Els Joglars resucita al Rusiñol cosmopolita

Viernes, 11 de diciembre 2020, 22:32

La compañía catalana Els Joglars vuelve al Teatro Villa de Molina con su último espectáculo, 'Señor ruiseñor', un montaje estrenado a finales de 2018. La propuesta se centra en la figura de Santiago Rusiñol (1861-1931), quien, nacido en el seno de la burguesía catalana, simboliza una personalidad intensa y compleja, con una visión melancólica, amarga y desencantada de la vida. «Un hombre –explica la compañía– dotado de un gran talento personal que deriva en la pintura y cuya obra figura en las más prestigiosas colecciones». Además de su faceta como pintor, el artista también desarrolló su creatividad en otros campos, alcanzando notoriedad como dramaturgo, escritor y poeta. Para los encargados de llevar a escena 'Señor ruiseñor', «su carácter ingenioso y cosmopolita hace de él un referente de lo que los españoles consideran la Cataluña cívica, culta y abierta al mundo».

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'Señor ruiseñor',

  • Cuándo Sábado a las 20.00 horas.

  • Dónde Teatro Villa de Molina. Molina de Segura.

  • Cuánto Entradas: 22 €. Retransmisión 'online': 11 €.

De esta forma, se propone una reflexión sobre el presente y el pasado de Cataluña y, concretamente, «sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre, conceptos que no han sido sustituidos en la actualidad». Según la formación catalana, en su región el pasado ha sido «arrancado o falseado» y ahora se cuenta un relato sesgado, utilizando aquellas partes del conocimiento y de la tradición que conviene. Sin embargo, Rusiñol representa con su carácter, su conocimiento y el gusto por la belleza, la antítesis de todo ello.

Los actores Ramon Fontserè –también director–, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilà, Juan Pablo Mazorra y Rubén Romero cuentan esta historia sobre las tablas. Una obra que comienza cuando un jardinero público debe dejar su trabajo por problemas de salud y es reubicado en el Museo Rusiñol, donde se pondrá en la piel del pintor para presentar las visitas teatralizadas del Museo. Pero cuando pasa un tiempo y el jardinero ya se ha enamorado del pintor, deciden transformar el Museo Rusiñol en el Museo de la Identidad. Será entonces cuando surja el conflicto entre dos mundos: el de Rusiñol y el de los que defienden la identidad, «a los que llamamos bárbaros». De esta forma, el montaje reivindica el arte como patria universal, contra las patrias identitarias.

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