Encontrarse con la Film Symphony Orchestra es acudir a la llamada de la memoria. Una montaña rusa que conmueve y cautiva desde el abrazo de ... los recuerdos. Aupados sobre los hombros de algunas de las mejores bandas sonoras del séptimo arte, el apabullante conjunto de talentos musicales que se dan cita sobre el escenario, casi ochenta, ofrece en cada concierto una irresistible combinación de épica sinfónica y sensibilidad cinematográfica. Cerca de tres horas en las que conectar con aquellos instantes pasados donde, ya fuera desde la liturgia de la sala oscura o bajo el mimo del sofá hogareño, el ruido se difuminó y quedó solamente la belleza de una pantalla y su partitura. Hablamos con Constantino Martínez-Orts, director de la orquesta.
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Hoy. Murcia / Auditorio Víctor Villegas / 20.30 horas. Sábado. Cartagena / Auditorio El Batel / 20.00 horas. Entradas 35/40/50 euros.
Cuándo Viernes a las 22.00 horas y sábado a las 20.00 horas
Dónde Murcia / Auditorio Víctor Villegas y Cartagena / Auditorio El Batel
Cuánto Entradas 35/40/50 euros.
–Empecemos por el principio, ¿cómo y por qué surge la Film Symphony Orchestra?
–Son estas cosas pasionales de la vida. Yo soy músico, vengo de la clásica y siempre he sido un gran amante de la música de cine, así que decidí especializarme en ella haciendo un máster en Film Scoring en Londres hace ya veinte años. Y estando en Inglaterra, viajando por Estados Unidos, viendo la forma en la que trataban la música de cine por aquel entonces en estos lugares, con conciertos muy espectaculares, y observando cómo se hacían las cosas en España, donde percibía que se trataba como un género de segundo orden, decidí lanzar esta idea. Lo que buscaba era dar forma a una orquesta sinfónica especializada en este tipo de música con la intención de cuidarla con todo el cariño, esmero y mimo que había visto en el extranjero. Y creo que hemos creado un precedente, aportando nuestro granito de arena para que este género musical se ponga de moda en salas de concierto. Hemos construido una base sólida de calidad musical, respeto a las partituras y creación de un espectáculo que busca ser una experiencia diferente.
–¿En qué aspectos se siente más orgulloso cuando piensa en la evolución que ha tenido este proyecto con el paso del tiempo?
–Hay algo que está en el origen de todo. A los cinco años, gracias a 'E. T., el extraterrestre', me enamoré de la música sinfónica y crecí escuchando Vivaldi, Bach, Mozart y demás clásicos. Sin embargo, dirigiendo conciertos de música clásica, pensaba que algo fallaba cuando veía siempre el mismo tipo de público, de una edad y un estatus socioeconómico determinados. Echaba de menos a los niños, a los jóvenes y a las familias. Y me gustaba creer que todas las emociones que me generaba la música sinfónica y la de cine eran universales. Así nació la idea de democratizar la orquesta y que todo el mundo disfrutara de ella sin importar sus conocimientos de música clásica. Lo que más me gusta y enorgullece es ver la manera en la que todo tipo de público disfruta de nuestros conciertos y el comprobar que este proyecto emociona a mucha gente, no solo a mí.
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–Teniendo en cuenta la abrumadora cantidad de bandas sonoras memorables con las que cuenta la historia del cine, ¿qué criterios se siguen a la hora de dar forma al repertorio de cada gira?
–Debo admitir que es algo bastante caprichoso. Como director musical y artístico de la compañía, el criterio lo impongo yo basándome en mi gusto, experiencia y conocimiento de la historia del cine. Siempre estoy viendo nuevas películas, recuperando muchos clásicos y escuchando mucha música. Así que, bueno, intento ponerme en la piel de nuestro público. Estando en casa, me siento en mi butaca y me planteo lo que le gustaría escuchar a las personas que vienen a vernos, lo que me gustaría escuchar a mí si fuera al concierto, el orden, etc. Es un proceso que me genera mucho estrés porque, efectivamente, hay tantas obras maestras que es inevitable que algunas se queden en el tintero, pero el objetivo es crear un espectáculo que dure cerca de dos horas y media, aunque siempre se alarga (risas). Además, lo que no entre en la gira que estemos haciendo en ese momento, bueno, lo hará en la siguiente.
–Tras varios meses en la carretera, la gira 'Fénix' está llegando a sus últimos compases, ¿qué balance hace de este conjunto de conciertos? Está claro que se trataba de un 'tour' con una carga emocional especialmente alta.
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–Notamos que hay muchísimas ganas en la gente. Creo que surge de la necesidad del ser humano de emocionarse. Lo hemos pasado todos muy mal, tampoco vamos a regocijarnos en ello, pero hay que mirar al futuro y pasar página. Y esta gira 'Fénix' es toda una declaración de intenciones de lo que queremos: renacer y que el público resurja de entre las cenizas con nosotros.
–¿Qué cree que tienen las bandas sonoras para cautivarnos de una manera tan profunda y especial?
–La música en sí tiene ya esa magia, ¿no? No deja de ser algo efímero. No es como una pintura en la que te puedes quedar horas mirando, no, la música es un arte que vuela y es profundamente cautivador. En ese sentido, la música de cine juega con la ventaja de ir unida a unas imágenes que nos han emocionado en el cine, en casa, a solas o acompañados. Y volver a esos momentos es algo muy especial. La música de cine tiene el gran poder de retrotraernos a momentos vitales inolvidables. Al final, todos llevamos una banda sonora detrás con la que hemos crecido y con la que hemos ido dando forma a nuestro mundo emocional interno.
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