Kutxi Romero, vocalista y compositor de Marea, contesta, dispara y ríe al mismo tiempo. Procedo a tirar piedras sobre mi propio tejado: las preguntas son lo de menos cuando al otro lado cuentas con una mente tan audaz como brillante y una voz rugosa que ... no se cansa de sacar frases memorables de la chistera del tiempo y la experiencia. Así que, una vez señalado que la ilustre banda navarra llega a La Fica para presentar su último trabajo, 'Los potros del tiempo', y festejar sus veinticinco años de carrera, vamos a lo que importa, es decir, a escuchar (leer) a Romero.
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–Gira de presentación de nuevo disco que se combina con la celebración de veinticinco años en la música. ¿Estos conciertos tienen más de festejo del pasado o de reivindicación de presente?
–Es una reivindicación total del presente. Que haya coincidido la publicación del último disco con la celebración de los veinticinco años ha sido pura y dura casualidad. Estamos celebrando el hoy, somos poco de mirar atrás. Aunque, eso sí, una formación de rock que ha aguantado más de veinte años con sus miembros originales es algo excepcional y milagroso. Estamos muy orgullosos de nuestra condición de supervivientes. Con nosotros se acaba una forma de vivir el rock, entenderlo y practicarlo. Vendrán otros, eso seguro, pero no será igual porque no han crecido con los auténticos maestros de este género: Extremoduro, Barricada, Rosendo o Platero y Tú. Somos los que llevamos la llama de las Olimpiadas y no tengo ni idea de a quienes se la vamos a pasar, así que seguramente terminemos incendiándonos.
–¿Cómo cambia la manera en la que uno experimenta la vida en la carretera tras más de dos décadas?
–Las dos horas de concierto ya están ahí, pero lo que hay que cuidar de verdad son las otras veinte dos que pasas juntos. Lo que ocurre es que, por lo visto, los artistas, dicho en tono despectivo, parece que no lo han entendido bien, así que tienen más respeto a su carrera y a su arte que a su vida. En fin, ellos sabrán. Lo único que ha cambiado en nuestro caso es que antes las conversaciones en la furgoneta iban sobre juergas y noches sin dormir y ahora hablamos de medicamentos, los disgustos que nos dan nuestros hijos adolescentes o la serie que vamos a ver en Netflix cuando lleguemos a casa. Una auténtica vergüenza.
Cuándo Sábado, a las 22.00 horas.
Dónde La Fica. Murcia
Cuánto 33 €.
–¿En qué punto se encuentra esa relación de amor y odio que ha confesado mantener en numerosas ocasiones con las giras?
–Siempre he tenido un odio cordial. Soy consciente de que son una parte que el público pide con educación y que yo, de la misma manera, respondo haciendo alguna de vez en cuando. También pensando en mis compañeros, claro. Yo me lo paso muy bien, pero podría vivir sin girar. Lo que me apasiona es lo relacionado con lo creativo. Lo de los conciertos es un tema más de ejecutar y yo no soy ningún verdugo.
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–Su último disco, 'Los potros del tiempo', suena, por encima de todo, a Marea. Y usted siempre ha dejado claro lo cómodo que se encuentran en territorio conocido. ¿Hasta qué punto cree que está sobrevalorada la experimentación a la hora de hablar de la evolución de una banda?
–Experimentar me parece estupendo, siempre y cuando no lo tenga que hacer yo. Es como las redes sociales, todo perfecto, pero que no me incumban. No tengo la capacidad de experimentar, pero, aunque la tuviese, me ha parecido siempre una estupidez eso de que hay que salir de la zona de confort. Es una idiotez dormir en un colchón de faquir, salvo que seas uno.
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–Comentaba que el disco nació cuando todos los miembros de la banda estaban en una buena situación personal, lo cual niega el tópico de que las mejores canciones surgen de momentos tristes y complicados.
–Es que eso es otra estupidez supina. El fracaso, la angustia y la muerte son bellas en la literatura, pero en la vida real no tienen ni puta gracia. Cuando estás pasando una mala época solamente cogiendo perspectiva de las cosas puedes elaborar un discurso que se mantenga en el tiempo, pero si estás inmerso en esa situación complicada, por lo menos para mí, eso tiene sentido exclusivamente para una persona que esté pasando por algo similar. También defiendo la alteración de la conciencia para sobrevivir, más que para escribir o crear. Vivir la vida con una visión clarividente de la realidad te lleva al suicidio o a la locura. Ahora estoy buscando el equilibrio, pero me ha costado cincuenta años.
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–Bueno, hay gente que no lo consigue nunca, ¿eh?
–La mayoría, desde luego.
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