Se escucha 'Santo Amaro' con el corazón encogido, la emoción desatada y la convicción del hallazgo como inconfundible descarga eléctrica que eriza la piel. Pasemos por alto la etiqueta de promesa, aquí hay una realidad llamada María Yfeu. Una artista cuya fascinante voz nos sirve de inmejorable guía para atravesar canciones que conmueven desde una aparente sencillez, la cual acoge en su interior la complejidad melódica de géneros como el folk ('Lust and love'), el jazz ('Evil'), la bossa nova ('Someday') o el pop orquestal de 'It can't be any other', sublime inicio para uno de esos debuts destinados a perdurar en el tiempo. Una joya. Hablamos con María unas horas antes de que se suba al escenario del Auditorio Víctor Villegas para protagonizar uno de los conciertos más prometedores de la presente edición del Microsonidos.
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Cuándo Sábado, a las 21.00 horas.
Dónde Murcia. Auditorio Víctor Villegas.
Cuánto Entradas 12/15 euros.
–Define 'Santo Amaro' como una especie de conversación establecida consigo misma. En ese sentido, ¿dar forma a este disco le ha ayudado a entenderse mejor?
–En muchos aspectos sí. El momento de escribir las canciones ha sido, de alguna forma, el instante de parar a pensar. Con los móviles, las redes sociales y todas esas cosas no solemos tener mucho tiempo para simplemente reflexionar y creo que es algo muy importante que hacer. El disco, sobre todo, recoge eso, reflexiones.
–A nivel personal, he de confesarle que el disco me transmite muchísima paz y calma, ¿está creado también desde esos sentimientos?
–Desde ellos no, pero quizás sí en busca de ellos. Al final es un poco a lo que aspiras cuando rumias o piensas mucho sobre algo, el encontrar una respuesta. Y eso se puede traducir fácilmente en encontrar calma.
–Hablamos de una obra en la que cada canción habita en un mundo propio, con sus respectivos arreglos y detalles. ¿Considera que un primer disco debe tener ese objetivo de mostrar el mayor número posible de perfiles artísticos que se dan cita en la mente de su responsable?
–Considero que un primer disco es un lugar en el que principalmente habita el miedo de qué es lo más importante o lo que más te conviene mostrar. Quién quieres ser, cuál de todas tus caras quieres que se oiga. Yo me enfadé con ese miedo y me dije: «pon y haz lo que quieras». No está reflejado todo lo que me gusta, faltan muchas cosas para abarcarlo todo, pero he conseguido no encorsetarme en la idea de que me estoy mostrando al público y tienen que entender mis intenciones. Mis intenciones cambian, así que solo necesito sentar bases, ya pensaré más tarde en el edificio.
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–¿Cómo hace para reflejar en el escenario esos preciosos detalles mínimos que se suceden a lo largo del disco?
–Confiando en los músicos que me acompañan y dándole al directo el papel que merece. Me gusta que en cada concierto se generen diferentes cosas.
–Para una recién llegada como usted, ¿qué es lo que más le ha impactado de la actual industria musical?
–El ritmo de trabajo que esperan que llevemos y la repetición de patrones constantemente. Valoro mucho la creatividad y siento que la industria no tanto. Muchas cosas que oía ahora veo que son verdad. Pero me gusta ver que los artistas siguen ahí, investigando y arriesgándose.
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–Más allá de la influencia que puedan ejercer sobre su música, me parece especialmente valioso que, gracias a este disco, público joven pueda descubrir artistas de la talla de Donny Hathaway, Sarah Vaughan, Jeff Buckley y Caetano Veloso. ¿Hasta qué punto ha sido clave su educación musical a la hora de dar forma a este debut?
–Creo que mucho público joven ya conoce a estos artistas, eso es lo interesante. Están ahí aunque no sea una obviedad. Mi formación musical a nivel académico no ha sido importante en este disco porque lo compuse antes de empezar a estudiar. Ha influido sin duda en el proceso de producción y lo hará en próximos discos. Lo que siento que es mi mayor educación musical ha sido escuchar y escuchar música sin parar, de todo tipo. Desde pequeña. Y admirar a muchas personas que a través de sus obras te enseñan.
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–Tengo la sensación de que no le gusta demasiado el uso constante de las etiquetas a la hora de valorar una propuesta musical. ¿Cree que se utilizan con demasiada facilidad o de un modo especialmente perezoso?
–Sí, justo eso. Entiendo que son útiles para muchas cosas pero siento que ni los mismos que las ponen lo hacen con cariño de buscar algo preciso. No creo mucho en eso. Y menos ahora que estamos todos llenos de influencias y somos cajitas de fusión. Pero el que quiera ponerlas, que las ponga.
Oferta San Valentín: 6 meses x 9€. Hasta el 16 de febrero.
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