Un milagro, un cometa y una niña con fuego en los ojos, protagonistas de los estrenos

Intento no ser de los que dice «ya os lo dije», pero en ocasiones es inevitable. No digáis que no os avisé que desde mayo hasta el advenimiento de las superproducciones del verano, íbamos a estar recibiendo estrenos de dudoso interés (siendo suaves). Este viernes la amenaza fantasma se hace real, y encima en tres de las películas son los niños el centro de la acción.

El cine religioso está teniendo una nueva juventud. Son películas con esa temática pero pasadas por el 2.0. La proliferación de plataformas, la segmentación del espectador y la pujanza de las iglesias protestantes han facilitado este fenómeno, que en ocasiones da muy buenas películas, como con la sensible 'Bella' (2006), pero en la mayoría de los casos no son resultados afortunados, pues priorizan hacer proselitismo que hacer buenas películas, como si fuera incompatible.

'El milagro del padre Stu' está basado en un hecho real, y a diferencia de la media de los films similares, tiene un buen presupuesto y actores de renombre, como Mark Wahlberg (qué mantiene su pacto con el Diablo para permanecer en la treintena) y Mel Gibson. El primero hace de pendenciero que tras un accidente encuentra todas las respuestas en Dios y se hace sacerdote. La película se puede ver porque el mensaje lo lanzan con sorprendentes raptos de buen humor, eso la dulcifica y no te hace pensar que has vuelto a catequesis de Primera Comunión. Aun así, sólo para creyentes.

Hacía tiempo que Stephen King, el mago del terror, no asomaba en esta sección, y tras ver 'Ojos de fuego' podía haber seguido así un poco más. Es una nueva adaptación de una de sus historias clásicas, que narra lo que le pasa a una niña con poderes (simplifiquemos) para prender fuego cuando se enfada.

Esta pirómana, con sus sentimientos como espoleta, da bastante miedo, y el entorno hostil en el que vive más aún. No puede ser de otra forma si tu padre lo interpreta el limitadito e hiperhormonado Zac Efron. La película está a la ínfima altura de ese actor, y en más de una ocasión produce más vergüenza ajena que terror y resulta tan interesante como el museo del arado de un pueblo.

¿Os acordáis del matrimonio que bailaba su felicidad ante su hijo, interpretado por DiCaprio, en 'Atrápame si puedes' (2002)? Pues algo parecido le pasa al niño a través del que vemos 'Esperando a Mister Bojangles', un vitalista drama francés, donde también esos pasos de baile amorosos ocultan los pisotones de la danza (como todos los matrimonios).

La historia es simple. Una pareja se conoce y se lanza a una existencia en la que parecen habitar con la familia feliz de 'Vivir para gozar' (1938), sin darse cuenta que ella va acercándose al psiquiátrico de 'Alguien voló sobre el nido del cuco' (1975). Es una buena adaptación de una novela de éxito que juega bien con la mirada de la infancia, la nostalgia de los amores truncados y con el melodrama ñoño.

Los que ya tenemos una edad nos acordamos del paso del Cometa Haley en 1986, un objeto espacial que volveré a ver en el 2061, puesto que pasa cada 75 años (una curiosidad, el escritor Mark Twain nació y murió en dos años en los que cruzó el cielo). A lo que vamos, que esto no es un artículo de «Investigación y Ciencia».

Hay una película española titulada 'El universo de Oliver' que narra las vicisitudes de un niño cuando se traslada de ciudad y coincide con el paso del cometa. María León y Salva Reina hacen de sus padres (da gusto ver a cómicos en papeles dramáticos), y Pedro Casablanc del entrañable abuelo. Una excelente primera película de su director, que viaja con talento a los años ochenta y a la infancia, otorgando a todo un filtro sepia y un color de Polaroid. A mí, por momentos, me llega a recordar el mundo mágico de 'Hugo' (2011).

Lo más destacable de la semana es que se ha dado luz verde a 'Dune 2', esperada secuela de la adaptación cinematográfica del clásico de ciencia ficción, que lleva recaudados cuatrocientos millones (motivo más que suficiente para repetir aventura). Esperemos que este a la altura de la primera.

Que tengáis una semana de cine.

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