerra y una garganta que encierra secretos.

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