Antes de que se apaguen las luces de una gira que ha sobrepasado los dos años de duración, Morgan llega a la sala Mamba para seguir desgranando la esencia de 'North', 'Air' y, sobre todo, 'The river and the stone', un tercer disco que, además ... de suponer su momento de inspiración más alto hasta ahora, se ha convertido en una especie de estado vital para la banda. Y es que, a base de recorrer cientos de escenarios desde 2021 en compañía de este último trabajo, el grupo madrileño formado por Nina de Juan, una de las mejores voces de nuestro país, Paco López (guitarra), Ekain Elorza (batería) y David Schulthess (teclados) se ha mimetizado con la esencia de canciones tan inmensas como 'Hopeless prayer', 'On and on (wake me up)' o 'Un recuerdo y su rey'. Escucharlos siempre es un placer, es lo que tienen las propuestas que habrían funcionado en cualquier década en las que hubiesen aparecido, pero verlos en directo es una experiencia todavía más intensa que regala un buen número de recuerdos imborrables. Charlamos con Ekain antes de que lo vuelven a demostrar en Murcia.
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Cuándo Sábado, a las 22.00 horas.
Dónde Sala Mamba. Murcia.
Cuánto 27 € / 30 €.
–A pocos días de que llegue el último concierto de la gira, ¿qué le espera a Morgan tras esta extensa etapa de 'The River Tour'?
–Nuestro plan inicial es estar un año sin dar conciertos y volver en marzo de 2025. Queremos descansar los próximos dos meses y ponernos a componer en torno a abril o mayo. Si las canciones que surjan en ese momento nos gustan, está todo bien y nos apetece, pues entraremos a grabar en agosto o septiembre y, para terminar, el último trimestre de 2024 prepararemos el lanzamiento antes de volver al lío en los primeros meses del próximo año.
–¿Con qué sensaciones están llegando a estas fechas finales?
–Llevamos despidiéndonos en los últimos seis conciertos (risas). Cada uno de ellos lo vivimos como si se fuera a acabar todo, aunque no sea así en absoluto. Ha sido una gira tan larga y han pasado tantas cosas en ella que nos está causando mucha emoción ver que se está acabando.
–La percepción mayoritaria es que ha sido la gira con la que se han posicionado definitivamente en la escena musical española. ¿Lo han vivido así?
–Totalmente. Estamos todos de acuerdo en que, al ir casi enlazados, con los dos primeros discos no nos dio tiempo ni para pensar. La banda crecía y cada vez tocábamos en sitios más grandes, pero no sabíamos el lugar al que se dirigía todo. Después apareció el parón en seco de la pandemia y cuando volvimos después de dos años sin tocar lo hicimos con muchas dudas. Llegamos a pensar que la gente se podría haber olvidado de nosotros, pero la gira de teatros que hicimos en aquel momento fue increíble. Alucinamos porque, de repente, nos pasaban cosas que no nos habían pasado nunca. Ahora sentimos que hemos encontrado nuestro sitio y estamos en ese punto de comodidad que te da saber que vas a ir a una ciudad y va a haber gente viéndote.
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–¿Cómo se evita caer en la rutina en el contexto de una gira que alcanza los tres años?
–Hacemos varias cosas, pero, sobre todo, trabajamos en bloque y modificamos el repertorio. Buscamos siempre nuevos enfoques para los temas que llevamos más tiempo tocando, ya sea rítmico, con solos instrumentales, renovando introducciones o enlazándolos. Jugamos mucho con las canciones porque queremos que el directo esté vivo.
–La propuesta de la banda se basa en géneros que no están relacionados con las modas musicales actuales. ¿Han sentido la tentación de buscar de una forma más concreta lo comercial?
–Nunca hemos tomado decisiones pensando en términos comerciales. No lo hicimos al principio y tampoco ahora. Nos centramos en la música que nos gusta y en seguir. Es verdad que, si le hubieras preguntado en su momento a un erudito de la industria, seguro que te hubiera dicho que nuestro primer disco no iba a ningún sitio, pero no fue así. Y los más sorprendidos fuimos nosotros. ¿A la hora de hacer el segundo? Lo mismo, ¿para qué cambiar si estábamos felices con lo que hacíamos y a la gente le gustaba? Con 'The river and the stone', eso sí, tratamos de explorar nuevos sonidos, pero sin tener nunca en mente lo que se estaba haciendo fuera.
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–Esto nos lleva a las claves de Morgan: la libertad y la manera en la que cada pieza dialoga con las demás.
–Has dado en el clavo. Morgan es como una conversación en la que estamos todos juntos en una mesa, sacamos una canción y cada uno tiene una cosa que decir. Cuando alguien habla, el resto escucha. Y cuando todos tenemos algo que compartir, lo hacemos juntos. Ha sido así desde el principio y todavía continúa. Es una gozada.
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