Manolo García
Cantante y compositor

Manolo García: «El escenario siempre ha sido mi casa»

El artista barcelonés continúa en Murcia con la segunda parte de su exitosa gira 'Cero emisiones contaminantes desde ya'

Viernes, 4 de octubre 2024

Tras el sorprendente regreso en 2023 de El Último de la Fila con 'Desbarajuste Piramidal', disco que recogía nuevas versiones de algunos de los temas fundamentales del emblemático grupo, Manolo García vuelve a su aclamado camino solista con una segunda fase de la gira 'Cero ... emisiones contaminantes desde ya'. En esta ocasión, el artista barcelonés cambia los teatros y auditorios por grandes recintos como la plaza de toros de Murcia, espacio que albergará a su numerosa parroquia de fieles, público que le acompaña con devoción tanto en el recuerdo de sus grandes éxitos como en la reivindicación de sus últimos trabajos. De esta forma, García repasará canciones tanto de la citada formación con la que revolucionó el pop patrio en los ochenta y principios de los noventa como de sus discos en solitario más redondos, con 'Arena en los bolsillos' y 'Nunca el tiempo es perdido' como obras capitales, sin olvidar sus obras más recientes. Toda una vida. Charlamos con Manolo.

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Manolo García

  • Cuándo Sábado, a las 21.30 horas.

  • Dónde Plaza de Toros. Murcia.

  • Cuánto 51 € / 57 €.

–'Cero emisiones contaminantes desde ya'. Nombre contundente para una gira. ¿Hasta qué punto entiende los conciertos como un espacio de reflexión y concienciación?

–Soy consciente de que no soy nadie para concienciar a nadie de nada, pero me gusta compartir mis ideas para no sentirme solo. Sufro con cosas cuya solución está muy lejos de mis posibilidades. Si veo diecisiete rotondas en un tramo de veinte kilómetros donde hay tres aldeas, por ejemplo, lo paso mal porque pienso que eso es asfaltar el mundo natural que nos da la vida espiritual. Necesitamos tener un techo y poder comer. Todo lo demás es muy cuestionable.

«Soy consciente de que no soy nadie para concienciar a nadie de nada, pero me gusta compartir mis ideas para no sentirme solo»

–Es curioso que mencione tanto la naturaleza porque, escuchando sus canciones, siempre me han transmitido esa esencia a tierra, árbol, barro y agua.

–Una buena parte de mi infancia la pasé en la Región de Murcia. Me tiraba aquí casi todo el año porque el control escolar, por suerte, era más laxo y no había tanta tontería. Éramos más libres. Mi madre me ayudaba a escaquearme de las clases y pasaba los días en el huerto de mi abuelo, con la oliva, las acequias y la matanza del marrano. Todo eso lo he vivido, es mi patria, y ha impregnado mi música. La infancia es el tiempo mágico. El tiempo en el que no hay tiempo.

–¿Cómo está viviendo esta segunda fase de la gira?

–El escenario siempre ha sido mi casa. Recuerdo cuando me colé con catorce años en un concierto de Smash y decidí que eso que ellos hacían era lo que yo quería para mi vida. Y sigo sin cambiar de idea. Hace años que no giro en verano porque me parece una salvajada muy peligrosa tener a mi equipo trabajando con temperaturas que pasan de los cuarenta grados. No paro por gusto. De hecho, el escenario son mis vacaciones. Es un regalo compartir momentos con un público que está predispuesto a la alegría y el canto.

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–Siempre ha dicho precisamente que le gusta ponerse en la piel del público cuando afronta un nuevo concierto. ¿Cómo lleva a cabo ese proceso? ¿Le genera algún tipo de tensión extra?

–La única cuestión es que, al tener un repertorio tan extenso, hacer la lista de canciones que vamos a tocar me provoca cierto estrés. Siempre tengo que quitar y poner temas porque no puedo hacer directos de siete horas. Mi objetivo principal es dar en la diana y complacer al público. No busco lucirme en el escenario, quiero que la gente que venga al concierto salga encantada.

«Hay que encontrar un punto intermedio y conseguir tanto que la gente lo pase bien con las canciones más antiguas como que yo pueda presentar mis nuevos trabajos»

–En esta gira tienen un papel importante sus dos últimos discos ('Mi vida en Marte' y 'Desatinos Desplumados'). ¿Siente que artistas con una trayectoria tan extensa como la suya deben hacer un mayor hincapié en la reivindicación de su presente y no centrarse exclusivamente en rescatar los grandes éxitos?

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–Hay que encontrar un punto intermedio y conseguir tanto que la gente lo pase bien con las canciones más antiguas como que yo pueda presentar mis nuevos trabajos. Eso sí, sin ponerme pesado. Vivimos un tiempo en el que nos han quitado el formato físico para escuchar música. Actualmente, una persona recibe millones de canciones que le van mandando una a una y que no tiene la obligación de escuchar. Es lo contrario a lo que pasaba con un CD. Soy consciente de esta situación y de que las canciones del pasado tienen una emoción que el público lleva pegada al cuerpo, mientras que las últimas se han escuchado menos y no se apegan tanto al espíritu.

–Me sumo a la defensa del CD, aunque me temo que tampoco soy muy optimista.

–Nos lo impiden. Ahora los coches no vienen con lectores de CD. ¿Y si yo quiero llevarme mi bolsa con doce discos para ir escuchando durante un viaje? Imposible. En las tiendas ya te dicen que está anticuado y que todo está en el móvil. Es un plan perfecto.

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–Volviendo al presente, ¿qué sensaciones le ha dejado el regreso de El Último de la Fila?

–Ha sido muy bonito el reencuentro con Quimi Portet, una persona con la que he hecho camino, sumado energías y creado canciones que siguen vigentes y han calado en una población que sigue y cuida la música popular. Compartir estudio con un compañero con el que te entiendes tanto a nivel musical y personal es precioso.

–¿Sigue acudiendo con normalidad al estudio? ¿Anda trabajando en nuevo material?

–Todas mis energías están enfocadas en la gira, pero no te negaré que tengo muchas maquetas nuevas. Me meteré en el estudio a trabajar cuando acaben los conciertos, pero eso no significa que vaya a lanzar un nuevo disco pronto. Fíjate, 'Desatinos Desplumados' lo compuse en tres días y lo grabé durante los diez siguientes, mientras que, para 'Mi vida en Marte', estuve trabajando dos años. Con el tiempo nunca se sabe.

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